Regreso a Hogwarts

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A media tarde, cuando empezó a llover y la lluvia emborronaba las colinas, cumplimos nuestra promesa de ir a molestar a Ronald por haber corrido a Ginny

- Bueno, mirad quiénes están ahí - dijo Draco arrastrando las palabras. Mientras abría la puerta del compartimento - He oído que has corrido a tu hermana, Ronald, muy mal, muy mal. ¿No se va a enojar tu madre?

Ron se levantó del susto tan aprisa que tiró al suelo el cesto de un gato. Entonces me llamó la atención el ronquido de otra persona, un adulto

- ¿Quién es ése? - pregunté

- Un nuevo profesor - contestó Harry. A mi se me hacia familiar

- ¿Cómo se llama? ¿Saben? - pregunté

- R. J. Lupin - dijo Hermione

- Lupin... - repetí en susurro

- ¿Te quedas, Cass? - dijo Harry - Es lo menos que puedo hacer después de como te trató el tío Vernon, por culpa de este - Harry golpeó el pelo de Ronald

- Agradecemos tu gentileza - dice Draco con ironía - pero nuestros dulces nos esperan en nuestro vagón. Ronald, no molestes a Ginny

- Mira quien habla, el que no le respondió ni una carta en todo el verano, el pobre Errol...

- Estuve bastante ocupado, Ronald - dice Draco, manteniendo su amabilidad, aunque es bastante clara nuestra renuencia a hablar del verano - Nos vemos

Y todos nos vamos del vagón, de vuelta al nuestro. Una vez en él, nos pusimos a jugar, hasta que el tren paró de repente

- No podemos haber llegado aún - dije mirando mi reloj - ¿Por qué nos detenemos?

El tren iba cada vez más despacio. A medida que el ruido de los pistones se amortiguaba, el viento y la lluvia sonaban con más fuerza contra los cristales. Vin, que era el que estaba más cerca de la puerta, se levantó para mirar por el pasillo. El tren se paró con una sacudida, y distintos golpes testimoniaron que algunos baúles se habían caído de los portaequipajes, incluido mi bolso que cayó sobre mi cabeza

- ¡Auch!

A continuación, sin previo aviso, se apagaron todas las luces y quedamos sumidos en una oscuridad total.

- ¿Qué sucede? - dijo Greg

- Nadie se mueva, no quiero pisarlos - dice Blaise

- ¿Qué ocurre? - pregunta Draco

- No tengo ni idea! Siéntense... - dijo Vin

- No se muevan - dijo Greg con voz ronca, y se puso de pie - ¡Lumos!

De pie, en el umbral, iluminado por las la varita de Vin, había una figura cubierta con capa y que llegaba hasta el techo. Tenía la cara completamente oculta por una capucha. De la capa surgía una mano gris, viscosa y con pústulas. Como algo que estuviera muerto y se hubiera corrompido bajo el agua... Sólo estuvo a la vista una fracción de segundo. Como si el ser que se ocultaba bajo la capa hubiera notado mi mirada, la mano se metió entre los pliegues de la tela negra. Y entonces aspiró larga, lenta, ruidosamente, como si quisiera succionar algo más que aire. Un frío intenso se extendió por encima mio. El aire se retenía en mi pecho. El frío penetró más allá de mi piel, me penetró en el pecho, en el corazón... No podía ver nada. Me ahogaba de frío. Algo me arrastraba hacia abajo... Y entonces, a lo lejos, oí unos aterrorizados gritos de súplica. Intenté mover los brazos, pero no pude. Una niebla espesa...

- ¡Cassie! ¡Cassie! ¿Estás bien? - alguien me daba palmadas en la cara.

- ¿Qué... ? - abrí los ojos.

2) Cassiopeia Malfoy y el prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora