Capítulo XV

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Narra Martha:

Acabé de recoger los huevos de las gallinas, había cogido una cesta entera. Sonreí, satisfecha. Fui andando tranquilamente a la casa. Dejé los huevos en la cocina y miré el reloj. Solo había tardado media hora. Me dirigí a la parte de atrás a ver como iba Maxi con Aquiles.
Nada más pasar la puerta que daba al exterior, un chorro de agua me mojó por completo. Eché agua por la boca y abrí los ojos. Maxi estaba mojado de arriba abajo, con la manguera se tiraban el agua. Aquiles se había apartado.

Martha: ¿Pero que haces? -les grité para que me oyera a la vez que me acercaba. Un nuevo chorro de agua me mojó.- ¿No podes estar sin hacer una pelea de algo? -vino Maxi con la manguera y me empezó a mojar. Yo grité y corrí. Y me uní a la lucha.-

Tal vez estuvimos una hora empapándonos, tal vez solo diez minutos, no lo puedo asegurar. El caso es que acabamos respirando entrecortadamente y riendonos muchísimo.

Martha: Esta como cabras. Mirar como hemos acabado. ¿Por lo menos habes hecho algo? -me acerqué a Aquiles y ví que estaba limpio- Muy bien -le dije con una sonrisa- ¿vamos a ver a Agus? -asistió y nos dirigimos al lago.-

Aparecimos entre los matorrales y le vimos de espaldas a nosotros, yo le iba a decir "hola", pero Maxi me tapó la boca con la mano.
De repente Maxi salió corriendo y le empujó al agua. Agus gritó del susto. Yo salí de mi escondite, riendome como nunca me había reido. Enseguida vinieron a tirarme al agua con ellos.

Agus: ¡Que susto boludo! ¡Vamos vestidos!

Maxi: ¡Y nosotros! -nos reímos.-

Agus: ¿A que ha venido esto?

Martha: Pues este listo de acá que ha empezado a mojarse con la manguera y luego se le ha ocurrido tirarte al agua. -Volvieron a reir.- bueno, ahora ya no nos da tiempo a ir a comer al pueblo, pero podemos acercarnos después. -asintieron.-

Yo salí del agua y noté un dolor punzante en el antebrazo izquierdo. Me acordé del mordisco. Aparté un poco la venda para ver como le había sentado el agua a la herida.
Los puntos no se habían ido, pero se había irritado un poco, y escocía.

Martha: Mierda, ag, escuece. -los dos se pusieron a mi lado, pero yo ya la había tapado otra vez.-

Agus: ¿Estás bien?

Martha: Si, no importa, venga, vamos a comer -les sonreí.- oye, no estaría mal que supieseis cocinar un poco ¿no?

Agus: Yo sé hacer filetes.

Maxi: ¿Como dices? -Agus le pegó en el hombro amistosamente.-

Agus: Eres un boludo mal pensado. -reimos. Agus cogió el cubo de los peces que había pescado y nos fuimos andando a casa.-

Martha: ¿Queréis que hagamos algo de comer todos juntos?

Agus: ¿Podemos hacer un bollo o algo?

Martha: Eso de postre, digo de primero.

Maxi: Mmm... algo de carne ¿no?

Martha: Vale, pero no la quemeis ni hagáis ninguna guerra de salsa o algo por el estilo. -Agus le susurró a Maxi.-

Agus: No ha dicho nada de las especias.

Martha: Te he oído, nada de especias, ni patatas, ni carne, ni la piel de la carne, ni el hueso, ni nada que haya que usar para hacer la comida.

Agus: Algún fallo encontraré en tus condiciones -dijo riendo.-

Las estrellas no son de campo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora