"FRENTE A FRENTE" Parte dos.

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Conway escuchó cada palabra dicha por Volkov, y entendió cada una de ellas, sin embargo su lado racional le decía que lo mejor era mantenerlo lejos, a salvo de todo lo que él representaba.
—No es así de fácil, Volkov. —Murmuró sin moverse aunque odiaba la distancia que los separaba. —¡No me conoces! ¡No tienes ni puta idea de quién soy o lo que he hecho! ¡Soy un puto asesino! ¿Lo entiendes? —Su voz sonó desesperada por hacerle entender al ruso que aunque sentía lo mismo por él, lo mejor era que se mantuviera alejado.
—No, no conozco su pasado, y no me interesa. Si un día me lo quiere contar lo escucharé, pero no lo juzgaré por lo que haya hecho pues eso es algo que no se puede cambiar ya. —Volkov seguía hablando con la misma calma, pero se giró hacia la playa y encendió un cigarrillo. —Todos cargamos fantasmas del pasado en la espalda, sangre en las manos, y montones de culpa en el alma. Pero lo que importa realmente es el ahora, y lo que hacemos día a día...
—¿Y no has visto tú mismo lo que hago yo día a día? —Conway miraba atento el perfil del comisario mientras este fumaba. —¡Me viste matar a dos personas, torturar a más de uno, y viste como lo disfrute! ¿Esa es la persona que quieres a tu lado? ¿Alguien que si pierde la cabeza sería capaz de matarte?
Volkov no habló, por unos minutos entre ellos solo se escuchaba el sonido del agua al avanzar por la arena. —Esas personas merecían morir, y ser torturadas. Sí, puede que lo haya disfrutado, pero también lleva encima la culpa de cada uno de sus actos. —El comisario giró el rostro para mirar a su superior. —¿Cree que no me doy cuenta? Yo tampoco soy un ser inocente, Conway. Llevo sobre los hombros mis propias culpas. —Dio una calada a su cigarrillo y volvió la mirada al océano. —Por otro lado, estoy dispuesto a morir por su mano si así debe ser, pero estoy seguro que ni en su peor estado de locura sería capaz de matarme.
—Eso no lo sabes, Volkov... ni yo mismo lo sé. —Sin ser consciente de ello Conway dio un paso hacia su comisario.
—Sí lo sé. —Volkov apago el cigarrillo, volvió a su posición inicial y miró a su superior a los ojos. —Usted mismo me lo dijo. "Prefiero palmarla mil veces yo, antes que tú" —Citó las palabras que Conway le dijo la última vez que estuvieron en ese mismo lugar, juntos.
Conway no supo qué decir, el maldito rusky de los cojones tenía un muy buen punto, tanto como para dejarlo sin más argumentos. No lo merecía, eso lo tenía más que claro, y Volkov, él merecía todo, una persona mil veces mejor que él, una familia, una vida tranquila lejos de toda la mierda que los dos tenían que enfrentar cada día tanto en el CNP como en el CNI.
—Media ciudad quiere joderme, y para hacerlo te usarán a ti. Ya perdí a mi familia una vez, no quiero perderte a ti también... —Conway dio otro paso más hacia Volkov, quedando tan cerca que sentía su aliento en la piel. —No quiero perderte, Volkov, no lo soportaría... me volvería loco porque tampoco soy capaz de morir por mi propia mano... lo intentaría, una y otra vez intentaría palmarla, pero para mi desgracia solo me quedaría sufrir cada puto día frente a tu tumba. —Se sinceró dejando caer al fin todas las barreras puestas entre ellos y aunque creyó que eso lo haría sentirse débil no era así, por primera vez en años se sentía liberado, fortalecido.
—Casi muero hace unos días. Y eso no tuvo nada que ver con usted. —Volkov dejó caer un poco la cabeza para apoyarla contra la de Conway y cerró los ojos. —No tenemos control sobre la muerte, pero sí sobre la vida, y yo quiero vivirla a su lado de la forma que sea.
Conway ya había perdido tanto, su vida entera era una absoluta mierda, no tenía nada que ofrecer ni siquiera cariño pues nunca aprendió como mostrar sus sentimientos, su único tiempo feliz le fue arrebatado de forma violenta y aunque se creyó muerto por dentro, Volkov sin darse cuenta le mostró que estaba muy equivocado pues en algún momento se volvió loco por él, a tal punto que su felicidad se convirtió en su prioridad, incluso si esa felicidad estaba lejos de él, de hecho lo prefería así.
Pero entonces lo vio tirado sobre un charco de sangre en el suelo de la licoreria, sintió la falta de sus latidos y creyó haber muerto una vez más. Pero ambos se aferraron a la vida y ahí estaban ahora, vulnerables, exponiéndose, luchando contra el tiempo, los miedos, las posibilidades...
—Volkov... yo... —Por alguna razón no encontraba las palabras adecuadas para expresarse con claridad.
El ruso soltó un suspiro. —Me parece que malinterprete las cosas... Lo siento... —Murmuró apartándose.
Conway sintió de nuevo como si esa distancia le arrancará la vida de golpe  y no dudó en borrarla al seguir los pasos del ruso y envolverlo entre sus brazos con todas sus fuerzas. No lo merecía, esa era la única seguridad que tenía en su vida, pero dedicaría cada maldito día del resto de su puta vida a ser merecedor de Volkov.
—No se puede malinterpretar lo que se siente, Viktor. Las palabras engañan, los hechos no. —Susurró con la voz algo más ronca de lo normal. Tenía tantos sentimientos acumulados en el pecho que le costaba incluso respirar, sin embargo no era capaz de expresarlos en palabras por lo que decidió hacérselo saber con actos.
Una de sus manos tomó al ruso por la nuca, la otra se mantuvo firme alrededor de su cintura, sus miradas conectaron por unos segundos y en un acto de valentía por parte de ambos sus labios se unieron en un apasionado beso que si bien al inicio fue dulce, casi tímido, pronto se convirtió en un furioso devorar de bocas, el anhelo, el deseo, la desesperación por el tiempo perdido eran palpables en cada jadeo que se les escapaba.
Eran el caos en plena creación pues iban a chocar entre sí de forma violenta más veces de las que estarían en calma, sin embargo se conocían muy bien, se entendían y comprendían, se respetaban, y sobre todas las cosas, confiaban ciegamente el uno en el otro. Lo suyo era un amor poco común, de ese que todos hablan pero muy pocos afortunados llegan a sentir.

"CAMINOS" (Volkway)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora