El fuego...

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Suena mi alarma y me despierto de golpe con un espantoso dolor de cabeza, me arden los ojos y estoy desorientada, me giro y veo a un hombre que ronca con una pierna suelta y la otra en el suelo de mi cama.

¿Qué demonios paso anoche?

Me siento confundida y no logro recordar, yo jamás he traído a nadie a mi casa, en ese momento aquel hombre se gira y me sorprendo aun desubicada al reconocer ese rostro tan familiar, ¡oh! Es Vigo ahora recuerdo todo, el tequila y la noche...

Entro dando tumbos al baño y siento que la cabeza me va a estallar, sentada en la taza juro por la vida que no tengo ganas de ir a trabajar, considero la posibilidad de reportarme enferma, total Armando me debe mucho y estoy segura que no se negará pero mi responsabilidad es aún más grande que mi pereza y decido que no por una noche de licor y locura debo faltar, me meto a la regadera suplicando que el agua fría me alivie esta terrible resaca. Luego de pasar un buen rato bajo el agua fría y sentirme un poco mejor me dispongo a vestirme y arreglarme para que nadie en la oficina se percate de mi noche de descontrol.
¡Aggg! Me veo fatal ayer era tanto la aventura que ni siquiera fui capaz de quitarme el rímel y el delineador, parezco una mescla de prostituta callejera con un dejo de lady gaga y su exentrico maquillador.

Salgo a la cocina por una dosis letal de dos alcacelcer y dos aspirinas, la sed consume mi garganta y soy consciente que es la cruda que me dejó la noche de excesos de ayer, después de haber dado tres capas de corrector a mis ojeras y poner más rímel de lo habitual, cojo mi bolso pero antes de salir de casa escribo rápidamente una nota a mi inquilino

"gracias por la noche, te debo otra, después de tantas ya puedes pasarme tu factura, pero antes desayuna hay suficiente comida para que vacíes mi refrigerador, te dejo aspirinas. Te llamo más tarde cuando la resaca me obligue a ir a vomitar"

Llego rayando la hora a mi cubículo y gracias a dios Armando no está, me informan que fue a un desayuno y que va a demorar, siento que la luz de la computadora me taladra el cerebro pero aun así tengo que trabajar, me enfoco es mis comisiones del día y eso es motivo suficiente para continuar. La mañana pasa volando y al medio día me doy cuenta que no tengo nada en el estómago tomo un descanso breve para desayunar en la cafetería a lado de la oficina y sin pensarlo dos veces tomo otra letal dosis de alcacelcer con aspirinas, eso bastará para terminar la tarde, pido algo ligero que adormezca a mi estómago pero que no me haga vomitar, me dedico a recordar lo sucedido en la noche y a pesar del malestar que me hace sentir fatal lo cierto es que mis labios esbozan una amplia sonrisa por el sabor a alegría que me ha dejado aquel chico que despertó en mi cama sabrá dios a qué hora, decido hacerle una llamada rápida para cerciorarme de que está bien y luego de bromear por teléfono un rato me doy cuenta que ya es tarde y debo regresar pero entes, tengo que pasar a la farmacia a comprar dos sueros con sabor a lima eso tendrá que bastar para rehidratarme, estoy adolorida y sé que es por la cantidad impresionante de líquidos que el licor le hace perder a mi cuerpo, instalada nuevamente en mi cubículo Armando sale de su oficina y me escanea con la mirada, se le hace tan desconcertante que haya salido de la oficina y sin darle tiempo a preguntar nada, le comento que fui a comer algo porque anoche estuve enferma y me sentía mal, como era de esperarse intentado ganar puntos conmigo me dice que si quiero puedo retirarme y regresar mañana que sin problema él entenderá, absolutamente declino su oferta, no quiero deberle nada y sé que si acepto, ese favor me costará caro cuando el cabrón me lo quiera cobrar.

–"Déjalo así querido, ni siquiera con tus condescendencias terminaré en tu cama" – pienso para mis adentros, pero mis labios esbozan una tímida sonrisa.

Me he concentrado tanto en conseguir facturas irrealistas que la tarde a trascurrido de forma rápida y estoy absolutamente satisfecha con mi comisión totalmente desconocida para Armando, con este porcentaje y lo que acumulé en la semana puedo llamar a la financiera de mi vehículo, pagar la renta y aún me sobra un poquito para ir al supermercado al terminar de trabajar, tengo ganas de ir a mi cafetería pero me siento cansada por lo de anoche y necesito dormir para reponerme, así que decido ir mañana sábado por la tarde después de visitar a mis padres a casa, no les he hecho ni una sola llamada en la semana y estoy completamente segura que mi madre está a punto de enloquecer por mi falta de interés.

CUANDO ARDE LA LLUVIA...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora