Conway miraba atónito los restos de sangre que tapizaban el suelo como una burlesca obra de arte hecha solo para su deleite. Era la sangre de Volkov, no necesitaba análisis para saberlo.
—No hay nada neno, no tenemos nada. Esos chupapollas se largaron hace rato. —Informó Trucazo.
No reaccionó. Su cuerpo temblaba ligeramente, aunque su corazón parecía haber dejado de latir en su pecho. Se sentía frío, como si el mundo que en algún punto de su vida se volvió colorido, volviera a ser blanco y negro.
Le habían arrebatado de las manos a la persona que amaba. No, peor que eso, él mismo se las entregó por confiar, por su orgullo y terquedad. Era su culpa, lo que pasará con Viktor era todo culpa suya.
—¡No es momento de quedarse de brazos cruzados! —Freddy se puso frente a su campo de visión mirándolo a los ojos. —Las culpas, la mierda que te come la cabeza, ¡déjala a un lado Chorbo y mueve el puto culo!
—Reúne a toda la gente que puedas. —Jack Conway miró de nuevo la sangre derramada sobre el suelo. —Esos hijos de puta pagaran por lo que han hecho. —Sentenció pasando junto a Freddy para dirigirse al vehículo en el que habían llegado. —Encuéntralos. Usa todos tus contactos y encuentra a esos hijos de perra. —Ordenó a Evans.
—¿Tú qué harás? —Cuestionó ella.
—Iré a organizar los refuerzos.
Conway sabía que no todas las guerras se ganan con superioridad numérica, pero era verdad que a la hora de avanzar tener refuerzos cubriendo las espaldas podía ser la diferencia entre ganar y perder. Por ello dejó el lugar donde habían secuestrado a Volkov y se dirigió a la comisaría.
Greco estaba en la entrada junto a Palma y Johnson.
—Activa la alerta roja interna, quiero a todos listos y armados con armas largas. Volkov fue secuestrado. —Ordenó sin detenerse, cruzó la puerta principal y se dirigió a su despacho.
—¿Cómo? —Un incrédulo Greco lo seguía de cerca sin entender lo que pasaba.
—Los mismos que mataron a Gonetti, Ivanov y los demás...
—¿Pero cómo...? ¿Qué cojones paso...?
—No hay tiempo para explicaciones, Rodríguez. ¡Haz lo que te ordenó y cierra la puta boca! —Gruñó sin ocultar la preocupación en su voz.
—10-4 jefe.
Greco salió del despacho a donde ya habían llegado y se dirigió a la armería para asegurarse que había armas suficientes para todos. Iba a movilizar la puta ciudad entera si era necesario para encontrar a su compañero comisario, a su amigo. —¡Quiero a toda la malla en comisaría cagando leches, los que ya estén de servicio llamar a los que no lo estén, se visten de geo y cogen armas largas. El comisario Volkov fue secuestrado por lo que estamos en alerta roja!
—10-4 comisario. —Respondió la malla al unísono.—Vamos a trabajar en conjunto con los agentes del CNI. —Conway como siempre caminaba de un lado a otro frente a la malla que permanecía en formación. —Vamos a peinar la puta ciudad de punta a punta y cualquiera que incumpla el toque de queda se va derecho a la puta federal. —Se detuvo un momento observando a sus agentes. —Os vaís a mover en binomio con arma en mano y si ven la más mínima señal de peligro se largan de ahí cagando leches, no olviden que la vida de Volkov está en juego, así que no se hagan los héroes, si ven algo, avisan y esperan por los demás. ¿Habeís entendido?
—10-4 Superintendente. —Respondieron todos.
—Johnson y Moussa irán al norte a revisar un par de ubicaciones con el pegaso. —Informó Greco. —Yo iré con Vega en el otro pegaso al sur, por la zona de muelles y fábricas abandonadas. —Asignó el resto de binomios y les entregó una lista de los lugares que debían revisar. —Procedan todos con 10-3 y repórtense regularmente. ¿Ha quedado todo claro?
—10-4 Comisario.
—Bien, vamos a traer a casa a nuestro comisario.
La malla entera saludo a sus superiores y se desplegó en el orden que se les había asignado. A Conway le hubiera gustado hacer las cosas de forma silenciosa, pero no tenía tiempo que perder, la vida de su comisario estaba en peligro.
Una vez se quedó solo contacto a Freddy, este le informó que tenía a tres grupos de hombres peinando el norte de punta a punta, centrándose en los lugares dónde se vio alguna vez a la mafia. Él junto a Joy iban en helicóptero recorriendo toda la costa y la zona de las montañas.
—Sigue con eso y mantenme informado. —Dijo saliendo de comisaría para ir de vuelta al CNI y junto a Evans revisar los lugares que ella tuviera marcados como posibles escondites.
Iba caminando hacia el garaje cuando por el rabillo del ojo alcanzó a ver a alguien acercándose a su costado. Rápidamente sacó su arma y apuntó con esta a la cabeza del tipo que llevaba el rostro oculto.
—¡Alzame las putas manos o te pego un puto tiro! —Ordenó pendiente de los alrededores por si había más personas.
El hombre levanto las manos y hablo. —¡Soy yo, Horacio! ¿Qué haces?
—¿¡Horacio!? —Conway tomó al de cresta por la sudadera y lo estampo contra la pared, le apuntó a la sien con el arma y gruñó muy cerca de su rostro. —¿Dónde está? ¿Qué hicieron con él hijo de perra? —Con más fuerza de la necesaria lo volvió a estampar contra la pared de ladrillos. —¡Contéstame hijo de puta! ¿Dónde está Volkov?
—No... no lo sé... —Balbuceo el de cresta. —Yo... yo no sabía qué era una trampa... ¿por qué me siguió? —Cuestionó alzando la voz. —Yo iba a solucionar todo... yo iba a...
—¿Ibas a qué? —Conway rió con amargura. —¿Ibas a matar a tu hermanito el payaso asesino? ¡Me mentiste! Y ahora Volkov...
—Yo no quería que esto pasara... —no podía verlo, pero Conway sintió las lágrimas del de cresta en su voz. —Creí que podía confiar en Gustabo...
—Gustabo no existe, Horacio. Nunca existió.
—¡Quiero ayudar!... por favor...
—¿Crees que puedo confiar en ti después de lo que pasó?
Conway negó, liberó al contrario y siguió su camino. Ya había perdido suficiente tiempo.
—¡Los tenemos!
Evans salía de las oficinas del CNI con un par de armas largas en las manos. Le entregó una de estas a Conway y sin esperar por su reacción se montó en el auto del lado del pasajero. —Los hombres de F los localizaron en el norte, y Greco lo confirmó al dar una vuelta por ahí con el pegaso. Tranquilo, sobrevoló a suficiente altura como para no ser detectado. —La mujer pelirroja marcó la ubicación en el GPS del vehículo y se abrocho el cinturón de seguridad. —La malla y F esperan por tus órdenes, Jack.
Conway se quedó estático por unos segundos, como si su cabeza se estuviera reiniciándo luego de recibir la nueva información. A fuerza de voluntad se obligó a ponerse en marcha hacia el lugar marcado.
—Aquí Conway, ¿me reciben todos? —Habló a la radió.
—10-4. —Respondieron todos.
—F, tú y tus hombres cubrirán el norte y el este del edificio. Coloca por lo menos dos francos. —Ordenó mientras intentaba prestar atención a la carretera. —Johnson y Greco, dejen los pegaso y divídanse entre el sur y el oeste, dos tiradores también. —Continuó dando instrucciones. —Bajo ninguna circunstancia entren al lugar, ni abran fuego, recuerden que tienen a Volkov. ¿Entendido?
Una lluvia de 10-4 se dejó escuchar por la radio y luego el silencio.
—Voy a entrar.
Conway bajo del vehículo al llegar, se retiró el chaleco antibalas y le devolvió el arma larga a Evans quien lo miró furiosa.
—¡Sobre mi puto cadaver!
—Y el mío. —Intervino F.
—Me quiere a mí. Por alguna razón que no me explico me quiere a mí.
—¡Sí! —La pelirroja apretó las manos en puños. —Te quiere ver sufrir, y ¿sabes cómo lo hará? ¡Matando a Volkov frente a tus putas narices!
—Si entras ahí solo, V está muerto.
—Voy a negociar, mi vida por la suya...
—Como eso te funcionó tan bien la última vez. —Espetó Evans con molestia. —¡Deja de hacerte el puto héroe siempre y acepta las manos que te están brindando su apoyo!
—Si fallamos... él morirá...
—Si fallamos todos estaremos muertos.
Conway volvió a colocarse el chaleco antibalas, se cargó el arma en la espalda y asintió una sola vez. —¿Los francos, tienen visión de los sujetos?
Los cuatro francotiradores desplegados alrededor del edificio respondieron de manera afirmativa, informando a su superior que en total lograban visualizar a por lo menos nueve sujetos, todos bien armados. Además del payaso y el comisario quien permanecía de rodillas en mitad del edificio.
—Bien. E y F van a entrar conmigo. En cuanto de la señal, se los cargan a todos.
La malla y los hombres de Freddy respondieron al unísono. El aire parecía volverse más denso con cada respiración que tomaba pues cada vez le costaba más llevarlo a sus pulmones. A diferencia de otras veces, en el campo de batalla mientras avanzaba hacia el enemigo sin temor, esta vez si que temía, por Volkov principalmente, pero también por su gente, y por él mismo, por el futuro al lado del ruso que se iba a perder si moría en ese lugar, porque por primera vez en muchos años, quería vivir y despertar cada puto día al lado de Volkov.
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"CAMINOS" (Volkway)
FanfictionFanfic basado en los personajes originales de GTA V Rolplay, propiedad exclusiva de sus creadores Reborn y Momonkun.