Lujuria, deseo y... ¿Querer?

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Tal como esperaba, abro y me sonríe con una sonrisa sensualmente arrebatadora, de esas que te desabrochan por si solas el brasier y me extiende la mano para que se la tome, cuando respondo a su gesto deposita un beso seductoramente sobre mis venas sin quitarme los ojos de encima, le sostengo la mirada y es ahora que el marcador comienza a contar...

-Hola Alejandro mmm que guapo, todo un galán el señor, pasa ponte cómodo pero no tanto como para ir directo a mi habitación

Digo retadora jugando con su mirada mientras muevo las pestañas lentamente, desvió los ojos y seductoramente los vuelvo a posar sobre él, me siento invencible porque sé que está en mi territorio y soy yo quien domina la situación

-ya que lo mencionas - dice susurrándome al oído mientras besa mi mejilla pegando demasiado sus labios a mi boca

¡Carajo! 1-1 señala el marcador

Le sonrió juguetona y lo hago entrar

-gracias por el café y el pay de la mañana, no sabía que en la cafetería había servicio a domicilio

-no lo hay - dice con actitud autosuficiente y sonrisa a medio labio mientras me guiña el ojo

El guiño, ¡Joder! Me ha guiñado el puto ojo miles de veces y siempre hace estremecer mi respiración, desde que lo conocí parece ser su personal marca registrada, no puedo dejar de admitir que es un gesto que en él se ve tan sensual y erótico

-mmm el chico debe de frotarse las manos cada vez que sabe de ti, ¿ya le has pagado una fortuna?

Digo pícaramente, al momento se ríe con gusto por lo mordaz de mi comentario

- el chico tiene las mismas instrucciones, vigilarte y averiguar de qué otras formas te puedo seducir

-oh, valla forma de invertir tu dinero -contesto sarcástica

Me dirijo al refrigerador de la cocina y como solo hay una meseta que la separa de la pequeña sala le pregunto

-¿cerveza?

-me encantaría

-enseguida - le devuelvo el guiño antes de abrir el refrigerador

Mientras tomo las botellas de la nevera él se pasea por la sala y  aprovecho para observarlo, viste unos pantalones formales color arena que tienen una pequeña etiqueta que dice Dockers, camisa rojo vino de mangas largas que dejan al descubierto un pequeño monte de bellos que sobresalen de su pecho -trago saliva -

Me parece que es lino o algo así porque con este calor debería de estar sudando, pero no, se le ve fresco y su aroma maderoso con ligeras notas a tabaco con... (podría ser canela, quizá lima no estoy segura.)
Tiene una pluma que descansa en el orificio de la bolsa de su camisa con una estrella flotante en la punta, reconozco esa estrella es el distintivo de la marca MondBlanck, este cabrón sí que tiene dinero, y por lo que puedo ver es edición limitada, lo sé porque yo siempre he querido una pero mi sueldo no me lo permite. El único detalle que sobresale de su vestimenta es el reloj cuadrado que le da un toque de elegancia y sofisticación, miro sus zapatos negros y me asombra lo impecables que están, sonrió para mí misma al darme por satisfecha con el cuidado que pone a su apariencia, no conozco otro hombre que porte los zapatos tan limpios, Rodrigo siempre es un desastre, algunas veces cuando va a una reunión de trabajo soy yo quien elige su ropa, de no ser por mi iría con jeans de mezclilla, camisa básica negra y los zapatos... ufff no hay forma de tirar sus viejos y feos tenis negros. Sé de hombres -me he acostado con muchos - pero Alejandro es un raro espécimen en peligro de extinción. Camino hacia él y le entrego la cerveza, no ha dejado de observarme desde que salí de la cocina pero no me siento intimidada, me he puesto unos jeans ajustados que enmarcan mis curvas - no soy huesos cariño he mantenido mi talla 7 para no perder mis curvas, no pienso obligar a mi cuerpo a entrar en una talla más pequeña, siempre he sabido por boca de los mismos hombres que admiran más la voluptuosidad formada en una mujer, más que huesos saliendo por todas partes - con una blusa azul rey con holanes en los botones de adelante y zapatillas altas color negras con detalles dorados en el tacón

CUANDO ARDE LA LLUVIA...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora