Hoy era sábado y me habían invitado a un mini encuentro casual en la casa de Saúl. Mi amiga que volvió a recordarme que su novio quería que fuéramos. Ella había pasado por mi, su mamá se encargó de llevarnos. Luego de eso me quedaría a dormir en su casa, mamá tenía una fiesta de cumpleaños en la casa de su amiga y llegaría tarde, así que llegamos a un acuerdo. Por un momento dudé en ir, porque tenía miedo que Jair fuera. Pero me di cuenta que no puedo guiarme por él, que si está o que no.
Y si estaba.
Jair estaba sentado con Saúl. Me quedo paralizada porque pensé que más gente vendría. Aunque debí asumirlo porque Ginger me había dicho que ambos dejaron de juntarse con Monserrath y los demás luego de todo lo que había pasado.
Mi amiga corre hacia Saúl y se abrazan, yo me quedo parada y camino para sentarme al otro lado de Jair. Inclusive parecía una cita doble.
Él estaba guapísimo, para que negarlo. Llevaba unos pantalones negros y una camisa del mismo color que se ajustaba a su delgado cuerpo. No puedo evitar sonrojarme cuando él se da cuenta que lo estaba mirando.
Deja de acosarlo, estúpida.
Ginger se sienta a lado mío y le doy un codazo. Antes de que me diga algo ella hace una mueca ante el golpe.
— Esto no es una cita doble, ¿no?
— ¿Me matarás si lo es?— se encoje en su lugar.
— Lo más probable.
— Ah, entonces no lo es.
— ¡Ginger!
— Bueeeno, no es una cita doble pero... pensamos que tal vez ustedes se debían una conversación.
Niego una y otra vez.
— Saúl dice que Jair no ha estado bien.
— Me importa una mie...
— La película ya va a comenzar — interrumpe Saúl.
La noche transcurrió de lo más divertido, vimos la saga de Crepúsculo y nos encontrábamos discutiendo de que si el vampiro o el lobo debía quedarse con Bella.
— Sin dudas necesito un Jacob en mi vida — digo dando un sorbo de Coca-Cola.
— Yo un Edward que me chupe la sangre— Ginger no iba a quedarse callada.
— Me tienes a mi— su novio le guiña un ojo y ella le da un beso en la mejilla.
Bueno, que sentimentales se ponen.
— ¿Quieren más pizza?— Ginger ofrece.
— Estoy bien, gracias— decimos Jair y yo al unísono.
La cara de nuestros amigos automáticamente se transforma en una pícara y yo disimuladamente volteo los ojos. Trato de que mi mirada no me traicione y evito constantemente no mirarlo.
Cuando más veo a la nueva pareja juntos, más convencida estoy de que son el uno para el otro. ¿Por qué?, porque no disimulan para salir corriendo de la sala y subir a la planta de arriba. El ambiente me sofoca una vez que me quedo sola con él.
No hay motivo para desesperarse, tranquila, respira, inhala, exhala. Dios mío parece que voy a parir.
Siento su mirada en mi y es demasiado intensa para mi gusto. Se levanta y camina hacia mi dirección, pero antes de que llegue a mi, camino rápidamente hacia afuera de la casa. Salgo a respirar un poco de aire antes de que me de un paro respiratorio. Pero antes de poder relajarme, alguien me sujeta del brazo y no necesito adivinar quien es. Jair me gira hacia él lentamente y sus ojos están cargados de tristeza. Fortaleza necesito que te recargues. Me suelto de su agarre y me quedo quieta mirándolo porque a pesar de todo, su presencia me sigue dejando sin palabras.
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Mi Estabilidad ✔️
RomanceLos problemas familiares y sociales han destruido gran parte de los jóvenes. Las etapas de la adolescencia se torna complicada cuando la ansiedad, presión y peso de varias cosas recaen, provocando que la depresión se haga presente. ¿Quién lo sabe pe...