Mis disculpas

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Como digna ahijada de Sirius Black, el más divertido y travieso de los Merodeadores, me escabullí hasta la cabaña de Hagrid sin ningún problema, a menos que Ginny cuente como uno. Se negaba a dejarme sola. Así que, en cuanto Draco se durmió, nos encaminamos a la cabaña del profesor, claro que me asomé a una ventana para saber si había algún otro profesor, uno que sí fuera a castigarme.

- La señora Pomfrey lo ha curado lo mejor que ha podido - dijo Hagrid con abatimiento - pero Parkinson sigue diciendo que le hace un daño terrible. Está cubierto de vendas... Gime...

- Todo es cuento - dijo Harry - La señora Pomfrey es capaz de curar cualquier cosa. El año pasado hizo que me volviera a crecer la mitad del esqueleto. Es propio de Malfoy sacar todo el provecho posible.

- Eso me dolió, Harry - dije

Ginny, que no era tan buena con las entradas sigilosas, requirió mi ayuda.

- Disculpe la intromisión, profesor, vengo a disculparme por todo el drama que Parkinson hizo en la enfermería

- ¿Y tú eres?

- Cassiopeia Malfoy, señor, la menor de los Malfoy, tengo clase con usted el miércoles

Después de sentarme con el trío y el profesor, y de oír todo sobre como Pansy había arrancado plumas al hipogrifo, rompí una tasa con mi magia accidental

- No sabe cuánto lo siento, profesor ¡Reparo! - dije apuntando a la taza - Wingardium Leviosa - la taza, ya reparada, se elevó hasta la mesa como una diestra bailarina - ¡Pero es que Pansy...!

No me habia dado cuenta que el trío miraba asombrados lo diestra que era con la magia.

- ¡Cálmate, Cass! - me dice Ginny que observaba como las luces fallan, y ya estaba acostumbrada a mi gran descontrolado don - O vas a explotar la cabaña

- Me calmo, me calmo ¿Qué dijo el consejo? ¿Está informado?

- El Consejo Escolar está informado, por supuesto - dijo el profesor - Piensan que empecé muy fuerte. Debería haber dejado los hipogrifos para más tarde... Tenía que haber empezado con los gusarajos o con los summat...

- En realidad, yo con gusto hubiera aceptado una clase con hipogrifos - dije con una sonrisa amable

- Creía que sería un buen comienzo... Ha sido culpa mía...

- ¡Toda la culpa es de Parkinson, Hagrid! - dijo Hermione con seriedad

- Somos testigos - dijo Harry - Dijiste que los hipogrifos atacan al que los ofende. Le diremos a Dumbledore lo que de verdad sucedió.

- Sí, Hagrid, no te preocupes te apoyaremos - confirmó Ronald

De los arrugados rabillos de los ojos del profesor se escaparon unas lágrimas. Atrajo a Ronald y a Harry hacia sí y los estrechó en un abrazo tan fuerte que pudo haberles roto algún hueso.

- Señor, no voy a permitir que usted, un profesor con tan buenas ideas, sea echado de Hogwarts por una alumna insolente

- Sí - dijo Ginny - Pansy ha tratado de acercarse a Draco por todos los métodos posibles

- Creo que ya has bebido bastante, Hagrid - dijo Hermione con firmeza. Cogió la jarra de la mesa y salió a vaciarla.

- Sí, puede que tengas razón - dijo Hagrid, soltando a Harry y a Ronald, que se separaron de él frotándose las costillas.

Hagrid se levantó de la silla y siguió a Hermione al exterior; con paso inseguro. Oímos una ruidosa salpicadura.

- ¿Qué ha hecho? - pregunté, asustada, cuando Hermione volvió a entrar con la jarra vacía.

- Meter la cabeza en el barril de agua - dijo Hermione, guardando la jarra.

Hagrid regresó con la barba y los largos pelos chorreando, y secándose los ojos.

- Mejor así - dijo, sacudiendo la cabeza como un perro y salpicándonos a todos - Han sido muy amables por venir a verme. Yo, la verdad...

Hagrid se paró en seco mirando a Harry; como si acabara de darse cuenta de que estaba allí.

- ¿QUÉ CREES QUE HACES AQUÍ? - bramó, y tan de repente que dí un salto en el aire - ¡NO PUEDES SALIR DESPUÉS DE ANOCHECIDO, HARRY! ¡Y USTEDES DOS LO DEJAN!

Hagrid se acercó a Harry con paso firme, lo cogió del brazo y lo llevó hasta la puerta.

- ¡Vamos! - dijo Hagrid enfadado - Los voy a acompañar al colegio ¡Y que no los vuelva a pillar viniendo a verme a estas horas! ¡Ni de visita ni de disculpa! ¡No valgo la pena!

Ginny y yo, nos sorprendimos de la actitud tan cambiante de nuestro profesor, pero hicimos caso, dirigiéndonos derechito a la sala común

2) Cassiopeia Malfoy y el prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora