Mi fuerza...Rodrigo

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Es lunes y de nuevo al trabajo, a pesar de que la vida trascurre habitual hay algo nuevo en el ambiente, mas anhelante y esperanzador. Me he notado diferente y hasta mi actitud es menos hostil, sentirme segura y amada me sienta muy bien, aunque en la oficina no se sabe nada, lo cierto es que las personas ya no me temen y ahora me tratan de manera más cordial sin perder el profesionalismo, también me han trasladado a una oficina más formal y mi cubículo ha quedado vacío, aún no me acostumbro del todo pero los cambios siempre son buenos, aunque me ponga los nervios de punta no encontrar mis cosas. Sin darme cuenta estoy completamente absorta en mis movimientos financieros y alguien llama a mi puerta mientras estoy en el teléfono negociando con un importante inversionista, un joven repartidor me pide permiso para entrar y yo le señalo con la mano mi consentimiento, asienta sobre mi mesa un café americano bien cargado, un sobre de endulzante, un pay de limón y un alcatraz morado

-se lo mandan

Me dice y yo me quedo muda por unos instantes emocionada por el detalle que me ha enviado, otra vez.
La voz del otro lado me pregunta si aún sigo ahí y eso me devuelve repentinamente a la realidad, después de contestar que sí, usando la mentira de revisas los balances le pido un momento sin colgar

-gracias – contesto al repartidor

-se lo manda el señor

-Herrera – lo interrumpo

-si

-gracias

Meto mi mano en mi bolsa en busca de una generosa propina y el joven se retira alegremente, sonrió de tal forma que me siento una idiota, enamorada pero idiota, ha vuelto a sorprenderme y sus detalles hacen que mi corazón estalle de regocijo, tomo un momento para recobrar la compostura y continúo la llamada, al cabo de diez minutos he cerrado un excelente trato y el inversionista y yo nos despedimos cordialmente. Debo ir a la oficina de Armando para anunciarle las buenas noticias pero antes tengo que enviar un mensaje a Alejandro para agradecerle

"hola guapo, gracias por el café, el pay pero sobre todo por el alcatraz no dejas de sorprenderme, también gracias... por haberte quedado todo el fin de semana en mi casa y aún más gracias... por hacerme sentir como una idiota enamorada, después de tanta gratitud creo voy a prenderte una veladora"

Escribo dándole matices chistosos a mi comentario con toda intención, no me gustan los romanticismos y prefiero la ironía disfrazada de coqueteo, es mucho mejor que toda esa falacia del amor. Enseguida me contesta y una vez más ya estamos envueltos en este juego de seducción

"deja de darme las gracias, sabes que lo hago con fervor porque te quiero, el fin de semana fue delicioso y espero se vuelva a repetir el viernes que viene, sobre todo con esa lencería tan sexi, la próxima vez yo mismo te llevaré de compras... la veladora, prefiero un masaje tentador"

Su respuesta me hace reír inconscientemente, sabe jugar con mi cordura y no tiene escrúpulos a la hora de atacar, me gusta la idea de ir de compras, aunque no es su dinero lo que me interesa, siempre es bueno sacar ventaja de un buen patrocinador y él estará encantado, la idea del masaje me agrada, tengo un par de trucos por ahí que lo van a enloquecer, así que se lo hago saber en mi respuesta

"perfecto, el viernes de compras y el masaje tiene descuento especial para clientes frecuentes, te dejo trabajar guapo... te quiero"

Su pronta contestación es aún más perversa que la mía

"excelente, ¿aceptas tarjeta? De ser así déjame decirte que soy muy generoso con las propinas... también te quiero"

Me acaricio el cuello por la intensidad de sus ocurrencias y me quito el saco porque tanta provocación me hace entrar en calor, aun con el clima encendido. Karla toca con demasiado esmero a mi puerta y me hace pegar un brinco, estaba tan sumida en mis lujuriosos pensamientos que me ha agarrado desprevenida

CUANDO ARDE LA LLUVIA...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora