Quidditch

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—¡Bienvenidos, estudiantes y profesores! Hoy Gryffindor y Slytherin se enfrentarán en la final por la Copa de Quidditch —anunció Lee Jordan por el megáfono.

El estadio de Hogwarts se llenaba poco a poco, todos los alumnos estaban muy emocionados. No sólo era la casa de los leones contra la de las serpientes, Harry Potter y Draco Malfoy se enfrentarían como buscadores.

Incluso los que pertenecían a Hufflepuff y Ravenclaw se vestían de rojo o verde, dependiendo de la casa a la que apoyaran. Pero no se podía negar que Gryffindor era la más favorecida.

—Ya llegan los equipos. El mejor buscador de Hogwarts prepara su esco...

—¡JORDAN! Te dije que debías ser parcial —gritó la profesora McGonagall

—Bueno, bueno. Harry Potter alista su escoba. Draco Malfoy se pone sus guantes. Este será un gran enfrentamiento, aunque ya sabemos quién ganará —susurró lo último, pero la profesora alcanzó a escucharlo y le dirigió una mirada que petrificaría a cualquiera.

Mientras los equipos tomaban posiciones en el campo, Hermione Granger los observaba desde las gradas con nerviosismo. Sus mejores amigos representaban a su casa, habían luchado mucho por llegar a esa final, pero en el otro equipo estaba él.

Llevaban varios meses de novios y todavía no había encontrado la forma de decirle a sus amigos. Draco quería que hicieran pública su relación, ella era la que se negaba. Él había cambiado y todos lo habían notado pero eso no evitaría las mil preguntas que sus compañeros les harían.

El rubio la vio y le guiñó un ojo. Hermione no puedo evitar sonreír, miró a ambos lados confirmando que nadie se hubiera dado cuenta. Draco negó y rodó los ojos. Tenía que cambiar esa actitud de su castaña.

—Buenos días, muchachos —dijo Madame Hooch a ambos equipos. —Quiero que sea un juego limpio. Ahora, saluden a sus rivales.

—Malfoy —dijo Harry ofreciéndole la mano.

—Potter —contestó Draco con media sonrisa—. Suerte, la necesitarás.

—Ya quisieras, hurón.

Serpientes y leones montaron en sus escobas preparados para el pitido inicial. El estadio se quedó en silencio, la tensión se palpaba en el aire.

—¡Inicia el partido! —anunció Lee Jordan—. Katie Bell toma la Quaffle y esquiva las bludgers que le lanzan las serpientes. Vamos, Katie. ¡Patéales el trasero!

—JORDAAAN, TE LO ADVIERTO.

—Perdón, profesora —todos en el estadio rieron pero rápidamente volvieron su atención al partido.

Había pasado media hora y el partido se encontraba 70-50. Ron había hecho un gran trabajo como guardián pero Slytherin se acercaba peligrosamente al empate. Harry y Draco recorrían el estadio, cada uno por su lado pero siempre pendientes del otro.

—¡Potter ha visto la snitch! —gritó Jordan — oh no, Malfoy está más cerca. Harry muévelo, tienes que alcanzarla.

Ambos buscadores volaban a toda velocidad detrás de la snitch dorada, subían, bajaban y daban rápidos giros. A veces parecía que la victoria sería de Slytherin y en otros momentos de Gryffindor.

Todos los espectadores estaban de pie, lo gritos eran ensordecedores. Y fue ahí cuando el estadio quedó en silencio.

—¡NO! Malfoy atrapó la snitch dorada —se lamentó Lee Jordan—. Slytherin es el campeón de este año.

Draco recorría el estadio y levantaba la snitch, hacía mucho que soñaba con vencer a Potter y hacerlo en una final era aún mejor. Buscó a Hermione entre la multitud, estaba en primera fila y le sonreía. Era la única persona en ese mar rojo que aplaudía. Sabía que no podía ser más efusiva pero él quería celebrarlo con ella.

"A la mierda", pensó. Voló hacia la grada de los leones sin alejar sus ojos de la castaña. Pudo ver que ella lo miraba con nervios pero ya nada importaba. Se acercó lo suficiente para poder tomar su cintura y besarla como nunca antes lo había hecho.

Todos en el estadio callaron, pero Hermione no lo notó. Sus sentidos estaban puestos en el rubio que la besaba.

—¡Vaya, esto sí que no lo esperábamos! —gritó Lee Jordan.

Hermione despegó sus labios de los de Draco y abrió los ojos, él la miraba con una sonrisa de suficiencia. Quería golpearlo por haber hecho eso, pero al mismo tiempo se sentía la persona más feliz del universo. Ella no había tenido el valor de decirle al mundo lo que sentía por Draco Malfoy y él lo había hecho con mucho orgullo.

Todo el colegio los miraba boquiabiertos y Hermione pudo darse cuenta de que sus amigos esperaban una explicación. Pero eso sería después, primero volvería a saborear esos deliciosos labios.

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Saludos.

Dramione: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora