CAPÍTULO 12

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- ¿¡Pero qué demonios sucede con ustedes dos!? –Nos gritó Jem completamente furioso.

Su novio Will, el cual se parecía en demasía a mi precioso Alec, ya se había marchado de la oficina, y tras ponerme el suéter, Jem nos había ordenado sentarnos en el sofá frente a él.

-En realidad yo iba a preguntar lo mismo, ¿qué tiene esta oficina que al parecer todos quieren tener sexo en ella?

- ¿¡A qué te refieres!? –Preguntó Jem molesto y yo acababa de caer en cuenta que al parecer el director no era consciente de todos los adolescentes que habían utilizado su sala de trabajo como motel. Agaché la mirada–. Como sea. ¿¡Qué hacen ustedes dos aquí, a las dos de la mañana!? ¡Se supone que deberían estar en sus habitaciones durmiendo!

-En teoría, tú también, y para nuestra defensa, tengo que decir que no esperábamos encontrarte aquí, mucho menos tan bien acompañado.

- ¡Magnus cállate! –Ladró Alec furioso–. Ya estamos en muchos problemas, ¿quieres por favor no causarnos más? –Casi suplicó mi chico y yo me encogí de hombros.

-Lo siento...

- ¿¡Lo siento!? ¿¡LO SIENTO!? ¡Es que ustedes no debían estar aquí! ¿¡Saben cuántas reglas han quebrantado sólo esta noche!?

-Déjame pensar –hablé y aunque era completamente consciente de la mirada de odio que me estaba lanzando Alec, continué–. Violar el toque de queda, invadir la privacidad del director, forzar una oficina privada, revisar los archivos confidenciales de la academia...

La mirada de odio que me lanzó Jem me hizo callar.

- ¿¡REVISAR LOS QUÉ!? –Preguntó Jem completamente furioso y noté que había metido nuevamente la pata.

Por supuesto, quizá nuestro director había creído que simplemente éramos un par más de jóvenes calenturientos que habíamos llegado a su oficina en busca de un lugar excitante para coger. Prácticamente nos había delatado... de nuevo.

Escuché como Alec chocaba la palma de su mano fuertemente contra su rostro.

-Magnus, por favor, simplemente te pediré algo y espero que lo hagas por mí. ¿¡QUIERES CERRAR LA BOCA!? ¡TE LO SUPLICO POR FAVOR! –Gruñó mi precioso ojiazul–. Mira Jem, esto fue mi culpa, no de Magnus, yo...

- ¡Por supuesto que no! –Interviene–. Fui yo. Yo quería revisar tus archivos porque...

- ¡No me interesa el por qué! ¡NO ME INTERESA! –Jem pasó su mano bruscamente su mano por su rostro–. ¿Sabes qué? En este momento estoy tan furioso contigo que ni siquiera quiero verte. No quiero hablar contigo. No quiero verlos a ninguno de los dos –el director pasó violentamente las manos por su cabello, que ya estaba bastante revuelto, y lo dejó peor que un nido de pájaros–. Lárguense de mi oficina ¡AHORA! –Gritó tan fuerte que las venas de su cuello quedaron marcadas.

- ¿Eso quiere decir que no estamos castigados? –Inquirí y Alec me dio una última mirada de odio.

Yo tragué grueso. Por supuesto, nuevamente había metido la pata.

-Oh por supuesto que los dos están castigados y estarán trabajando con el personal del servicio por una semana... y no podrán asistir a las cenas, comerán encerrados en su habitación cómo los prisioneros, y sin contar las clases, no podrán salir de sus habitaciones.

- ¿¡Qué!? –Pregunté aterrado–. ¿No crees que es demasiado?

-Perfecto, entonces le subiremos a dos.

You're my gravity (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora