2. ¡HAZME UN HIJO!

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El trío la miró cabizbajo. Miranda estaba en la sala, sentada en la vieja silla mecedora que fué la favorita de su tía.

—Lo sentimos tanto —dijo Joshua, de pie ante ella.

—De verdad tía, no fué con mala intención —explicó Selena dando un paso en su dirección.

Miranda evitó mirarlos.

—Me han ridiculizado delante de toda la gente —se quejó la chica, que esa mañana había dejado su melena en rizos.

Vestía jeans azules deslavados y una blusa azul sin mangas. Sobre los hombros llevaba un chal tejido que también fué de su tía Gertrude.

—¿Qué podemos hacer para que se te quite el enojo? —preguntó Cameron entrelazando las manos nerviosamente.

—No lo sé... —respondió cortante, fría. Seguía ignorándolos.

—Tía —Josh se arrodilló ante ella. La miró con preocupación y cariño—, ya no queremos verte sola, sufriendo por ése tipo que no te merece.

Miranda hizo una mueca con los labios. Sus palabras lograron conmoverla. Se cruzó de brazos para evitar que el sentimiento de soledad que seguía sintiendo fluyera nuevamente.

Miró a su sobrino.

—No me importa Gustav, ya no...

—¿No? —inquirió Selena —. Entonces ¿por qué desde el divorcio no has vuelto a salir con nadie y si se te acercan pretendientes, los rechazas como si tuvieran la peste?

—Además, siempre andas de malas —se quejó Cameron—.  Por eso no te conseguimos un solo pretendiente —comentó intrigándola—. Porque Robert no cuenta.

—Un momento —. Miranda se levantó llena de un renovado sentimiento de dignidad herida —. ¿Cómo es que no consiguieron un galán para mi? ¿Qué quieres decir con eso?

Joshua se incorporó.

—La mayoría de los solteros del vecindario piensa que eres muy hermosa —comentó dibujándole una discreta sonrisa, que halagó su ego femenino. Se acomodó un rizo sobre el hombro para escuchar las siguientes palabras—, pero todos coincidieron en que tu carácter es espantoso y que no ayuda, ni desean tenerte cerca por lo mismo.

El rostro de Miranda se transformó. Sus ojos echaron chispas. Puso las manos en las caderas, con absoluta dignidad.

—¿Qué tiene de malo mi carácter?

Los adolescentes se quedaron callados. Miranda levantó una ceja inquisidora.

—Ya te dijimos —Cameron se atrevió a abrir la boca—, siempre andas de mal humor

—Y con éso de que sales en televisión, dicen que eres una presumida. Que no quieres dirigirles la palabra, mucho menos mirarlos o saludarlos —agregó Selena—. Dicen que te sientes la diva de California, porque simplemente llegas y te encierras y ay de aquel que se atreva a tocar a tu puerta: o es ignorado, o es echado con el aspersor del jardín.

Miranda hizo una mueca. Apoyó el cuerpo en una pierna.

—No es obligación ser agradable, o si? —inquirió y vió en sus rostros la duda—. Además ellos... todos esos poco hombres —señaló con el índice tembloroso, extendiendo el brazo muy molesta—, son una bola de idiotas que no tiene ni la menor idea de cómo se trata a una mujer. Todos son unos muertos de hambre que quieren que les pague la cuenta y... y...y ¡son horribles!

La puerta se abrió de pronto y Ted entró con el rostro iluminado, diciendo:

—¡Felicítenme! ¡Por fin vendí la casa de la señora Ronn!

MIRANDA BUSCA NOVIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora