2) Cassiopeia Malfoy y el prisionero de Azkaban

El partido

POV: Harry 
El partido habia avanzado demasiado bien hast que...

- ¡Ah! - gritó Cho, señalando hacia abajo.

Me distraje y bajó la vista. Tres dementores altos, encapuchados y vestidos de negro me miraban. No me detuve a pensar. Metí la mano por el cuello de la ropa, saqué la varita y grité:

- ¡Expecto patronum!

Algo blanco y plateado, enorme, salió de la punta de mi varita. Sabía que había disparado hacia los dementores, pero no me entretuve en comprobarlo. Con la mente aún despejada, miré delante de mí. Ya casi estaba. Alargué la mano, con la que aún empuñaba la varita, y pude hacerme con la pequeña y rebelde snitch. Se oyó el silbato de la señora Hooch. Di media vuelta en el aire y vi seis borrones rojos que se me venían encima. Al momento siguiente, todo el equipo me abrazaba tan fuerte que casi me derriban de la escoba. De abajo llegaba el griterío de la afición de Gryffindor.

- ¡Éste es mi valiente! - exclamaba Wood una y otra vez.

Alicia, Angelina y Katie me besaron, y Fred me dio un abrazo tan fuerte que creí que se me iba a salir la cabeza. En completo desorden, el equipo se las ingenió para abrirse camino y volver al terreno de juego. Descendí de la escoba y vi a un montón de seguidores de Gryffindor saltando al campo, con Ron en cabeza. Antes de que me diera cuenta, me rodeaba una multitud alegre que me ovacionaba.

- ¡Sí! - gritó Ron subiéndome el brazo - ¡Sí!

- Bien hecho, Harry - me dijo Percy muy contento - Acabo de ganar diez galeones. Tengo que encontrar a Penélope. Disculpa.

- ¡Estupendo, Harry! - gritó Seamus Finnigan.

- ¡Muy bien! - dijo Hagrid con voz de trueno, por encima de las cabezas de los de Gryffindor.

- Fue un patronus bastante bueno - me susurró una voz al oído.

Me volví y vi al profesor Lupin, que estaba encantado y sorprendido.

- Los dementores no me afectaron en absoluto - dije emocionado - No sentí nada.

- Eso sería porque... porque no eran dementores - dijo el profesor Lupin - Ven y lo verás.

Me sacó de la multitud para enseñarme el borde del terreno de juego.

- Le has dado un buen susto al señor Flint - dijo Lupin.

Me quedé mirando. Tendidos en confuso montón estaban tres chicos que no reconocí y Marcus Flint, el capitán del equipo de Slytherin, todos forcejeando por quitarse unas túnicas largas, negras y con capucha. Parecía como si se hubieran parado uno sobre otro. Ahí mismo estaba Cassie y Ginny, ayudando, claramente molestas, a sus compañeros; y delante de ellos, también muy enfadada, estaba la profesora McGonagall.

- ¡Eres un idiota, Marcus Flint! - le regañaba Cassie mientras le ayudaba a quitarse la túnica

- ¡Ese lenguaje, señorita Malfoy!

- ¿En serio? - preguntó Ginny, la profesora no respondió

Cassie terminó de quitarle la túnica a Flint y al chico que tenía encima

- ¡Cómo se te ocurre, Blaise! - seguía regañando Cassie - ¡Casi me matas de un susto!

- Canuto....

- ¡No me digas así! - dijo golpeándole con la túnica que le acaba de quitar - Te juro que no te vuelvo a hablar, Blaise Zabini ¡Te lo juro!

- ¿A si? ¿Y por qué estás aquí, ayudándome?

Zabini se acercó a Cassie, con lo que parecía la intención de un beso, pero ella le dio una cachetada y se puso al lado de la profesora. Zabini y Flint parecían reaccionar a los regaños de Cassie.

- ¡Un truco indigno! - gritaba la profesora McGonagall - ¡Un intento cobarde e innoble de sabotear al buscador de Gryffindor! ¡Castigo para todos y cincuenta puntos menos para Slytherin!

- Profesora, tiene toda la razón - dijo Ginny - Es lo que se merecen por esta artimaña

- Ginny... Cassie... - rogaron Zabini y Flint, pero ellas voltearon la cabeza hacia donde yo estaba

Sus rostros cambiaron radicalmente al verme, sonrieron y corrieron a abrazarme

- Pondré esto en conocimiento del profesor Dumbledore, que no les quepa la menor duda - dijo McGonagall - ¡Ah, aquí llega!

- ¡Felicidades! - me decían

Si algo podía ponerle la guinda a la victoria de Gryffindor era aquello. Ron, que se había abierto camino, se partía de la risa mientras veía a Zabini y Flint rogando por el perdón de a las chicas

- ¡Vamos, Harry! - dijo George, abriéndose camino - ¡Vamos a celebrarlo ahora en la sala común de Gryffindor!

- Bien - contesté.

Pude notar que Fred se veía bastante molesto de insistencia melosa de Zabini con, especialmente, Cassie. Más contento de lo que me había sentido en mucho tiempo, acompañé al resto del equipo hacia la salida del estadio y otra vez al castillo, vestidos aún con túnica escarlata. 

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NOTA DE AUTOR: Personalmente, prefiero el Drinny que estoy creando, pero ¿Les gustaría ver Hinny?