Fiesta de disfraces

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Era finales de octubre y el Castillo de Hogwarts se vestía de Halloween. El ambiente era alegre y los alumnos de los últimos años se preparaban para la fiesta de disfraces que se realizaría esa noche.

Hermione se encontraba en su cuarto con Ginny que la ayudaba a maquillarse. La menor de los Weasley se había disfrazado de marinera y su vestido azul y blanco resaltaba su roja cabellera.

—Quédate quieta, Mione. Ya casi termino, pero quiero que tus ojos destaquen.

—No vayas a exagerar, por favor.

—Tranquila, vas a verte muy bien y prometo que será un maquillaje natural —terminó de aplicar el rímel—. Listo, mírate al espejo.

Hermione se levantó de la silla y caminó hacia el espejo de cuerpo completo. No pudo evitar sonreír al verse. Ginny le había sugerido un disfraz de diosa griega y ahora se daba cuenta de que había sido una gran elección.

Llevaba un vestido blanco con detalles dorados que le llegaba a mitad del muslo y dejaba un hombro descubierto. Las sandalias y la cinta que rodeaba su frente también eran doradas. Su cabello estaba ondulado y caía como cascada por su espalda.

—Amiga, te ves divina —le dijo Ginny mirándola por el espejo.

—Gracias, Gin. No lo habría hecho sin ti —ambas rieron —y tú también te ves increíble, Harry se volverá loco cuando te vea —la pelirroja se sonrojó.

—Pues más le vale —contestó con una sonrisa divertida —¿y tú a quién piensas enloquecer esta noche?

—A nadie —dijo rehuyendo su mirada —ya sabes que estoy feliz de que vayamos todos como amigos, sin la presión de conseguir pareja. Solo quiero que la pasemos muy bien.

—Yo también, pero tal vez me escape un rato con Harry —su tono era pícaro.

—No quiero detalles —hizo una mueca y rio—. Vamos, ya deben estar esperándonos.

En la Sala Común se encontraron con Harry, Ron, Neville, Dean, Seamus, Parvati y Lavender. También irían con Luna y Padma, pero a ellas las verían en el Gran Comedor.

El lugar estaba decorado con velas, telarañas y calabazas, había una gran pista de baile rodeada por algunas mesas con dulces y bebidas. La música sonaba fuerte y los alumnos bailaban. Incluso los profesores se habían disfrazado y charlaban animadamente.

Hermione estaba en el centro de la pista con sus amigas. La estaba pasando increíble, pero no podía evitar buscar a cierto Slytherin entre la multitud. Al fin lo vio, recostado en una pared y conversando con sus amigos. Estaba disfrazado de vampiro y se veía muy sexy.

Hubiera querido correr a sus brazos, pero no podía. Nadie sabía que ese rubio arrogante, egocéntrico y jodidamente atractivo era su novio. Cruzó miradas con Draco y en sus ojos grises pudo ver un destello de deseo. Le sonrió disimuladamente y ella se sonrojó. Pensaba en una excusa para poder verse con él cuando una voz la sacó de sus pensamientos.

—Hermione ¿bailas conmigo? —Seamus la miraba expectante. Ella se dio cuenta de que todas sus amigas bailaban con alguien más y se sintió obligada a aceptar. Asintió y tomó su mano.

Draco Malfoy observaba la escena con algo de molestia. Nadie más que él podía tocarla, y menos esa noche. Su vestido blanco era tan provocativo que quería sacarla de ahí y llevársela a un lugar donde pudiera tenerla solo para él.

Después de unas cuantas canciones Hermione se alejó de Seamus y se acercó a Harry, Dean y Luna que reían. Así pasó un par de horas, bailaba con alguno de sus amigos o con las chicas y luego tomaba un descanso para charlar con alguien y beber algo. Estudiantes de otras casas habían intentado sacarla a bailar, pero ella declinaba amablemente.

Dramione: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora