Capítulo XVI

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Narra Martha:

Al final acabaron haciendo una guerra de harina, cuando hicimos el postre. En la comida se portaron bien pero... los bollos ya eran otro cantar, eran demasiadas cosas tentadoras con las que liarla parda.
Yo me escabullí para no mancharme y, ahora, estaba esperando a que acabasen de ducharse para irnos al pueblo. Solo faltaba Maxi.
Estaba en mi habitación, viendo las fotos que tenía de pequeña con mi padre en diferentes lugares. Sonreí con nostalgia.
Abrí el cajón de la ropa, para coger una chaqueta, por si acaso. Rebusqué por el fondo y mi mano dio con algo duro. Lo cogí y lo miré. Era una cámara de fotos, dentro de una funda de cuero. Me acuerdo de ella, me la regaló mi padre a los trece años, nunca la había usado, nunca la había encendido, nunca había hecho una foto. Seguramente tendría la batería al tope. Una chispa de esperanza se iluminó dentro de mí. La saqué, le soplé el polvo y la encendí. Funcionaba a la perfección, era digital y tendría memoria para más de trescientas fotos. Probé y me hicé una. Reí, era genial. Salí de mi habitación y corrí escaleras abajo. En la cocina estaba Agus.

Martha: Ey, mira lo que he encontrado. -les hice una foto sin previo aviso.- salís bien.

Agus: ¿Una cámara de fotos? La mía está sin batería, pensaba cargarla en el barco.

Martha:  No importa, podemos usar esta -dije con una sonrisa.- Venga, ponte que te hago una.

Agua: Oye, pero tú también tienes que salir. -vino a mi lado y me enseñó a poner el temporizador. Coloqué la cámara en la encimera y me puse al lado de Agus. Saltó el flash y la foto quedó guardada.-

Agus: ¿Hacemos otra? Hacía mucho que no veía nada de tecnología -dijo riendo.-

Volví a darle al botón, eran quince segundos de espera. Cuando llevába unos tres, apareció Maxi.

Maxi: Yo tambien quiero salir! -y muy deprisa vino a mi lado, pero en vez de colocarse para la foto, me cogió de las piernas y me colgó a su hombro como un saco de patatas.-

Martha: ¡Eh! ¡Bajame! -el flash saltó y yo salí colgada boca abajo del hombro de Maxi. Cuando me bajó tenía la cara roja.-

Maxi: Pareces un tomate -dijo conteniéndo la risa.-

Martha: Mala persona -dije sacándole la lengua. Se dió la vuelta y yo le salté a la espalda.- ¡Te pillé! -se oyó el flash otra vez. Agus nos había hecho una foto. Yo salía en la espalda de Maxi, tapándole los ojos.-

Martha: Dame eso -dije sonriendo. Le enfoqué. El puso una cara rara. La foto quedó guardada. Yo me reí. Me enfoqué a mi. Agus apoyó la barbilla en mi hombro por detrás y nos hicimos la foto.-

Martha: Bueno, ¿estáis ya listos? -los dos asintieron. Yo me metí la cámara en un bolsillo del pantalón. Hoy iba vestida con unos pantalones al estilo de exploradora, una camiseta rosa, mi pañuelo en el pelo y unas botas de montaña. Llevé una mochila en la espalda. Salimos de la casa, andando tranquilamente.-

Maxi: Yo quiero una foto en un árbol

Martha: Primero a ver si eres capaz de subir, los árboles de por aquí son altos.

Maxi: ¿Tú sabes?

Martha: Depende del árbol. -miré a mi alrededor y vi un pino no muy alto. Me dirigí a él y empecé a subir. Acabé en una rama bastante por encima de los chicos.-

Agus: ¡Foto! -sonó el flash.

Martha: ¡Eh! Juraría haber metido la cámara en mi bolsillo.

Agus: Si, pero al subir se te cayó -dijo sonriendo.-

Martha: Bueno, ¿Quien se atreve a subir? -Maxi empezó a subir, al principio se cayó un par de veces, pero logró llegar a la misma rama que yo. Me pasó un brazo por los hombros y nos hizo la foto.
Después bajamos y fuimos al pueblo. Por el camino no paramos de hacer fotos, de distintas maneras.-

Martha: Venga, apagarla ya que si no se acabrá la batería y aquí no se puede cargar. -aunque la batería seguía al cien por cien, quería que me durase mucho.-


Las estrellas no son de campo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora