Costa da Morte 📍
Los días pasaban con verdadera rapidez estando todos juntos pero cuando llegó el momento de separarse supieron el significado de que los segundos se vuelven horas.
Lúa se había quedado en Sanxenxo a dirigir el Imperio de narcotráfico que CNCO había mantenido durante años.
Por su parte, ellos estaban en las rías altas donde tendrían que solucionar un par de temas antes de volver a la tierra que tanto les estaba gustando.
—Y con Neboa fuera del terreno ya tenéis el sitio despejado. — dijo finalmente uno de los mafiosos que había viajado desde México con el fin de hacer negocios con ellos.
—Si, desde entonces son las cosas más sencillas.
—Entonces espero que no haya ningún problema para el transporte de la cocaína... O como ustedes suelen llamarle por la zona, Fariña.
—No habrá ningún problema. — prometió Zabdiel regalándole una sonrisa.
—Mañana mismo tendrás la droga en tu país, nuestros marineros se encargarán de ello.— dijo Christopher —. A ti te toca ocuparte del resto, la gente de las aduanas, la policía, etc.
—Los mafiosos tenemos contactos en todos lados, lo saben mejor que nadie. — bromeó mientras soltaba una risa.
—Por supuesto, sólo queríamos dejar claro que lo que pase después de que la droga toque tierra ya es cosa tuya... Nosotros nos encargamos de que salga de Laxe y atraviese el mar hasta llegar a México.
—Perfecto, chicos, lo tengo ya todo controlado. — les prometió.
Le indicó a uno de sus guardaespaldas que se acercara con el maletín que traía en manos, dejó este sobre la mesa y lo abrió.
—Está todo. — dijo mientras lo volteaba para los chicos de CNCO pudieran verlo.
—Eso espero. — murmuró Erick entrecerrando los ojos.
—¿Cuándo les he fallado yo?
—Hasta el momento no lo has hecho y te conviene que siga siendo así. — dijo Richard mientras le extendía una mano.
—Confíen, chicos. — dijo a la vez que tomaba la mano de él—. Ha sido un placer volver a negociar con ustedes.
Se despidió de ellos con un apretón de manos y salió del lugar seguido por los dos hombres de un metro noventa que lo acompañaban.
—El Mafioso italiano quedó de verse con nosotros en Sanxenxo, y quien está allá es Lúa.— dijo Erick mientras rascaba su nuca.
—¿Por qué no avisaste de esto antes? — reprochó Joel frunciendo el ceño—. Sabes que el negocio con Italia es muy importante.
—Y con México también. — defendió Christopher—. Hizo lo correcto, Lúa podrá apañárselas con el italiano, ha aprendido de los mejores.
—No dudo de sus capacidades pero bueno... Los italianos son algo... — murmuró Joel sin saber muy bien como terminar la frase.
—Ya sabes las reglas de la mafia italiana, son mucho mejores que las de todo el mundo. — dijo Christopher sonriendo burlón—. Lo que está peor visto es la deslealtad y la infidelidad, si no respetas a las personas que amas no puedes esperar que alguien te respete a ti.
—Vale, hay que admitir que los italianos tienen buenas normas pero son muy estrictos.
—Confiad en Lúa. — murmuró Zabdiel, cansado de escuchar a sus compañeros.
—Yo confío en ella pero...
—No quiero peros.
—¡Ni siquiera sabes lo que iba a decir!
Él le lanzó una mala mirada, tenía suficiente dolor de cabeza como para que su compañero se pusiera a gritar.
—Deberíamos de estar presentes, al menos para apoyarla.
—Si queréis estar en Sanxenxo para mañana debemos de ponernos ya en marcha o no llegaremos. — dijo al ver la hora que era.
El italiano había quedado de estar en Portonovo cuando el reloj marcara las siete, a esa hora todos los marineros se encontraban ya en el mar así que podría tener una charla tranquila con Lúa en la terraza de algún bar que tuviera vistas al mar.
—El desembarco es en sólo minutos...— dijo Erick al darse cuenta que pronto serís medianoche.
—Podrá con ello, sólo son unos cuantos kilos de Fariña... Lo que no sabemos es de si podrá con un Mafioso. — dijo Joel poniendo los ojos en blanco.
Entonces, sin darle más vueltas al tema, se pusieron rumbo a Sanxenxo después de haber pasado unos días en Laxe. Ya habían cerrado varios tratos con algunos mafiosos, habían recibido un par de cargamentos y habían comprobado que todo estuviera en orden.
Las cosas en la Costa da Morte eran más sencillas que en Sanxenxo, era como si las personas de allí les costara más someterse y eso siempre jugaba en su contra. Cuando Neboa dominaba la zona parecía ir todo estupendo, siempre era más fácil seguir órdenes de alguien de tu tierra.
Pero CNCO no se rindió con las rías baixas y gracias a ello es que su imperio se había mantenido.
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Fariña da costa
Teen FictionFariña es el nombre por el cual se conoce la cocaína y la droga en polvo en la costa gallega. Cinco chicos latinos arman su banda en el mundo del narcotráfico. Y que mejor que exportar droga desde sus países de origen hasta la costa de Galicia. Ci...