Capítulo 3

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Dos semanas...

Hace dos semanas estoy en este Bachiller y ya estoy por morir. No sé en que momento dije que el colegio era algo hermoso. Además éste uniforme está a punto de asfixiarme.Creo que todas las veces que dije que iba suicidarme cuando la selección se eliminaba del mundial, la corbata lo tomó muy en serio y ahora quiere cumplir lo que había dicho.

Lo que el fútbol me hace pensar.

Y conste que eres terrible en los deportes.

Gracias por esa información irrelevante cariño.

Decidí no llevar la corbata si obviamente no quiero morir pobre y soltera.

Se preguntarán que pasó de Jair. Pues estas dos semanas no hemos vuelto a escribir por whatsapp y en el colegio hemos intercambiado sólo saludos. Y cuando hablo de saludo no hablo de vuelta del ' Hola Samantha' y yo como idiota embobada le diga 'Hola Jair' y que nos abracemos y yo le apriete una nalga.

No señores esto no funciona así.

Cuando yo hablo de saludo hablo de un choque de puños, al estilo macho pecho peludo mano de lija.

Pero al menos hay algún contacto ¿No?.

Osea es tan complicado para mi cerebro toda nuestra relación de amistad. Podemos ser cercanos y al mismo tiempo estar tan alejados, en simples palabras nos llevamos bien pero hay épocas donde no podemos hablarnos sin ninguna razón en específico. Me desanima un poco ver a él hablando tranquila y animadamente con las demás de mis compañeras pero en cambio a mi ninguna sola palabra, es como si siempre me esquivara o se siente ¿intimidado? no lo sé.

Me doy cuenta que estoy parada lamentándome hace como diez minutos frente al espejo y que se me está haciendo tarde. Cargo los libros que usaré en mi mochila, apago mi célular y guardo debajo de la almohada.

Papá me deja frente al colegio y llego justo a tiempo ya que sólo falta dos minutos para que suene el timbre. Empiezo a correr como flash por los pasillos para que la profesora no me cierre la puerta por la cara por mi impuntualidad. Llego a la sala de clase y todos mis compañeros ya han llegado.

Pero gracias a Dios y las once mil vírgenes que la profesora aún no.

Nadie ha notado mi existencia como siempre y hace como dos semanas estaban felices por mi regreso.

¡Que decepción!.

Creo que una de las sensaciones más horribles es que las personas se te acerque por interés, que durante el año te sonrian y que te hagan creer que eres parte de ellos, acostumbrarte con la compañía de tus supuestos amigos y que luego al llegar las vacaciones te olviden, que hagan de cuenta que nunca exististe para ellos.

Por eso desde pequeña me he acostumbrado a eso, y no tengo mejores amigos.

¿Por qué?.

Por miedo a que me dejen de lado como siempre lo han hecho. Mejor me he acostumbrado que al final del día sea sólo yo, y si quiero o necesito algún consejo me hago la loca y empiezo a preguntarle a mis osos de peluche.

Si así soy yo.

Asique la posibilidad de que tome malas decisiones es muy grande y que la termine cagando siempre sea seguro.

—Samantha Ferrer.

La voz de la profesora llamando la lista me saca de mis pensamientos narrativos lamentables.

—Presente —digo con un tono desanimado.

Creo que ya me aburrí y apenas la tarde va comenzando.

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