Capítulo L

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Narrador anónimo:

Agus bajó por las escaleras y fue al salón, vio que no había nadie y salió afuera a mirar pero cuando se encaminó a la puerta para abrirla, entró Maxi.

Agus: ¡Ahhh! ¡Que susto! -dijo saltando hacia atrás. Los dos rieron. Pero Maxi volvió a adoptar una expresión preocupada.- Maxi, ¿estás bien?

Maxi: No, no estoy bien -dijo resoplando mientras se dejaba caer en el sofá. Agus se sentó a su lado.- Pero, antes de que digas nada, no, no quiero hablarlo, ahora no estoy de ánimos.

Agus no dijo nada y cambió de tema enseguida, para que ninguno pensase en eso y en que pasado mañana, se irían de allí.

Antes de irse a dormir, el chico visitó a Martha y estuvo hablando con ella, intentando que hiciese las paces con Maxi, pero de nada sirvió.

Martha: él ya ha dicho lo que pensaba, así que ya está, pasado mañana os iréis y así se olvidará de mi y yo de él, ni siquiera se porque me esforcé en que fuesemos amigos, ya ves como me agradece que le haya dado de comer estos meses.

Agus: Bueno, pues nada, pero yo si que te echaré de menos.

Martha: Y yo a tí, muchísimo -dijo sonriendo.-

Agus: Bueno, nos vamos ya a dormir que es tarde.

Agus: Si, yo ya tengo sueño jaja. -El chico se fue y Martha se durmió.-

Al día siguiente, la chica se levantó temprano para hacer las tareas como todos los días, pero no despertó a los demás.
Lo primero que hizo fue ir al lago y entrar en la zona donde, días atrás, habían hecho esa especie de "reunión". Todo estaba recogido, lo único que quedaba era su nombre con los papeles, de repente sintió mucha tristeza y como no quería echarse a llorar, salió de allí, para que esa cueva no le trajese tantos recuerdos.

Estuvo en el árbol donde había compartido tantos ratos con Maxi, pero también se fue corriendo de allí, pues no quería acordarse de todos esos momentos que para ella se habían convertido en una completa mentira.
Durante la mañana, cogió los huevos de las gallinas, ordeñó a Mulán, pescó y recogió moras. Cuando hubo acabado todo esto, se sentó en el porche y se quedó allí, pensando en todo, en lo bien que se sentía cuando estaba cerca de sus amigos y en lo sola que se sentiría a partir de mañana.
Cuando oyó ruidos dentro de la casa, ella entró y se dispuso a hacer la comida.

Agus: Hey, no me has despertado -dijo entrando en la cocina.-

Martha: pensé que os vendría bien descansar un poco.

Agus: Ah bueno, ¿Que tal? -la muchacha no pudo más y se echó a llorar- Eh, no llores, no pasa nada -dijo dándole un abrazo.-

Martha: Es que... bueno, no sé que voy a hacer mañana cuando os vayáis.

Agus: Pues seguir con tu vida, como siempre, nosotros...

Martha: No, ya te lo he dicho, no digas que vendréis a verme porque eso es mentira, prefiero aceptar una realidad a ilusionarme con una mentira. Cuando os vayáis, no volveréis más, porque si sois famosos, no se os permitirán más escapadas. No quiero ninguna esperanza, porque eso solo me sentará peor. -dijo llorando en el hombro de Agus-

Agus: No te preocupes, yo también te vamos a echar muchísimo de menos. No sabes cuanto

Martha: Me gusta tenerte aquí. Abrazos como este, con un amigo como tú, son los que merece la pena... -estuvieron unos cinco minutos abrazados. Martha vió de reojo como Maxi se sentaba solo en el sofá y le dio mucha pena, por lo que se quitó del abrazo.-

Martha: Venga, ve al salón, ahora pondré la comida. -él asintió y se fue a sentar con Maxi, entonces ella se sintió un poco mejor y siguió haciendo la inacabada ensalada.-

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⏰ Última actualización: Dec 09, 2020 ⏰

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