Buckbeak

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POV: Draco

Después del almuerzo, me despedí de mi hermana y Ginny, para dirigirme a la clase de cuidado de criaturas. Si algo hacía bien, era contar chistes, Vin y Greg se reían a carcajadas. Hagrid aguardaba a sus alumnos en la puerta de la cabaña, cubierto con su abrigo de ratina, y su perro jabalinero, a sus pies.

- ¡Vamos, dense prisa! - gritó a medida que se aproximaban sus alumnos - ¡Hoy tengo algo especial para ustedes! ¡Una gran lección! ¿Ya está todo el mundo? ¡Bien, síganme!

Durante un desagradable instante, temí que Hagrid nos condujera al bosque; no he olvidado que casi muero ahí, en manos del señor Oscuro. Sin embargo, Hagrid anduvo por el límite de los árboles y cinco minutos después se hallaron ante un prado donde no había nada.

- ¡Acérquense todos a la cerca! - gritó - Asegúrense de que tengan buena visión. Lo primero que tenéis que hacer es abrir los libros...

- ¿De qué modo? - preguntó Vin, y yo no pude evitar reírme, teniendo en cuenta que, de no ser por Cass y su raro amor por las criaturas, yo no podría abrirlo

- ¿Qué? - dijo Hagrid.

- ¿De qué modo abrimos los libros? - repitió Greg

Sacó su ejemplar de "El monstruoso libro de los monstruos" que había atado con una cuerda. Otros lo imitaron. Unos lo habían atado el libro con un cinturón; otros lo habían metido muy apretado en la mochila o lo habían sujetado con pinzas. Yo me quedé atónito, teniendo en cuenta que Cass lo abrió en horas de comprarlo.

- ¿Nadie ha sido capaz de abrir el libro? - preguntó Hagrid decepcionado.

La clase entera negó con la cabeza.

- Tienen que acariciarlo - dije como si fuera lo más obvio del mundo, quizá hasta con más arrogancia de la debida, teniendo en cuenta que lo descubrió Cass - Miren...

Cogí el ejemplar más cercano, lastimosamente, era de Hermione, evité sus ojos mientras nuestras manos chocaban cuando cogí el libro y desprendí el celo mágico que lo sujetaba. El libro intentó morderme, pero le pasé por el lomo su enorme dedo índice, como Cassie me había enseñado, y el libro se estremeció, se abrió y quedó tranquilo en mi mano. Se lo entregué a la leona, sin mirarla

- Gracias, Malfoy - masculló

- ¡Qué tontos hemos sido todos! - dijo uno de mis compañeros despectivamente - ¡Teníamos que acariciarlo! ¿Cómo no se nos ocurrió?

Yo lo golpee con el libro, no iban a insultar a mi hermana, ni siquiera hacer burla, en mi presencia

- Yo... yo pensé que les haría gracia - dijo Hagrid dubitativo.

- A mi hermana le hizo gracia - dije - Se quiso comprar uno, aunque no estaba en su lista útiles

- ¡Realmente ingenioso, hacernos comprar libros que quieren comernos las manos! - dijo Parkinson, quien era una pesada y era insoportable con ambas, Ginny y Cassie

- Cierra la boca, Parkinson - le dijo en voz baja - No es culpa de nadie que mi hermana sea más inteligente que tú, aunque una ardilla te gana en intelecto

Hagrid se había quedado algo triste y, como habían sido sus gallinas las que salieron heridas el año pasado, Cassie había insistido en que fuera amable. Lo que me ganaba. 

- Bien, pues - dijo Hagrid, que parecía haber perdido el hilo - Así que... ya tienen los libros y... y... ahora les hacen falta las criaturas mágicas. Sí, así que iré a por ellas. Esperen un momento...

Se alejó de ellos, penetró en el bosque y se perdió de vista.

- Dios mío, este lugar está en decadencia - dije en voz alta - Espero que la clase sea mejor

2) Cassiopeia Malfoy y el prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora