❝No sé quién seas o por qué demonios estás leyendo esto, pero como soy una buena persona, te daré un consejo: si algún día te encuentras con una moneda extraña en cualquier lado, déjala ahí, solo va a traerte problemas; te meterá dentro de un traje...
❝Ciudad loca, no sé cómo me verán, nadie sabe lo que va a pasar❞
𓂅 NCT 127
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Lee JooHeon amaba el mar, incluso cuando en sus primeros años de vida jamás lo había visto con sus propios ojos. Cuando se mudó con sus abuelos, el sentimiento se intensificó y fue feliz. Se preparó toda la vida para nadar, para ser el mejor en lo que hacía, ya fuese en una piscina o en el azul interminable del océano, JooHeon solo quería ser feliz haciendo lo que le gustaba. Así que ganarse una beca deportiva en Seúl parecía un maldito sueño. Se esforzaría incluso más y haría a sus abuelitos sentirse orgullosos de él.
Y lo había logrado, su primer año había sido maravilloso, había hecho amigos y se había ganado el respeto de sus colegas y entrenador. ¡Incluso había ganado el honor de ser considerado para las próximas Olimpiadas! Por eso había pasado las vacaciones con sus abuelos, festejando, pero el nuevo curso escolar estaba a punto de comenzar y debería regresar a su residencia.
Camino a Seúl, y pasando por Incheon en su viaje de carretera con su vieja camioneta, no pudo evitar detenerse a ver las playas un rato, rato que terminó con él nadando en el mar helado durante al menos una hora, para relajar tensiones y los nervios de comenzar un nuevo año con el pie derecho. Se quedó mirando el cielo durante un buen tiempo, marzo casi comenzaba y él solo podía pensar en entrenamientos, exámenes y dudas sobre sus padres, pero ese no era el momento. Quizás algún día, no perdía la esperanza.
De repente algo azul le llamó la atención. Brillaba de forma extraña y parecía una piedra preciosa bajo el agua. JooHeon se preguntó qué demonios era eso, su curiosidad instándole a sumergirse y buscar el origen de aquella cosa tan bonita e inusual. Batalló un poco al principio, pero al final logró dar con su objetivo, una pequeña moneda de oro.
Al regresar a su camioneta pudo observar mejor su adquisición. No solo parecía ser una moneda de oro, si no de oro macizo, de ese que ya no se encontraba fácilmente, y él lo sabría, cuando era más joven y trabajaba en un pequeño acuario había escuchado una conferencia sobre el tema y la protección de los recursos así como del medio ambiente. El objeto precioso tenía lo que parecía ser un zafiro brillante y preciosamente azul en el centro.
¿Pertenecería a alguien? ¿Por qué estaría en el mar? Un escalofrió le recorrió, ¿sería un objeto maldito? JooHeon era supersticioso, para él cualquier cosa con respecto a esa moneda sonaba posible. Podía haber dejado el tema ahí, en el momento en que la guardó entre sus cosas y regresó a su residencia en el campus, junto a su amigo Jackson; pero la moneda no parecía ser demasiado normal y cosas extrañas comenzaron a sucederle.
La moneda siempre aparecía en su bolsillo, sin importar lo que hiciese. La primera vez que sucedió no le dio importancia, la segunda comenzó a asustarse, y a la tercera intentó deshacerse de ella de miles de formas inimaginables, ¡y no parecía dar resultado porque la maldita siempre regresaba a él! Estaba aterrado.
