Capítulo XXIX

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Narra Martha:

Pasaron los días. Llegó el día uno de Julio. Los chicos se iban a ir hoy. Mi corazón sangraba por ello.
Me desperté muy triste. Verdaderamente triste.
Tenía mucho sueño y, de repente, llamaron a la puerta de mi habitación.

Los dos: Hola -venían con unas sonrisas radiantes de felicidad.-

Martha: Que raro que os hayáis despertado antes que yo. -les hice una sonrisa algo forzada- ¿Y esas caritas de felicidad?

Agus: Tenemos una noticia.

Martha: ¿Buena o mala? No contesteis, por vuestras caras puedo deducir que es buena ¿No?

Agus: Por supuesto que sí. ¿Estás triste por que nos vamos a ir?

Martha: ¿Quereis que sea sincera? -asintieron.- pues si. Os voy a echar muchísimo de menos, sois los primeros amigos que he tenido en toda mi vida y sois geniales, me lo paso como nunca con vosotros. ¿Lloraré? Tal vez, pero supongo que el tiempo todo lo cura...

Maxi: Yo creo que no van a hacer falta los llantos... -le miré con cara interrogante- porque...

Los dos: ¡Nos quedamos! -gritaron-

Martha: ¿Como?

Maxi: Si. Esta mañana nos hemos levantado pronto para ir a ver al del camión, se queda aquí todo el día. Pero hemos hablado con él y el mes que viene nos llevará. Nos quedamos un mes más.

Martha: Pero.. ¿Como...?

Agus: Nos dieron dos meses de vacaciones. Supuestamente estamos de crucero y hasta el mes que viene no tenemos que llegar, por eso no importa que nos quedemos más.

Martha: pero... esto es increíble -me levanté, con una sonrisa enorme en mi cara y nos dimos un abrazo todos- es.. sois... esto es genial! Es el mejor regalo que me podríais hacer. ¡Os quedáis Parece demasiado irreal. Os lo agradezco muchísimo chicos. Sois lo mejor.

Agus: Tú eres más genial que nosotros.

Martha: No digas mentiras...

Agus: Esto... ¡Hay que celebrarlo!

Martha: ¿Que queréis que hagamos? ¡Os dejo elegir! -se miraron un momento, de manera cómplice.-

Los dos: ¡Las lianas! -yo me reí.-

Martha: ¿Las lianas? ¿Tan bien os lo pasasteis?

Maxi: Fue lo mejor.

Martha: ¡Pues vamos!

Llegamos a las lianas. Habíamos tardado unas horas porque yo tenía que vestirme y arreglarme. Pero por fin habíamos llegado. Yo tenía la cuerda en los hombros y el arnés en la mano. Lo dejé en el suelo todo y cogí un extremo de la cuerda. Subí a un árbol y me lancé por las lianas hasta que los chicos me perdieron de vista.
Até el otro cabo de la cuerda bastante lejos, para que puediesen moverse con comodidad por allí y volví.

Martha: ¿Quien es el primero? -los dos se adelantaron, peleandose por ser los primeros. Yo reí.- Venga, si los dos vais a subir. -al final lo echamos a suertes y salió Agus-

Nos subimos los dos a un árbol y yo me lancé primera a la liana más cercana. Agus tardó solo un minuto en tirarse en pos de mí.
Fueron tirándose por las lianas uno por uno hasta que llegó la hora de comer.

Martha: Chicos, de verdad que sois geniales, y no me puedo creer que hayais madrugado sin habéroslo dicho.

Agus: Bueno, así aprovechábamos a mandarle una carta a nuestras familias diciendo que estábamos bien y todo eso. Y el mensajero a traído noticias.

Martha: ¿Cuales?

Agus: No lo sé, a dejado un montón de revistas en el estanco, podríamos bajar a ver que hay. Si son las mismas que en Argentina igual en alguna salimos nosotros -dijo riendo.-

Martha: Pues esta tarde bajamos al pueblo y compramos alguna.

Maxi: Oye, pero aquí también se paga con pesos ¿No?

Martha: Claro. -dije con una sonrisa.-

Agus: ¿Y como consigues el dinero? Aquí no se puede ganar mucho.

Martha: Bueno, los animales que cazo se los llevo a Bredan, el los corta y todo eso, porque yo no sería capaz y a veces le llevo animales para él, y me los paga. Si es un zorro me da veinte pesos.

Agus: ¿Y él de donde saca el dinero?

Martha: No tengo ni idea.

Las estrellas no son de campo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora