Pasaron tres días y, por la mañana me desperté con muy buen humor. Llevaba un tiempo preparándoles una sorpresa a los chicos por trabajar tanto (algunas cosas con malos resultados), pero aún así se estaban esforzando y les quería compensar con algo divertido. Al principio no había sabido que prepararles, pero hace una semana se me había ocurrido algo y lo estaba montando todo desde entonces, estaba segura de que se lo iban a pasar bien. Aunque era jueves, decidí dejarlos dormir esa mañana, así podría darle una última ojeada a mi sorpresa. Parte de ella, estaba en el lago, lo demás en el bosque y, lo último, sería en la parte de atrás de mi casa. Ajusté cuerdas a mis inventos, lijé madera y lo coloqué todo. No era mucha cosa, pero supe que lo sabrían apreciar. Les desperté a la hora de comer. La carne y las patatas ya esperaban en la mesa cuando subí a su habitación.
Martha: Venga dormilones, que son la una y media ¿Os vais a mover a lo largo del día? ¿O preferís siendo osos perezosos de esos que lo único que mueven es la boca para comer? Porque ya es la hora de comer, podéis elegir cualquiera de las dos opciones, aunque preferiría que os movieseis, por hacer algo, para variar.
Agus: Te has despertado habladora -dijo desperezándose.- ¿Por qué no nos has avisado como siempre para trabajar?
Martha: Porque os merecéis un descanso y porque tenía que preparar vuestra sorpresa -los dos se levantaron del todo y me miraron, apremiantes- ¿Qué? No me miréis así. No os la pienso decir hasta la tarde.
Maxi: Vete a la porra -dijo sonriendo. Me lanzó una almohada y la cogí antes de que me diera.-
Martha: No te enfades, gorrilla. Oh, no se si te puedo llamar así, como no llevas gorra, pareces una barbie despeinada. -nos reimos. Maxi me sacó la lengua.-
Martha: Venga, ¿Os levantais? ¿O os levanto?- Maxi ahogó una carcajada. Yo le lancé la almohada que si que le dio en la cara.-
Martha: Eres un malpensado, no te mereces mi sorpresa -dije.-
Maxi: No es culpa mía que uses esas frases que hacen malpensar.
Martha: Es que tu nacistes malpensado ya de por sí. Ahora, levántate barbie.
Maxi: Como me empieces a llamar barbie te mato.
Agus: Tiene gracia. -respondió riendo-
Maxi: No, no la tiene. -le tiró su manta por encima a Agus-
Martha: Te volveré a llamar gorrilla cuando te arregles el pelo, Te pongas una gorra y no parezcas un gato con insomnio.
Maxi: Que mala eres. -le saqué la lengua. Me dirigí a la puerta y, antes de irme, les volví a avisar.-
Martha: Os doy veinte minutos para que bajéis a comer, si no, os quedáis sin sorpresa. -A mi espalda oí como se levantaban los dos con ímpetu y se ponían a arreglarse.-
Comieron muy deprisa, apremiantes por saber que era lo que les había preparado. Yo, sin embargo, comí con paciencia, quizá mas lento de lo normal.
Agus: ¡Lo haces a posta! Nos quieres hacer sufrir.
Martha: Tal vez -dije con una sonrisa maliciosa.-
Sobre las cuatro, deduje que no podría hacer esperar mucho mas a los chicos. Fui al salón y los vi repantingados en el sofá.
Martha: Bueno, por lo aburridos que os veo, creo que ya es hora de que nos divirtamos un poco ¿no? -los dos se levantaron de golpe.-
Agus: ¡Por fin! ¿Que has preparado?
Maxi: ¿Donde está?
Agus: ¿Que hay que hacer? ¿Es peligroso?
Martha: Uo uo, quietos, no voy a responder a nada, solo limitaros a seguirme ¿vale? No hay prisa.
Agus: ¡Si que la hay!
Martha: No seas impaciente, negrito. -le dije pasándole una mano por el pelo.-
Me había vestido con un pantalón de camuflaje blanco, gris y negro, con una camiseta negra, era algo feo, pero para moverse por el bosque y, para las actividades preparadas me venía de perlas.
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Siento subir el capítulo tarde pero es que he tenido un día complicado pero aquí lo tenéis. Espero que les guste y no se olviden de votar y comentar que les pareció.
