Clases con el profesor Lupin

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Me había dado una ducha y puesto el uniforme, ahora me estaba peinando frente al tocador, cuando Ginny ingresa al cuarto con su cabello envuelto en una toalla

- No encuentro mi diadema de perlas - dije - ¿La has visto?

- No entiendo como, siendo tan ordenada, pierdes todo - se pone a rebuscar en mis cajones - ¿Sabes qué? Te voy a prestar una

- Gracias

Ginny me presta su diadema verde que ella acostumbraba a usar, mientras ella secaba su pelo con su varita y luego lo amarraba en una coleta muy alta. Una vez listas bajamos juntas a la sala común, donde los chicos, bastante aburridos y hambrientos, nos esperaban

- ¿Vamos? - pregunta Vin

El desayuno no la pasé muy bien, Draco me había dicho lo que oyó de Seamus Finnigan. Así que, cuando caminaba con Ginny camino a nuestra clase de Defensa, no escuche ni palabra

- ¡Cass!

- ¿Qué...? Fred, George ¿Qué ocurre?

- Les estamos preguntando si quieren venir a jugar snap explosivo a la hora de la cena- me dice George

- ¿Estas bien?

- Sí, Fred - digo algo perdida - Y estaré allí

No dí ni cinco pasos con una Ginny muy curiosa, cuando me voltee

- ¡No me han dicho donde!

- Yo gané - oí que Fred le decía a George con burla - Ni cinco pasos y se dió cuenta. En el patio - me dijo

Mientras aceleramos el paso, porque soy demasiado puntual, Ginny me preguntó

- ¿Ya me dirás que te pasa?

- ¿Qué? - volví a decir, pérdida - ¿Yo? No, estoy bien

- Cass, soy tu mejor amiga, llevamos casi dos años de conocernos, no me vas a engañar

- Es que... - tenía que decirle a alguien, y Draco estaba muy ocupado  - Es mi padrino, él... ¡Ay se comporta como un niño! Pero ya, ni al caso. Buenos días... ¿Dónde está?

Como siempre, era la primera de la clase, pero el profesor Lupin no estaba en el aula. Los alumnos fueron llegando se sentaron y estaban hablando cuando por fin llegó el profesor. Lupin sonrió vagamente y puso una caja. Estaba tan desaliñado como siempre, pero parecía más sano que en el tren, como si hubiera tomado unas cuantas comidas abundantes.

- Buenas tardes - dijo - ¿Podrían, por favor, meter los libros en la mochila? La lección de hoy será práctica. Sólo necesitarán las varitas mágicas.

Con Ginny, intercambiamos miradas entusiasmadas mientras guardamos los libros y demás. Realmente era de lo mejor tener a un merodeador como profesor.

- Bien - dijo el profesor Lupin - Ahora pongan las carpetas junto a la pared y póngase en círculo

Una vez todas las carpetas estuvieron junto a la pared, con las mochilas encima, el profesor Lupin se acercó a la caja, y esta tembló de repente

- No hay por qué preocuparse - dijo con tranquilidad el profesor Lupin cuando algunos de los alumnos se echaron hacia atrás, alarmados. Yo me recliné sobre el escritorio, ansiosa - Hay un boggart ahí dentro. A los boggarts les gustan los lugares oscuros y cerrados: los roperos, los huecos debajo de las camas, el armario de debajo del fregadero... En una ocasión vi a uno que se había metido en un reloj de pared. He buscado por todo el castillo con tal de usarlos en mis clases prácticas. La primera pregunta que debemos contestar es: ¿Qué es un boggart?

Ni un rayo sería más rápido que mi mano en una pregunta que sé

- Es un ser que toma la forma de aquello que más miedo nos da - dije

- Muy bien, señorita....

- Cassiopeia Malfoy, señor, pero me dicen Cassie

El profesor pareció reconsiderar su opinión positiva de mí al oír mi apellido, y me quedó mirando con intriga, pero luego reaccionó y dijo:

- Muy bien, señorita Malfoy. Nadie sabe qué forma tiene un boggart cuando está solo, pero cuando lo dejemos salir; se convertirá de inmediato en lo que más temamos. Esto significa que ya antes de empezar tenemos una enorme ventaja sobre el boggart ¿Saben por qué?

- Somos muchos, señor - dije - Eso lo va a confundir

- Exacto. Siempre es mejor estar acompañado cuando uno se enfrenta a un boggart, porque se despista. El hechizo para vencer a un boggart es sencillo, pero requiere fuerza mental. Lo que sirve para vencer a un boggart es la risa. Lo que tienen que hacer es obligarle a que adopte una forma que ustedes encuentren cómica. Practicaremos el hechizo primero sin la varita. Repitan conmigo: ¡Riddíkulo!

- ¡Riddíkulo! - dijeron todos a la vez.

- Bien - dijo el profesor Lupin - Muy bien. Pero me temo que esto es lo más fácil. Como veis, la palabra sola no basta ¿Quién lo intenta?

Lo último que quería era que supieran mis miedos pero, para mi buena suerte, el profesor escogió a Ginny, como yo sabia que hacer, simplemente me limité a pensar en qué se transformaría mi boggart. ¿La decepción de mis padres? ¿Las tormentas? ¿Tal vez que mi padrino sea besado por un...? ¿Un dementor? ¿Eso me asustaba? Me despierto de mis pensamientos por la silenciosa clase, ya todos se habían puesto a pensar en sus temores y cómo vencerlos

- ¿Todos preparados? - preguntó el profesor Lupin.

Mi único recurso fue ocultarme al final, donde nadie pudiera verme, mucho menos el boggart

- ¡Aquí! - gritó el profesor Lupin después de largo rato, avanzando rápido hacia el feo payaso que se había convertido ese boggart

¡Crac! La araña sin patas había desaparecido. Durante un segundo todos miraron a su alrededor con los ojos bien abiertos, buscándola. Entonces vieron una esfera de un blanco plateado que flotaba en el aire, delante de Lupin, que dijo ¡Riddíkulo! casi con desgana. ¡Crac! El boggart estalló en mil volutas de humo y desapareciera.

- ¡Muy bien! - gritó el profesor Lupin mientras la clase prorrumpía en aplausos - Muy bien, todos. Todos lo habéis hecho muy bien. Veamos... cinco puntos para Slytherin por cada uno de los que se han enfrentado al boggart... Y cinco por Cassiopeia - yo me quedé atónita, pensé que no había notado mi presencia - Muy bien todo el mundo. Ha sido una clase estupenda. Como deber: hagan y un informe sobre los boggarts y un resumen de la clase. Me lo entregan el miércoles. Eso es todo. Cassiopeia, hazme el favor de quedarte

Los alumnos abandonaron entusiasmados la sala de profesores, pero yo me quedé, encargando a Ginny mi mochila.

- Señor, yo no me he enfrentado al boggart, no merezco esos puntos

- Pero has respondido muy bien. Lo que quiero saber es ¿Por qué no quisiste enfrentarte al boggart?

Un escalofrío recorrió mi espalda al pensar en los dementores

- No me decidí, señor, pensé que quedaría en ridículo si no sabía cómo responder...

- Entiendo, te recomiendo que pienses bien en eso. En vez del resumen, quiero una lista con tus miedos y en qué podrías transformarlos. Anda, no quiero que llegues tarde por mi culpa, - me dice con una sonrisa amable

2) Cassiopeia Malfoy y el prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora