- 4 -

116 17 15
                                    


Jibeom llegó corriendo a casa.

A pesar de la terrible lluvia y el asqueroso trayecto en transporte, su sonrisa no se borraba.

No había dejado de pensar en la última expresión de Jaehyun.
Estaba un poco sonrojado, con sus ojos viéndolo únicamente a él y al final sonrió.

Con lo mucho que ama su sonrisa.

- ¿Me vi muy tonto? - Dijo para si mismo.

Dejó su mochila en el suelo después de cerrar la puerta. Siempre lleva consigo una bolsa de plástico para cubrirla por si llueve pero justamente hoy la había olvidado, así que algunos de sus cuadernos estaban húmedos.

- Lleva tu mochila al baño y el resto a tu cuarto. - Dijo su madre antes de regresar al comedor.

Jibeom asintió y enseguida lo hizo para poder cambiarse.
Si lava su ropa ahora, mañana quedará seca.

Se estaba poniendo la pijama y sonrió al ver uno de sus libros.

No podía creer lo lindo que fue el día de hoy.

Cuando terminó, salió para comer con su madre.

- ¿Y So Hee?

- Con sus amigos, no los va a ver cuando regresé al campo.

Jibeom asintió llevando sus platos con sopa.

Platicaron acerca de su día.
La señora Kim ayudó a su hermana a ordenar todas sus cosas para la mudanza. Y preparo ese caldo porque ya había comenzado la época de lluvia.

- Comamos juntos los viernes, quiero verte con otro paisaje que no sea la biblioteca.

El menor soltó una risa por la petición.
Es verdad que pasan la mayoría de su día en la biblioteca pero lo hizo sonar dramático.

- Esta bien, hagamos eso.

Jibeom ama a su familia a pesar de lo extraña que puede ser.
Es el último hijo que tuvo su madre ya que su padre murió cuando tenía un año.

Sus cuatro hermanas mayores se dedicaron a trabajar mientras su madre lo cuidaba hasta que tuvo edad para entrar a la escuela. Y desde ese momento también ha trabajado.

Es por eso que pertenecer a una escuela donde todos los estudiantes vienen de familias adineradas es un poco difícil.

No tiene problemas graves económicamente, pero no encaja por completo en ese entorno.

En cuanto terminaron de comer, su hermana hizo timbrar su teléfono.

- Jibeomie, ven por mí, no puedo manejar así.

- ¿Ahora?

- No seas tonto, en dos horas.

- Esta bien, no vomites mucho.- Bromeó antes de colgar.

Su madre lo observó esperando que le contara.

- ¿Me acompañas por So Hee? Parece que esta ebria.

La señora asintió con un suspiro. No había educado así a sus hijos.

Había dejado de llover así que solo esperaron un poco antes de salir.

Tomaron el transporte para ir ya que regresarían en el auto de su hermana.

Jibeom recogió el carro y lo llevó hasta la entrada del lugar para que solo caminara hasta ahí. Los amigos de su hermana intentaron ayudarla a caminar hasta el auto pero estaban igual de ebrios que ella así que fue un desastre.

La señora Kim jaló a la joven para meterla al auto y alejarla de los chicos.

- ¡Adioooos! - Gritó So Hee acostandose en el asiento trasero del auto.

Su madre hizo un gesto de despedida y entró del lado de copiloto.
En cuanto avanzaron la señora se giro un poco para mirarla.

- Kim So Hee, no puedo creer la gravedad de tu estado, ni siquiera te puedes sostener. - Regañó.

Estaba realmente enojada.

- No te enojes tanto, es mi último día aquí. - Contestó arrastrando un poco las palabras.

Jibeom contuvo la risa para no hacer enojar más a su madre.

- Dejala mamá, tiene razón.

- ¡Lo ves! Incluso la ranita esta de acuerdo.

- No quiero hablar contigo, no te voy a despedir enojada. - Terminó reacomodandose en el asiento.

- Por eso voy a dejarle mi cuarto a Jibeomie, para que llevé al chico que le gusta la historia y hagan lo que quieran.

La señora Kim observó sorprendida a su hijo quien se había puesto nervioso y estaba completamente rojo.

- ¿Por qué tu hermana sabe que tienes novio y yo no?

- No tengo novio, todavía no es mi novio. - Dijo agitando su mano derecha.

- Todavía, entonces si te gusta.

Jibeom negó muchas veces seguidas mientras su hermana se burlaba desde atrás y su madre aguantaba la risa.

- De verdad no, sólo lo ayude un poco y me dio las gracias, es todo.

Por más que quisiera mentir, ellas ya sabían todo.
Además, su sonrisa de estúpido al decir que le había agradecido no podía delatarlo más.

What Happened? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora