CAPÍTULO 4

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Resulta que las aulas quedaban al otro extremo de la academia, pero todas estaban una cerca de la otra. Eran gigantescas por supuesto, allí cabían por lo menos un centenar de personas, por lo cual me sorprendí cuando Simon me dijo que por curso apenas completamos los quince estudiantes.

- ¿Entonces para qué aulas tan gigantescas? –Pregunté confundido.

- ¿Comodidad? –No sabía si me respondía, me preguntaba o si simplemente quería dejar en claro que yo era un idiota, por lo cual resoplé.

-Esto es de niños pijos –refunfuñé antes de salir del aula, azotando la puerta.

Simon se limitó a seguir enseñándome todo el lugar.

-Y supongo que eso es todo –por fin terminó.

Yo asentí y tomé el horario que Simon me tendía, fruncí el ceño y se lo devolví.

-Te has equivocado.

-No, es imposible, jamás me equivoco... además es el único horario que tengo, en este momento no hay ningún estudiante nuevo. Es tuyo –aseguró Simon.

Yo se lo arranqué nuevamente de las manos y lo miré incrédulo.

-Estás bromeando conmigo, ¿verdad? –Pregunté furioso.

Mis clases se veían horribles.

¿Literatura avanzada? ¿Matemáticas avanzadas? ¿Biología avanzada?

Al menos química, historia y filosofía parecían clases normales, pero también tenía que ver artes marciales, gimnasia avanzada, natación y artes plásticas.

- ¿Quién ha inscrito este horario? –Demandé saber furioso; Simon me miró preocupado.

-Bueno, son las clases comunes, alíviate de no tener estudios políticos y economía, aunque podrías hablar con Jem si quieres verlas...

- ¿Qué? ¡No! ¿Y por qué necesito aprender artes marciales y ver una clase como natación? ¡Esto es una estupidez! ¡Exijo que se me cambie el horario! –Solté furioso, pero Simon negó.

-Lo siento, no puedo hacerlo y dudo que Jem acceda a ello.

Yo fulminé con la mirada el horario, esperando que desapareciera o al menos que se corrigiera. Aquello no podía ser cierto. Molesto, doblé aquel papel y lo metí en mi bolsillo trasero mientras me cruzaba de brazos.

-Supongo que eso es todo, ¿verdad? –Pregunté agresivo; Simon tragó grueso y asintió–. Perfecto, entonces me largo de aquí –gruñí.

-Magnus... sé que es difícil adaptarse, pero lo lograrás, estoy seguro...

- ¡Por supuesto que sí! –Espeté–. No soy ningún incapaz, ¿O acaso dudas de mí? –Pregunté desafiante; Simon negó con fervor.

-No, por supuesto que no –el chico me miró preocupado–. Magnus... debo... si necesitas algo, solo ven a verme. Estoy en la habitación 190.

Yo rodé los ojos y asentí.

-Estoy seguro que sobreviviré sin el inspector de pasillo, ¿otra cosa que deba saber?

-La cena se servirá a las siete en punto, asegúrate de estar allí antes, si no, podrías meterte en problemas, ¿crees que puedas llegar sólo? Podría acompañarte.

-Yo puedo ir sólo -aseguré mientras me alejaba de aquel nerd.

¿Es que acaso esperaba que me perdiera? ¡Por supuesto que no!

You're my gravity (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora