CAPÍTULO 22

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-Dime Magnus, ¿¡de qué me sirve haber dejado la mitad de mi guardia para protegerte si vas a cometer un acto tan irresponsable!? Y antes de que digas "estábamos dentro de los terrenos de la academia", pues te informo, aquella noche también lo estaban. No hay guardias por el lugar, alguien podía estarlos esperando en la piscina para hacerles daño. ¿De qué me sirve poner más de cincuenta guardias si tú al final saldrás a escondidas para ponerte riesgo? Y no sólo estamos hablando de tu vida, sino también la de Alexander. ¿¡Pero qué demonios te está sucediendo!? ¡Creí que habíamos llegado a un trato! ¡Creí que te ibas a proteger! Estoy cumpliendo con mi parte del acuerdo. Ya puse a unos investigadores privados a averiguar dónde está Ragnor, están interceptando llamadas, buscándolo por cielo y tierra. ¡Me prometiste que te ibas a cuidar y el primer día ya sales a hacer una imprudencia!

Yo me estremecí, aún desde el altavoz del teléfono que Jem había extraído de su escritorio, la voz de mi abuela sonaba furiosa.

-Lo siento –atiné a decir. Se escuchó el bufido de mi abuela.

-Sí, por supuesto, porque un "lo siento" lo arregla todo.

-Fue mi culpa –habló Alec–. Fui yo quien le dijo que nos escapáramos. Quería celebrar el cumpleaños de Magnus.

Se instauró un largo silencio, tanto, que creí que la llamada se había cortado. Me acerqué al teléfono para verificar, pero no.

- ¿Es tu cumpleaños? –Preguntó mi abuela por fin. Yo parpadeé.

-Bueno... sí...

-James, tú nunca me dijiste que era el cumpleaños de mi nieto –reclamó mi abuela molesta.

-La verdad –Jem se removió incómodo en su asiento y me miró avergonzado–. No lo recordaba. Lo siento Magnus.

-No importa, no esperaba que nadie lo recordara... y con la única persona que me gustaría celebrarlo es con Alec. Y así fue –declaré acariciando las manos de mi novio.

Un nuevo silencio largo se extendió, antes de escuchar a mi abuela suspirar.

-Feliz cumpleaños Magnus, lamento no recordarlo, pero eso no es excusa para lo que han hecho. Se han puesto en riesgo, sin mencionar que han violado las normas de la academia. Violaron el toque de queda –señaló molesta.

-Y gracias a sus... actividades, Kieran se verá obligado a vaciar la piscina para lavarla –rezongó Jem.

Alec se sonrojó completamente, yo, por otro lado, sonreía orgulloso. Me arrepentía de decepcionar a mi abuela, pero no me arrepentía en absoluto de lo que había sucedido en aquella piscina. Había sido la mejor noche de mi vida, incluso si resultaba castigado.

-Magnus –mi abuela nuevamente habló con dureza–. No me molesta que tengas un novio, no soy quién para juzgar tus... actividades, pero, ¿podrías por favor limitarte a tenerlas en privado?

- ¡Estábamos en privado! –Señalé. Alec me lanzó una mirada de reproche y yo solté una risita–. Técnicamente allí no había nadie.

-Está bien, lo aclararé mejor –se escuchó decir a mi abuela–. Magnus, ¿podrías por favor limitarte a tener aquel tipo de actividades con tu novio en sus habitaciones? Por favor –imploró, aunque noté el sarcasmo y la amargura en su voz.

-Está bien...

-Un lo siento sí podría caber aquí –señaló Jem.

-Lo haría, pero en realidad no lo siento. Para nada.

-Magnus... –comenzó Jem.

-Abuela, ¿te he mencionado que la oficina de Jem es muy linda? Especialmente su escritorio, es... realmente cómodo –musité con suavidad. Mi director me lanzó una mirada aterrada antes de cambiarla por una de odio para luego señalarme, señalar sus labios y fingir cerrar una cremallera invisible.

You're my gravity (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora