CAPÍTULO 21

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- ¿Alexander a dónde me llevas? –Pregunté riendo. Mi hermoso chico me besó la mejilla con suavidad.

- ¿Quieres tener paciencia Magnus?

-No, por supuesto que no, soy la persona más impaciente del mundo, así que por favor.

-Es una sorpresa.

- ¡Dime!

-Si te dijera no sería una sorpresa –se burló.

Después de bajar los muros de la pared y escondernos tras unos arbustos para evitar ser vistos por los guardias, habíamos corrido lejos; luego Alec me había vendado los ojos. En aquel momento me tenía cargado entre sus brazos y los míos rodeaban su cuello. El chico había dicho que aquello era necesario, si algún guardia estaba cerca, era mejor que él pudiera llevarme corriendo para escondernos, y así lo había hecho. Después de un rato más, Alec me bajó, dejando mis pies sobre el suelo, yo moví mis manos a mi rededor y encontré una fría puerta.

- ¿Dónde estamos? –Pregunté en medio de un susurro.

- ¿No lo adivinas?

-Si lo adivinara, claramente no te estaría preguntando, ¿dónde me has traído? –Escuché cuando una cerradura se abrió y fruncí el ceño–. Alexander, ¿dónde están estamos?

-Cálmate –mi chico me tomó de la mano y me siguió guiando. Momentos después me destapó los ojos y yo ahogué una exclamación sorprendida.

Estábamos en la piscina, el cual se había convertido en mi lugar favorito en toda la academia. La piscina estaba llena de velitas flotando por allí y algunos pétalos de rosa.

- ¿A qué horas has hecho esto?

-Después del toque de queda. Isabelle me ayudó. No fue fácil pasar por todos esos guardias, serán un grano en el trasero. No podremos movilizarnos con la mismo libertad que antes, pero lo lograremos. Nada me impedirá estar con mi novio –Alec soltó una risita–. Espero que te guste.

-Me encanta –aseguré.

-Hay más.

- ¿Hay más? –Pregunté.

-Le he pedido a mamá que me trajera un pastel de cumpleaños. Supongo que ella esperaba que lo compartiéramos en tu habitación. Si supiera que iba a escaparme después del toque de queda, me imagino que no lo hubiera traído.

Alec me guió a las gradas y allí estaba un precioso pastel con pasta dorada y decoraciones en chocolate negro. Feliz cumpleaños, Mags, se leía allí. Se veía precioso. A su lado había una botella de champagne y dos copas. Sin poder evitarlo, me arrojé a los brazos de Alec y le rodeé el cuello con los míos, mi novio me tomó de la cintura y me elevó antes de besarme la mejilla.

-Feliz cumpleaños mi amor –musitó una vez me depositó nuevamente en el suelo–. Traje champagne, ¿quieres?

- ¿Alcohol? –Pregunté divertido–. Por supuesto que sí.

Alec soltó una risita y tomó la botella que había, con sus ágiles manos las destapó, y tomando las dos copas, vertió el líquido dorado y espumoso en ellas. Me tendió una y alzó la suya.

-Quiero brindar –declaró.

- ¿Por qué?

Alec sonrió enormemente antes de tomarme de la cintura y besarme con suavidad.

-Por ti –musitó sobre mis labios.

-Por nosotros.

Alec asintió y tras chocar nuestras copas, tomó un sorbo antes de prender una velita que tenía el pastel; yo la apagué sonriendo.

- ¿Qué deseo has pedido? –Preguntó Alec sonriendo.

-Si te lo cuento, no se cumplirá –señalé terco y mi novio rodó los ojos.

-O yo podría ayudarte para que lo cumplas.

Lo miré con duda, pero luego accedí.

-He pedido recuperar a Ragnor –respondí, Alec me miró con preocupación y me atrajo hacia él para besar mi frente.

-Lo recuperaremos, no tienes por qué preocuparte.

-Tú pareces preocupado –señalé y Alec asintió.

-Dijiste que habías tenido una pesadilla. ¿Qué pasó? ¿Qué has soñado?

-Soñé con la noche en la que Ragnor desapareció –una solitaria lágrima se deslizó por mi mejilla–. Quisiera poder haber hecho más por él... quizá si me hubiera quedado...

-Quizás si te hubieras quedado, se los hubieran llevado a los dos, y entonces yo no te habría conocido –Alec tomó mis mejillas entre sus manos y besó todo mi rostro antes de pasar a mis labios–. Y aquello sí hubiera sido una tragedia. Ahora vamos a nadar.

Yo lancé una pequeña risita.

- ¿Es en serio? El agua debe estar helada.

-Por supuesto que no. ¿Crees que no he tomado las precauciones necesarias? La piscina tiene calentador, el agua está tibia, no tienes por qué preocuparte –Alec se quitó la ropa con rapidez–. Si no entras, yo te arrojaré con todo y ropa –me retó antes de salir corriendo y arrojarse dentro del agua.

Una nueva risa se escapó de mis labios. Alec había apagado algunas de las velas que se encontraban por allí flotando, y ahora la luz de la luna parecía brillar más. Los ojos de Alec se veían preciosos bajo aquella luz. Lo imité. Me quité rápidamente la ropa y me tiré al agua. Alec me recibió en sus brazos y me besó con suavidad.

-Eres hermoso –musitó con desgarradora sinceridad. Yo solté un suspiro mientras acariciaba sus mejillas con mis manos.

-No más que tú –aseguré. Las preciosas mejillas de Alec se calentaron bajo mi tacto y el chico me atrajo hacia él.

Alec me besó con fervor mientras me alzaba. Mis piernas rodearon su cintura y el chico me besó con devastadora ansiedad. Sus manos recorrían mi cuerpo con delicadeza mientras las mías jugueteaban con su cabello. Nuestra ropa interior desapareció rápidamente y cuando Alec conectó su cuerpo al mío, tuve que ahogar un quejido lleno de placer contra su cuello, dejando húmedos besos allí. La luna fue testigo de todo lo que hicimos en aquella piscina mientras que juntos creábamos ondas de agua que nos rodeaban y chocaban contra nuestros cuerpos. Sólo bastó un movimiento más de parte de Alec para que aquello finalizara, llevándonos al éxtasis completo. Alec dejó escapar un suave gemido contra mis labios antes de recostar su frente en mi pecho.

-Te amo tanto Magnus –musitó en medio de un suspiro. Yo lo miré completamente sorprendido antes de llenar su rostro con suaves besos.

-Alexander, yo también te amo, no te imaginas cuánto.

El chico me dedicó una cansada mirada mientras plantaba suaves besos en mis hombros y en mi pecho.

Aquella era la noche perfecta, o lo hubiera sido si no hubiéramos escuchado los pasos segundos antes de que una linterna nos alumbrara directamente en los ojos.

Alec y yo tragamos grueso. Definitivamente nos habíamos metido en un lío.

You're my gravity (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora