"Cuando sube la Marea..."

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La semana transcurre sin novedad alguna y mis nervios se increpan más de lo deseado, después de todo yo también soy mujer y se de lo que podría ser capaz si mi beneficio pende de ello. ¡Maldita Mariana! ¿Dónde estás? O peor aún ¿Qué harás?
Pero bien, el día esperado por todos, el cumpleaños de su madre
postergado – ha llegado y no precisamente por la celebración, sino por la expectación de lo que acontecerá, la omisión ante mis padres sigue tal cual lo planeado pero me produce ansiedad no tener el control absoluto de lo que pueda suceder, mis padres adoran a este hombre pero ese detalle puede entorpecer todo lo construido, ruego al cielo que no descubran lo acontecido y no es por miedo, sino por decepción. Cuando estamos arreglándonos para asistir a la celebración, el teléfono de Alejandro suena y ambos nos preocupamos no tan irracionalmente por el nombre que aparece en la pantalla: Mariana.

Alejandro duda en contestar por su determinante decisión de no querer formar parte de su proceso, pero yo prefiero estar enterada para estar alerta de cualquier movimiento que ella pueda accionar, lo persuado a que conteste bajo mis cavilaciones y él lo hace pero sin el mismo interés que el mío

-¿Qué quieres?... – su semblante se oscurece por la rabia y me encantaría saber que sucede del otro lado pero no voy a convertirme en la mujer controladora que acorrala a su hombre, aunque estoy al pendiente de cada uno de sus gestos – no, te he dicho que no ... no me interesa te he dicho que correré con todos los gastos y cuando nazca exigiré una prueba de ADN pero hasta entonces no conseguirás nada más – su firmeza me estremece y por un momento siento una punzada de compasión por aquella mujer, no debe ser fácil estar en sus zapatos pero si fuera más inteligente sabría que con retarlo no conseguirá nada ¡Si lo sabré yo! –no tengo nada más que hablar contigo, entérame de los costos y te depositaré el dinero ... no, no quiero verte bajo ni un motivo y si no lo entiendes por las buenas pasaras un mal rato intentando esforzarte por algo innecesario... se acabó no tengo nada más que hablar – espeta encolerizado y cuelga el teléfono

Observo su expresión corporal y sin necesidad de un experto en lenguaje me doy cuenta que está realmente enfadado, tiemblo para mis adentros sé que no son buenas noticias pero muy dentro de mí, también sé que en parte ella tiene razón en buscarlo, después de todo no se trata de una mascota que se repartieron tras una separación sino de un bebé

-¿Qué sucede? – pregunto nerviosa

-insiste en verme para que hablemos – responde furioso y trato de apaciguarlo

-creo que es necesario, deberías de acceder he ir a verla – susurro con un sabor amargo y repulsivo en la boca

-no tengo nada que hablar con ella

-por favor deja de ser tan cruel, no puedes ponerte en esa posición, algo quiere y en parte no es del todo irracional

-joderme eso es lo que quiere, pero no lo conseguirá

Me llevo la mano a la cabeza exasperada porque a pesar de que no me encanta la idea, tienen que hablar, es necesario... ¡Dios, hay un bebé de por medio!

-necesitas resolverlo Alejandro y poniéndote así no solucionas nada, deberías considerar el hablar con ella, no te está pidiendo algo por capricho, hay un motivo y mientras tú te niegas él sigue creciendo – digo rascándome la frente por la desesperación y a medida de que digo las palabras siento el estómago convulsionar por lo complicado que es todo esto, intento otra estrategia, no me complace el enfoque que le doy pero quizá sea la única forma de hacerlo entrar en razón

-¿y si negocias con ella? – me mira impasible pero nada convencido – es decir, quizá y quiere asegurarse con dinero

-solo cubriré los gastos médicos, hasta entonces no cumpliré ni un capricho y si decide perjudicarnos llevaré esta situación hasta un juzgado familiar para sentenciar una manutención

CUANDO ARDE LA LLUVIA...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora