Capitulo 20

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Luego de abandonar la casa de Saúl, llegamos a casa de Ginger ya que dormiríamos y pasaríamos la mañana juntas ya que era domingo e íbamos aprovechar para estudiar ya que los últimos exámenes se acercaban. Su madre era un sol ya que a pesar de que con su hija no llevo mucho tiempo siendo amiga me trata como una más de la familia.

— Mamá se está poniendo muy intensa con el tema de conocer a Saúl y presentarlo a papá — suspira dramáticamente mientras sale del baño vestida con su pijama. Yo ya tenía puesto el mío.

— Yo no le veo el problema. Al menos eso significa que están yendo en serio y tus propios padres toman la iniciativa para que lo traigas.

— Tienes razón. Estoy creando problemas donde no hay.

Se tira a la cama y termino rebotando hacia el piso. En otros casos sé que ella soltaría una carcajada e inclusive yo también pero cuando hago una mueca de dolor eso no pasa. Ella corre hacia mi para levantarme y balbucea pidiéndome disculpas de todas las formas posibles. Aún no entendía porque la herida me seguía doliendo tanto cuando hacía algunos movimientos bruscos si ya estaba cerrada y ya me habían quitado el hilo de la sutura.

Gin estaba a punto de llorar y tuve que tranquilizarla mintiéndole, diciendo que solo era psicológico.

Aunque tal vez eso no esté tan lejos de la verdadera realidad.

— Sam.

 — Dime — ambas ya estábamos bajo las sábanas.

— Tengo miedo de preguntarte de como estás porque tú no te abres, sé que debo darte tu espacio pero estoy muy preocupada.

Me quedo callada ante sus palabras.

— Es como si ignoraras todo lo que pasaste y no te veo bien. Observo tus uñas y están a punto de desaparecer, tienes unas ojeras impresionantes y sé que también no es por Jair — suspira cuando sigo callada — Yo también estoy muy enojada con él, pero sé el impacto que tiene sobre tus emociones y con Saúl actuamos de forma desesperada y egoísta, por eso, quisimos que hablaran para ver si solucionaban las cosas y ver si mejorabas.

—  ¿Seguir alimentando mi dependencia emocional?— me burlo y ella se sienta de golpe en la cama.

— Sé que te cuesta estar sin él, lo veo en ti y pensé que...

— Si Gin, odio cada segundo sin él. El saber que ya no forma parte de mi vida duele y ya no quiero sentir esto— escondo mi cara en la almohada para que no vea mis ojos cristalizados— Pero prefiero que me duela acostumbrarme a su ausencia que esté a mi lado sabiendo que no me ama.

Ella se acurruca nuevamente a mi lado y me acaricia el pelo como ese día en el hospital. 

  — No quiero sacar el dolor de mis traumas porque voy a terminar rompiéndome y tengo miedo, Ginger.

El nudo se hace más fuerte en la garganta y siento como si mi abdomen se abriera. Los dolores físicos eran jodidos pero acompañados con los emocionales terminan desgarrándote. Aún así no me sentía lista para abrirme y decir lo que me afectaba porque eso con lleva a aceptar algunas cosas de las cuales no me siento preparada todavía.

Cuando asomo nuevamente la cabeza para mirarla, tiene el ceño fruncido y una expresión que radiaba impotencia.

— No te tortures por mi. Estaré bien.

Eso espero.

Ella termina asintiendo muy poco convencida y decidimos no volver a tocar el tema ni de mi estado emocional ni mucho menos de Jair.  El tema de su novio es su preferido y claramente que el mío también.

— Es que... Saúl es tan, no sé... único y me demuestra que soy especial.— suelta un suspiro que destila amor hasta por donde no debería destilar.

— Es que, Ginger, eres especial, hermosa, talentosa y carismática. Si no te quiere así, sería muy ciego la verdad.

Lo dije de una forma tan natural que no noté que los ojos de Ginger se habían humedecido y de la nada comienza a llorar.  ¿Dije algo malo?     

—  Estoy con Andrés y... tu pocas veces te muestras transparente y sé que eres muy noble en el fondo y estoy tan feliz de que seas parte de mi vida— solloza antes de abrazarme y me obliga enterrar la cara en su pecho como si quisiese protegerme.

Me muerdo el labio para no terminar llorando con ella y así nos quedamos dormidas luego de tener una noche cargada de emociones.

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Jair Gosling.

Giraba y giraba en la cama intentando conciliar el sueño pero no podía. Odiaba tanto sobre pensar las cosas y estar buscando soluciones a unos pensamientos intrusivos que solo buscan dejarme más caótico de lo que estoy últimamente. Era así desde que mis padres se habían separado y vivía atormentado por mi padre. Vaya que era difícil sobrellevarlo sólo pero nunca lo había sentido porque no lo estaba.

Eso era pasado.

Porque ahora si lo estoy.

Miro la hora en mi teléfono y veo que marcan las 2:34 de la madrugada. Era raro... a éstas horas yo solía hablar hasta tarde con Samy y no tenía tiempo de estar ansioso o pensar en cosas que no podía controlar porque no me correspondía. Sonrío con ironía al observar mi panorama.

Samantha me veía como su lugar seguro, siempre estuve ahí pendiente de ella y al final ella se había vuelto el mío y me vengo a dar cuenta ahora que ya no éramos amigos.

Intenté enviarle un mensaje luego de haber regresado de la casa de Saúl pero, ¿Qué iba a decirle?, pedirle disculpas ya no era una opción y tampoco seguir enviándole regalos con potes de su helado favorito. Tenía razón, al fin y al cabo las cosas materiales no importan.

¿Entonces qué me quedaba hacer?

¿Aceptar que ya no seríamos amigos?

Pensarlo me genera un malestar estomacal y sentir ese vacío que me provoca su ausencia en mi vida me da rabia porque estoy consciente del karma. Yo no fui genuino al principio pero no pensé llegar a quererla, la situación se me salió de las manos y ahora estoy así; dolido, confuso y arrepentido porque eso solo fue al principio de todo pero eso no quita el hecho de que ahora ella si es importante para mi y yo quiero que siga formando parte de mi.

El amor que siente por mi me motiva a ser alguien mejor porque es la primera vez que alguien me ama profundamente.

Por eso no quiero que deje de hacerlo.

— Sigues siendo un egoísta de mierda — susurro para mi mismo.


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Nota: 

Me matan estos dos.

Se acerca el final.

Johana Leiva.

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