No puedo moverme tranquilamente porque ya sentía una punzada en la parte baja del abdomen y era difícil porque yo era una persona que no se quedaba quieta en ningún momento. Maldita sea la hora que pasó toda ésta desgracia y por paranoica se me ocurrió salir a la calle.
Odio mi vida.
Quería volver al colegio porque estaba preocupada por mis calificaciones, pero mi mamá me había explicado que los profesores se habían enterado de mi situación y me darán tiempo para ponerme al día luego. Ya estábamos de vuelta con lo de que luego me pondré al día como cuando me había mudado de bachiller. Hasta recuerdo como eso había pasado cuando apenas empezaba el año y ahora ya estamos a semanas de que se acabe.
El tiempo pasa corriendo, a tanta velocidad que pensamos que por los momentos vividos pausadamente será eterno.
Yo volvería al colegio mañana y eso me tranquilizaba. Había estado como cinco días en el hospital porque según ellos, había perdido mucha sangre. Los doctores me ordenaron quedarme una semana y media en reposo en mi casa y tenía que obedecer, aunque me moría del aburrimiento. Ósea en pocas palabras hace más de dos semanas no voy al colegio o salgo a otro lugar. Mis compañeros me habían escrito al whatsapp para saber de mi, al principio tuve vergüenza por si alguno me mencionaba sobre el video. Para mi buena suerte nadie dijo nada.
Estaba preparando mis libros, cuadernos y lápices para mañana, así para tener todo preparado a tiempo. De paso agarraba mis cosas y las guardaba en una caja. ¿Por qué? Porque la casa ya fue vendida, gracias a Dios, dentro de dos días me iba mudar con mamá, ya que decidí irme con ella. La casa fue vendida a un muy buen precio ya que estaba en un lugar muy bonito y alcanzó para que cada uno comprara un pequeñito departamento.
¿Me sentía en paz?
Algo así, no podía sentir mucho o solo no quería aceptar que no estaba bien.
Muchos me juzgarán porque yo siempre he deseado que se separaran, pero una familia de verdad no se conforma siempre con mamá, papá, hijos y perritos, no; muchas veces no. La verdadera familia era donde uno se sentía cómodo, donde podía sentirse pleno y en confianza. No crecer en un ambiente tóxico. Iba a amar eternamente a mis padres, claro que si. Ellos siempre serán lo mejor del mundo para mi, iba a tener una relación excelente con ellos, pero por separado.
Podía visitar a papá cuando quisiera, había visto que dejó de tomar, tal vez fue por el susto o porque realmente estaba arrepentido. La casa de él quedaba cerca de su trabajo y el de nosotras quedaba cerca del supermercado donde trabajaba mamá.
¿Quién vive cerca de su trabajo Samantha?
Cállate.
No me calles, sabes perfectamente quien vive cerca de tu nueva casa.
Sí, desgraciadamente Jair vivía cerca de ese departamento.
Alguien toca la puerta.
— Adelante.
Mamá entra, observa toda mi habitación que poco a poco está quedando vacía por el tema de la mudanza. Su rostro cambia a una expresión de preocupación cuando observa mi abdomen. Aunque tenga una blusa de tirantes, ella mira como si mi venda estuviera visible.
— ¿Te duele?
— La verdad sólo si me esfuerzo demasiado.
Ella asiente aliviada.
— El camión de la mudanza llevará hoy las cosas de tu papá a su nueva casa.
— Excelente.
Sé que quiere decir algo más o pedirme perdón nuevamente por lo sucedido. Aunque yo ya le había explicado que ellos no eran los culpables de lo que pasó, sé que la culpa los sigue persiguiendo.
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Mi Estabilidad ✔️
RomanceLos problemas familiares y sociales han destruido gran parte de los jóvenes. Las etapas de la adolescencia se torna complicada cuando la ansiedad, presión y peso de varias cosas recaen, provocando que la depresión se haga presente. ¿Quién lo sabe pe...