Y aquí estoy, sentada junto a la ventana viendo la lluvia caer, no quise cerrarla porque no me importa si el agua me moja, por el momento es el único consuelo que intento sentir, la lluvia fría salpicándome el rostro, necesito algo me haga sentir viva, que me refresque y aminore todo éste dolor. Me siento vacía...
Lo único que queda es desolación y amargura, siento como si un huracán hubiera pasado encima de mí y se llevara todo a su paso, lo destrozó todo, me devastó. Y solo quedan estos pedazos de lo que un día fue vida, de lo que un día fui.
Apenas y me reconozco, no soy nada de lo que solía ser. Los días son iguales y no logro ver la diferencia entre ellos, me levanto tarde, intento engañar al tiempo para poder sobrevivir inconsciente, es preferible a levantarme temprano y tener que soportar el trascurrir de las horas.
Como lo que aparezca sin apetito he incapaz de disfrutar del sabor, simplemente soy como una máquina que aún tiene que funcionar, muy a mi pesar. Veo una película o leo un libro, cualquiera de las dos cosas le roba horas al día y ayudan a que termine rápido. Me baño he intento no verme en el espejo, odio ver la imagen desahuciada de la mujer que aparece en él, prefiero mirar mi cabello o mis lunares pero evito mis ojos, tengo miedo de toparme con ellos y que la realidad me golpee tan fuerte como acostumbra hacer, por eso me seco y me peino rápido para evitar mi mirada, es más fácil engañarme y creer que todo estará bien, pero cuando me topo con ellos, miles de agujas se clavan en mi piel y me hacen daño, porque sé que nada lo está.
"No soy nada."
Lo he pensado, he considerado algunas veces el acabar con todo, terminar con esto. No tengo nada que perder, ya todo lo perdí.
Debo el alquiler, mis tarjetas, el auto y en cualquier momento alguien aparecerá en mi puerta y me lo quitará, tan sólo el hecho de pensar en tener que pasar semejante humillación me hace considerar una vez más la opción. A decir verdad no sé qué espero, no sé por qué no lo he hecho, no sé por qué lo retraso. Y no, no tengo ganas de morir pero tampoco tengo ganas de vivir así, estoy considerándolo en verdad.
Ayer platiqué con alguien, sonreí y actué, lo cierto es que soy una gran actriz, logro convencer a todos –algunas veces hasta a mí misma – de que todo está bien, perfectamente bien. Y mientras tomábamos café me decía que era increíble lo perfecta y maravillosa que era mi vida, lo fuerte, exitosa y admirable que soy y lo mucho que deseaba ser así, como yo. Sonreí y puse cara de conmovida, dentro de mí la mentira decidía salir y consideraba la posibilidad de que la realidad se le asemejara, pero ¿a quien quiero engañar? nada lo es.
En su charla mencionó a aquel ser innombrable que todos llaman Dios, y si, contesté que él era bueno y lo mucho que estaba agradecida, dije lo que todo el mundo espera escuchar y funcionó, ese maldito hijo de puta. Hace tres años que él y yo no estamos nada bien. Nos la pasamos jugando un estúpido juego en dónde él pone las reglas y yo solamente dejo de resistir, es más fácil que pelear. Lo aborrezco, me he enojado tantas veces con él, le he pedido diez mil veces perdón y al final me vuelve a joder. Por eso simplemente opté por ignorarlo y dejarle de hablar, no siempre fue así, yo era una erudita creyente de su bondad, defensora de su sabiduría y benevolencia, creía que todo estaba bajo su control y que todo tenía un propósito, que realmente todo pasaba por algo mejor, por su perfecta preparación hacia algo sorprendente y que en algún punto todo estaría bien, que entonces en ese punto yo entendería todo y que me tomaría un café con la vida agradeciendo el porqué de todo.
¡Pero no!
Lo cierto es que no, él se encargó de golpearme tan fuerte hasta colocarme en esta situación y estoy segura que disfruta hacerme colapsar, en venganza evito a toda costa mencionarlo y escuchar hablar de él, odio todo lo que tenga que ver con estúpidas creencias milagrosas he inventos motivacionales donde la maldita suerte o lo que algunos llaman "bendiciones" se lleven el mérito con fundamentos idiotas de fortaleza y pruebas, la única prueba en la que creo es la de superación y... la reprobé.
Para mí rotunda desgracia en momentos de pendejes absoluta, dónde el dolor es incluso más insoportable que ayer, me encierro en el baño y le clamo pidiéndole, suplicándole que por favor esto termine, que haga que todo mejore y que cambie por completo esta situación y se lleve este dolor... pero no, nada sucede y termino sintiéndome más miserable y estúpida que la noche anterior.
Lo único que poseo es este agobiante dolor y una cajetilla de cigarros, por ahora los cigarros entumecen mi frustración, pero algo me dice que dentro de poco ya no harán efecto y que quizá deba conseguir algo más fuerte, mariguana quizá, pero tengo dos miserables contradicciones, la primera: ni siquiera tengo dinero para comprar ese anestésico y la segunda, que a pesar de que deseo morir no quiero destrozar mi cuerpo y perderme con cualquier sustancia de escoria que me mate lentamente o lo que es peor, me mantenga viva pero apendejada. ¡Mmmm! –suspiro - que difícil es sobrevivir así.
No tengo trabajo y por más que he enviado solicitudes a todos lados nadie se interesa por contratarme, y sé que no es por falta de experiencia, ya que soy un puto potencial en los negocios -los de otros porque los míos nunca funcionan, no pasan de un perfecto y bien planeado proyecto– para mi miserable frustración la inteligencia que poseo por encima de los demás y la visión impresionante para desarrollar no me sirven de nada, así como tampoco el crear y potencializar hasta hacer crecer y prosperar todo lo que se me ponga en las manos... excepto mi vida.
Así que, si, también culpo al puto dios por eso, porque estoy segura que quiere destrozarme y hundirme aún más de lo que ya estoy, de no ser así, algo o solo algunas cosas serían diferentes, alguien ya hubiera llamado y me hubiera contratado ¡carajo! soy un puto cuerpo lleno de habilidades y capacidad, pero ahora parece ser basura.
No recuerdo cuando fue la última vez que tuve sexo, ¡Mierda! ¿A quién quiero engañar? aunque a decir verdad prefiero no acordarme, ya que el sabroso barman de la barra estaba por casarse, para mi justificación solo fue una vez y yo no lo obligué, solo le guiñe el ojo le coquetee un poco, abrí mi escote, pero fue él quien decidió que llegáramos tan lejos. No siento ni un jodido remordimiento y eso debería de estar mal, debería de arrepentirme por hacer algo así, por joderle el compromiso a su novia aunque ni siquiera se halla enterado, pero no, lo cierto es que no me remuerde nada, como tampoco lo siento por los encuentros casuales que suelo tener.
No me importa saber sus nombres ni mucho menos el tener una relación, con un condón de por medio – obligatoriamente – un juego de seducción, un perfume embriagador y varonil, ufff amo el aroma a hombre, sobre todo los fuertes y poderosos, de esos que desabrochan las faldas y hacen que toda mujer se convierta en una fiera febril, un físico atractivo y carnalidad pecaminosa son los requisitos fundamentales para una placentera sesión.
¿Enamorarme? Ni loca, la última vez que lo hice termine así justo como ahora, perdida, destrozada y confundida. Eso sin mencionar que no me bañe en días y que mis piernas se negaron al rastillo durante meses al igual que la selva que creció...ahí.
Por eso prefiero mil millones de veces las relaciones ocasionales de una sola noche, cuando mucho una semana o quizá dos y eso porque también me gusta el cortejo y los detalles pre apareamiento pero solo hasta ahí, cuando noto que la cosa se está poniendo intensa me disculpo y rechazo cualquier intento de insistencia.
Es mejor detenerse a tiempo que exponerse a la vulnerabilidad.Básicamente soy una puta, educada, culta e inteligente pero puta, no me importa una mierda si eso está mal, es mi forma de enfrentarme a los días y disfrutar. Eso sí, soy inteligente, porque para abrir las piernas hay que ser astuta y tener un coeficiente intelectual, eso me diferencia de las pendejas piernas fáciles que creen que coger con muchos hombres las hace superiores y libres, pobres ilusas son tan estúpidas que tienen una reputación tan quemada que nadie las quiere ni repetir, en cambio en mi defensa yo soy astuta, nadie, absolutamente nadie sabe de mi placer y podría casarme con el hijo de un pastor -sí, la mayoría son unos imbéciles- o inclusive con un político o personaje influyente porque nadie sabe de mi distracción y de los encuentros ocasionales que tengo con algún buen servidor.
Se hacer bien las cosas y siempre cuido mis espaldas, estoy sola, siempre lo he estado y si algo he aprendido de esta situación es, que lo único que tengo es a mí y quien en verdad me cuida, soy yo. Lejos de eso nadie hará algo por mí... Salvo Rodrigo
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CUANDO ARDE LA LLUVIA...
Romance"Una Historia que te enseñará el verdadero significado de Amar" Gala es una mujer fuerte e independiente de 26 años que conoce los desafíos de la vida y siempre tiene el control con su astucia e inteligencia por encima de los demás, siempre ha estad...