"Deja que arda la lluvia..."

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Mi madre está encantada con la sorpresa y se le ve tan contenta, aún más que el festejado, cuando salimos del aeropuerto, mi padre sonríe divertido por su reacción y al ver mi cara de satisfacción se regocija cómplice de la diversión que nos causa verla tan emocionada, Alejandro se limita a disfrutar el espectáculo con actitud relajada y suficiente

-vamos por unos cocteles para celebrar estas vacaciones consuegra – dice Aida con malicia juvenil en los ojos cuando llegamos al hotel

-eres una bruja, me has leído la mente – le contesta mamá dejándose llevar de la mano de su nueva amiga

-yo pongo la primera ronda señoritas – responde alegre Ana sumándose a la invitación – ¡Gala vamos!

Alejandro levanta los hombros y me mira enfurruñado como diciendo –"mujeres" – pero lo conozco muy bien y se con certeza que se está divirtiendo en medio de tanta efusividad

Alejandro y mi papá se adelantan a la recepción para asegurarse de recibir lo reservado con anterioridad mientras Aida, Ana, mamá y yo nos vamos a la barra junto a la piscina para asaltar al barman y disfrutar de muchas bebidas espirituosas, volteo la mirada a mi hombre cuando me alejo unos cuantos metros y le sonrió cómplice, él me mira negando con la cabeza haciéndose el frustrado y me guiña el ojo concediéndome su diversión, en verdad estoy disfrutando esta salida familiar y es que cuando Aida y Ana se enteraron que nos iríamos de vacaciones para celebrar a mi padre y nuestro aniversario, no dudaron en sumarse a la diversión y se anotaron en los planes, Alejandro no daba crédito a su asombro con crecidas suposiciones porque jamás imaginó que su madre quisiera formar parte de esta tertulia y yo me encanté con la idea de convivir todos en la playa, después de todo, solo somos dos personas que intentamos llevar una vida normal, sin tanto drama, por eso agradezco estos momentos lejos de toda complicación y lejos de una pequeña situación que está por cumplir 5 meses, me deshago de esos pensamientos tan desconcertantes porque pese a que intentamos continuar con nuestras vidas complementándonos, no podemos ignorar la realidad, pero no este fin de semana ¡No! Nos lo merecemos y tenemos muchas cosas que celebrar, principalmente que estamos juntos en medio de esta contrariedad.

Es un poco desentonado el aspecto que llevamos las cuatro en la piscina, todos con sus respectivos trajes de baño y nosotras con demasiada ropa, como aún no nos han entregado nuestras habitaciones no nos hemos ocupado en cambiarnos y lo cierto es que no nos importa en lo absoluto, estamos decididas a consumir unos cuantos licores hasta que nuestra sangre se "achispe."
Disfruto en grandes cantidades ver a mi madre tan contenta y contemplar lo bien que se lleva con Aida, ambas son mujeres extraordinarias y peculiares, cada una en su particular forma pero juntas nos contagian con sus carcajadas celebrando sus divertidas ocurrencias, Aida le guiña un ojo al joven barman y él se ruboriza presa de su coqueteo, todas nos reímos de lo lindo por su atrevimiento y Aida disfruta de nuestra diversión

-lo cierto es que muchas veces extraño a mi esposo pero no me quejo tengo hijos muy consentidores y lo bueno de todo esto es que puedo disfrutar sin complejo de culpa – dice animosa

-¡mamá! – la reprende Ana con fingida desaprobación

-ni modo hija mi alma aún es joven y el cuerpo me traiciona

Ana la abraza cariñosamente y le da un beso en la cabeza con gesto devocional

-menos mal que ya no puedo tener más hermanos que sino Alejandro se quedaría en banca rota señora – musita con altanería grácil.

Al cabo de un rato Alejandro se acerca para informarnos que las habitaciones ya están dispuestas para nuestro servicio, mamá va en busca de mi padre para atenderlo ya que como ella dice "no encontraría ni a un fantasma aún este le hubiera dado el susto de su vida" Ana va a su habitación a ponerse su traje de baño ya que hay un sinfín de hombres que le han coqueteado y ella no perderá la ocasión para distraerse con alguno de ellos y pretende mostrar sus atributos en un revelador bikini, en la barra solo nos quedamos Aida, Alejandro y yo, después de haberse tomado un wiski me susurra al oído que nos vallamos a instalar en la nuestra, no sin antes haberme fulminado con una mirada feroz y tentadora, mi deseo estalla en ganas por este hombre tan sensual que no dudo ni un momento en retrasar su propuesta pero antes de marcharnos Aida nos detiene un momento y toma de mi mano con delicadeza

CUANDO ARDE LA LLUVIA...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora