Capítulo 22

93 13 26
                                    

Mi nariz comenzó a ponerse aguada, mis ojos a nublarse y mi corazón solo dijo un "¡BASTA!" que dolió mucho más que lo que pensé. Hasta inclusive casi se me salió una expresión mexicana que sólo quería decirle "Wey, párale ya"

Todo se sentía muy doloroso y cada vez era más insoportable. Me sentía más cansada y ya no quería que esto continuara.

— Cállate ya y dejemos esta conversación de una vez— mi conciencia me grita que me aleje pero nunca lo había sentido tan cerca.

Nadie podía culparme de disfrutar su tacto por lo menos una vez.

— Samy, yo... no quiero tenerte lejos. Tu ausencia duele— sus ojos destilaban arrepentimiento y el que me sienta presionada hace que quiera salir corriendo.

Tomo sus manos y las suelto para poder dar un paso atrás. Se muerde el labio inferior como si esperara una reacción negativa de mi parte nuevamente y en cierto momento sentí culpa por verlo de una forma tan vulnerable.

Era un poco increíble pensar que lo vería así de desesperado por tenerme a su lado nuevamente. Pensándolo era sencillo, perdonarlo y volver a ser el dúo de amigos incondicionales que pensaba que éramos.

Pero... la confianza se rompió cuando sus intenciones no fueron tan genuinas. Seguiríamos siendo amigos ahora porque se lo ve arrepentido pero, ¿mi corazón merecía aceptar una amistad por miedo a perderlo?, ¿Dejar que mi amor crezca por él para que al final no estemos juntos?

¿Podría ser tan masoquista después de tanta mierda?

De todas las realidades alternas que puede existir para resolver nuestra situación es el perdón. Pero para curar mi corazón intoxicado por un amor correspondido, mi vida necesita alejarlo para sanar y superarlo.

Él no me amaba, no como yo quería y eso mi corazón debía aceptarlo.

— Necesito tiempo.

Recalcarle nuevamente que lo quería lejos me rompía cada vez más.

— ¿Más?— pregunta triste.

— Si.

— ¿No me am...?

— Sí, lo hago— confieso en voz alta— Pero eso no cambia las cosas. Podré quererte, tú no lo haces de la misma forma y no puedo estar a tu lado esperando algo que nunca va pasar. ¿No puedes darme mi espacio?

— Pero podemos ser amigos otra vez— me agarra la mano derecha y lo aprieta con cariño— Mira, tu amor me hace feliz, mucho. Saber que estás enamorada de mi es un privilegio...

— No, es una maldita mierda porque, yo no quiero ser tu amiga, Jaír— lo digo con un tono más brusco y me alejo— Entiéndelo.

Niega y esquiva la mirada.

— En serio, lo siento.

Suelta un suspiro algo cansado para luego mirarme nuevamente.

— No te veo bien — dice y se lo ve realmente preocupado.

— Pues la verdad no lo estoy pero, ahora tengo fé que ya lo estaré.

— Sabes que si...

Verlo preocupado por mi, mirándome con esos ojos tan bonitos y por un segundo quise pensar que me amaba. Era como volver a mi lugar seguro, donde iba poder sacar mis emociones sin sentir que iba a romperme porque él estaba ahí para unirme.

— Dirás que estoy loca pero...

Me acerco y le doy un abrazo muy fuerte donde entierro mi cara en su pecho, no duda en apretarme contra él. Era un acercamiento tan necesario para mi alma dolida y se sentía tan bien que por más que sabía que iba terminar peor, no dudé en pedirlo. Muchas personas querrían darme inclusive un golpe por lo que estoy a punto de decir pero, mi cabeza no sabe lo que es la cordura en estos momentos.

Me separo del abrazo y levanto la cara para poder mirarlo, estábamos tan cerca que se sintió una química especial que tal vez sólo era el producto de imaginación de mi cerebro que muere por él.

— ¿Puedo darte un beso?

Su cara se estira de sorpresa y su pecho se infla como si el aire se quedara estancado entre sus pulmones. Mi petición lo llevaba en la mente desde hace ya un tiempo pero no sé como me animé en decirlo. De todas las emociones que puedo tener ahora mismo, mi cabeza sólo designa que el amor puede vivir hoy pero mi salud mental puede seguir buscando su camino mañana.

Esto que yo quería era necesario para una parte irracional de mi.

— Sam... — me acerco un poco más a él y aunque parezca una escena increíble sé que está pasando.

Sus ojos caen en mis labios y pudo haber sido una escena fatídica de película. Podía caer un rayo o una gota de lluvia antes de comenzar un aguacero, alguien podía interrumpirnos, su teléfono o el mío podía sonar, él podía negarse o yo dar un paso atrás.

Pero no.

Nada de eso pasó.

Porque mi deseo se cumplió. Jair Gosling, él chico que amo, me besó.

Estampó sus labios contra los míos y empezó a moverlos gentilmente, dándome luz verde para poder seguir el ritmo de sus labios ya que yo era una inexperta. Yo sostenía su cara entre mis manos y acariciaba su mejilla mientras que él me agarraba de la cintura.

¿Había dolor?

No mientras mi mente se engañara.

¿Había amor?

Mucho, de sobra.

¿Había dignidad?

Pues la mera verdad, no.

Pero cuando estoy besando a este hombre uno no puede pensar mucho en eso, tampoco me haré la Santa.

El beso duró como rayar placenteramente una ventanilla chispeada con agua, tocando algo bonito como el pelaje de un perro que parece de peluche o un algodón.

Una vez que Jair se separara me mira por primera vez con un sentimiento inexplicable, uno que nunca vi, se lame los labios y yo doy un paso atrás. Aún así, sus manos no sueltan mi cintura y me acerca nuevamente a su cuerpo.

— Yo... —trato de hablar pero se lleva el dedo índice a la boca indicándome que me calle.

Como chica buena obedezco.

Hija de puta.

Mañana, a las nueve en punto, estaré abajo esperándote para un día donde tomaremos una decisión, Samy.

Con esa mirada yo había captado también el mensaje detrás de unas simples palabras. Mi pecho se apretó de la ansiedad porque yo sabía perfectamente el resultado de eso y aunque fuese chocante, era necesario.

El resultado podría ser bueno o malo.

El surgimiento de un amor sorprendente.

O una despedida.

———
Nota:
Por fin actualicé.
Disfrútenlo.
El que viene es el final.

Johana Leiva.

Mi Estabilidad ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora