"Cuando Arde la Lluvia."

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Es domingo y me duele la espalda, estoy cansada, todos estos últimos 4 meses han sido extenuantes entre los cambios en la empresa, pero pese a todo ello, me siento feliz.
Realmente ha sido agotador encargarme de los nuevos cambios, fueron un sinfín de papeleos y revisiones, la empresa que tiene Alejandro se fusionó con la que fue de Fernando y es que las cosas siempre debieron de ser así, Alejandro no robó nada, simplemente recuperó lo que le pertenecía y ahora que todo está en su lugar no puedo hacer más que sentirme orgullosa y satisfecha de él, su generosidad y nobleza han sido admirables, no solo conservó al personal, sino que también se aseguró de implementar nuevas normas y políticas para hacerlos sentir valorados y les permitió conservar a cada uno de ellos su empleo dándoles la seguridad de un nuevo contrato y ascendiendo a los activos más honorables y esforzados, inclusive Karla está muy contenta ya que ahora es la asesora de finanzas en el área de créditos para clientes nuevos, Armando sigue ocupando su mismo puesto pero bajo una atenta supervisión directa de Carlos, como ya conocemos sus fraudulentas formas de sacar ventaja Alejandro ha decidido dejarlo en manos de Carlos que ahora es su nuevo jefe y dirige la fusión de mi antiguo lugar de trabajo, mientras yo estoy a cargo de los contadores para supervisar que no existan más desfalcos, mi oficina es mucho más grande y está al lado de su despacho y para mi privilegio tengo mi propia mesa de cafés, Alejandro me ha propuesto una asistente personal, pero esa no soy yo, a mí me gusta mucho mi trabajo y me satisface encargarme de mis asuntos por mí misma, por eso rechacé su oferta pero a cambio pedí una más grande variedad de cafés y todas las mañanas desayuno mi pay de limón.

De alguna u otra forma las cosas han mejorado en maneras satisfactorias y agradezco cada día al Padre Eterno por haberme dado la bendición de ser feliz, sobre todo cuando temí que las cosas se pusieran feas aquella ves, cuando Alejandro por iniciativa propia, fue a hablar con mis padres de su responsabilidad para con Mariana, ni siquiera me enteré de cuando fue ni como sucedió hasta que una mañana fui a visitarlos y me topé solo en la casa a mi papá, ya que mi madre había asistido al estudio de ballet, recuerdo que llegué, nos dirigimos a su taller y mientras yo acomodaba nuevamente a los "miserables fastidiosos" me dijo que aunque en un principio había tenido sus reservas para con la "situación" no podía dejar de valorar al gran hombre que tengo como compañero y admirar su valentía, su honor y su responsabilidad, no sabía exactamente a qué se refería hasta que menciono lo del bebé, sentí que el alma se me caía a los pies y el corazón tenía ganas de salir corriendo, pero para mí tranquilidad me dijo que apoyaba mi decisión y que contábamos con todo su respaldo, no era una cuestión que lo satisfacía del todo pero "algunas veces las cosas son como son" – citando sus palabras – y no nos queda más que adaptarnos y crecer con ellas, me preguntó si estaba contenta y si era feliz, sin dudarlo respondí que sí y con un fuerte abrazo me consoló diciéndome

-bien, si tú lo estas tu madre y yo nos damos por bien servidos, disfruta tu vida y no lamentes el pasado, el punto es ahora.

Cuando los recuerdos vuelven a mi mente siento revivirlos y no puedo evitar llorar, pero ya no es por dolor sino por gratitud, sé que alguien allá arriba mueve muchas piezas todos los días para darme la plenitud y la felicidad que siempre desee, solo hay una cosa que me abruma algunas veces y es la reticencia que aún resguarda Alejandro cuando vagamente tocamos el tema de Mariana y el bebé, inclusive su madre me ha confesado que le preocupa mucho la vida de ese ser y que lamenta mucho que las cosas sean así, le gustaría conocerlo y tener relación para con él, después de todo es su nieto y le gustaría estar presente cuando nazca, pero Alejandro es muy intransigente para con el tema y le ha pedido abiertamente que no se involucre ya que no planea formar parte de nada y solo proporcionará la economía suficiente para que no le falte nada a él ni a su madre, no he vuelto a ver a Mariana y algunas veces en contra de todos mis deseos me encuentro pensando en cómo estará y si todo marcha bien, sé que no es asunto mío y tampoco soy la Madre Teresa de Calcuta, no poseo grandes dones de misericordia pero, tampoco soy un ser humano cruel y despiadado, por eso guardo en lo más profundo de mi corazón la nostalgia de saber que ese bebé tiene un padre honorable, cariñoso y admirable que por lo visto no conocerá, me da melancolía pensar en eso ya que yo crecí en un ambiente tan familiar y privilegiado a lado de los padres más protectores he inigualables que alguien pueda tener y me pesa un poco cargar con el peso de esa culpa, que en realidad no es que sea mía o por mí, pero sé que en el fondo, tiene mucho que ver conmigo, soy parte del motivo.

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