El dolor en la espalda se volvió cada vez más intenso y creyó que no llegaría a la camioneta desde donde llamó a Olivia. Estaba sudando frío cuando abrió la puerta del auto.
Se quejó llevándose una mano al vientre. Entró en pánico cuando sintió que de entre sus piernas escurrió algo líquido.
—Dios mío —musitó con miedo.
De la casa de enfrente salió una mujer.
—Miranda —dijo la señora de baja estatura, regordeta y piel clara—. ¿Qué te pasa? —inquirio viéndola padecer, luego vio el piso húmedo—. ¡Ya se te rompió la fuente, tan pronto!
—¡Debo ir al hospital, ya no aguanto el dolor!
—¡Déjame llamar una ambulancia!
—¡No, voy a conducir!
—En ese estado no puede ni debe.
—¡Aaaaaah! —le vino un dolor más intenso.
—Tranquilícese, voy a llamar.
Le pareció una eternidad el tiempo transcurrido desde su casa al hospital. Fueron unos segundos los que vió a Olivia y solo para ver su enorme preocupación.
—¡Tengo un quiste, un tumor, no estoy embarazada! —dijo con mucho dolor.
—¡Pues lo que está pasando parece más un parto!
—¡Soy estéril no puedo tener bebés! —gimió aferrándose de la camilla hasta con los uñas.
Cuando entró al quirófano la anestesiaron y perdió el sentido del tiempo.
—Miranda —Olivia fué la primera voz que escuchó llamándola.
—Miranda —luego una segunda voz de hombre.
Con dificultad abrió los ojos y pudo ver a la pareja.
—Sigo aquí —susurró débilmente.
—Si mi amor —dijo Olivia con lágrimas en los ojos.
—Si no estuvieras tan maltrecha por la doble intervención quirúrgica te abrazaría hasta quebrarte los huesos —comentó Ted también muy emocionado.
—Me rajaron la barriga ¿verdad?
—Sí —respondió su hermana.
—Con razón me siento como pavo antes del relleno. Siento un hueco extraño.
—No tienes ningún hueco, te cosieron muy bien —dijo su cuñado tocándole una mano helada. Miranda tiritaba sin control.
—Estoy congelada.
—Ya se te pasará, es un efecto de la anestesia —explicó Olivia.
—¿Qué dice el doctor? —preguntó cansada.
—Parece que todo salió muy bien.
—Eres un milagro —sonrió Ted —¡Vaya milagro!
Miranda soltó profundo respiro.
—Si me dejaron vacía por dentro no hubo tal milagro.
—¡Sigues con vida! —exclamó Ted —¡Qué mejor noticia que eso!
—Ay Teddi —murmuró débilmente.
—Necesitas descansar, recuperarte y salir de esta cama —dijo Olivia —hay cosas que debes saber.
Joaquín y Sophie, los padres de Miranda se echaron a llorar cuando vieron a través del cunero a la pequeñísima nena de su hija.
No podían creer que hubiera ocurrido contra todos los pronósticos médicos. Esa bebé prematura que a los 6 meses llegó al mundo, se aferraba para seguir viviendo con todo su pequeño ser. Era la prueba viviente del deseo inmenso que Miranda siempre tuvo de ser madre. Por alguna razón su negativa a ser intervenida debido al quiste que tuvo le permitió a la recién nacida desarrollarse un poco más, lo suficiente para sobrevivir fuera del vientre de la chica.
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MIRANDA BUSCA NOVIO
RomanceRoman Watson es el nuevo y molesto vecino de la famosa Miranda Cross. Tiene 33 años Es arquitecto... entre otras cosas... Por salud, tomó un largo periodo vacacional de una actividad que es su pasión. Se compró una propiedad y está decidido a remod...