Capítulo XLVII

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Narra Martha:

Ese día fue genial, acabamos todos calados hasta los huesos. Les mojé a todos y ellos me mojaron a mi, les di sustos y ellos también. Cuando empezó a hacerse de noche, volvimos, cenamos y nos dormimos pronto, había sido un día agotador.

PASÓ UNA SEMANA.

Esta semana había sido muy divertida, habíamos hecho muchas cosas (algunas con malas consecuencias... jaja) pero aún así, me lo pasé genial.
Lo malo era... que dentro de tres días, Kurt vendría aquí, a llevarse a los chicos a Argentina. Por eso, hoy estaba de un humor un poco raro, y no quise salir de mi cama.
A la hora de la comida, yo seguía entre las sábanas, derramando lágrimas. Alguien llamó a mi puerta.

Martha: Adelante -dije incorporándome y secándome los ojos. Los dos chicos entraron.-

Agus: ¿Estás bien? -yo asentí, pero fue poco convincente, por lo que los dos vinieron y se sentaron en la cama a mi lado.- ¿Que ocurre?

Martha: No es nada, estoy bien...

Maxi: Pero si estás llorando... -en ese momento me volví a echar a llorar.-

Agus: Hey, pero ¿Que pasa? -dijo abrazándome.-

Martha: Pues... que me da mucha pena que os vayáis -confesé. Vi como Maxi se removía incómodo. Claro, Maxi si que se quería ir, porque a él no le gustaba el campo...-

Maxi: Es... lo que tenemos que hacer.

Martha: Ya lo sé... no os he pedido que os quedéis, solo digo que me da mucha pena.

Maxi: Ya... pero estamos más cómodos en la ciudad...

Martha: ¿Estás diciendome que no te gusta estar aquí?

Maxi: Yo... bueno, la ciudad es lo mío.

Martha: Pues si tan poco te gusta estar aquí, podrías haberte ido hace días, y así habrías evitado esta discusión. -vi como Maxi se enfurecía un poco.-

Maxi: ¿Sabes? Tienes razón, debería haberme ido el primer día -dijo levantándose.-

Martha: ¡Pues habría sido lo mejor!

Maxi: ¡Estoy de acuerdo! ¡Debería haberme ido de este sitio de mierda aunque tuviera que estar andando tres días enteros! ¡Seguro que sería mucho mejor que estar aquí!

Agus: Maxi... no piensas lo que dices, nos lo pasamos bien aquí.

Maxi: Dilo por vos. -y se fue. Yo me levanté y fui a la puerta.-

Martha: ¡Pues haber si es verdad que te largas! -le grité.-

Maxi: ¡Tranquila! ¡Que dentro de tres días no me volverás a ver el pelo! -yo hice una mueca de rabia y volví a mi habitación.-

Martha: Agus, vete por favor, necesito estar sola.

Agus: Martha... no te preocupes... seguro que no ha pensado lo que ha dicho...

Martha: A lo hecho pecho, y el ya a dicho lo que pensaba. Ahora... por favor, dejarme sola. -se levantó y me puso una mano en el hombro, de forma conciliadora.-

Agus: Hablaré con él...

Martha: No quiero que hables con él, ya ha dicho lo que pensaba de todo esto, y yo estoy contenta de que por fin dijese lo que le rondaba por la cabeza de verdad, asi que cuando os vayáis todo esto se olvidará y no volveré a verle y todo volverá a estar en equilibrio.

Agus: Martha... nosotros...

Martha: No te disculpes Agus, no es culpa vuestra, sois famosos, os vais a ir, asi que creo que es hora de que me haga a la idea de que no os volveré a ver, estos meses han sido geniales, pero vuestra vida famosa no os permitirá volver, y yo tengo que hacerme consciente de esto para poder olvidarme. -quizás mis palabras eran demasiado duras, pero era lo que tenía que decir. No quería hacerme falsas esperanzas de volver a verlos, y era mejor que las cosas se enfriasen un poco para que fuese más sencillo.-

Agus salió de mi habitación algo triste, me dio pena verle así, pero era lo mejor.
Cuando la puerta se cerró, tiré un cojín contra ella y me eché en la cama a llorar. Necesitaba desahogarme.

Las estrellas no son de campo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora