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Los cambios son importantes y tras la pelea que habíamos tenido en nuestra antigua ciudad decidimos cambiarnos de casa,  Forks era lo más lejano que queríamos ir también era un lugar pequeño lo cual nos ayudaría, mi hermano y su novio eran mi única compañía, Magnus  siempre nos defiende y gracias a él sabíamos del mundo sobre natural, lo cual era interesante.

Mi madre hace años me explico que nuestro linaje sanguíneo tenía magia algo así como las brujas, cosa que solo las mujeres tenían, según mi madre y mi abuela  mi bisabuela fue la última en tener magia corriendo por sus venas.

El clima de Forks  era hermoso al menos a mí parecer siempre me encantó el clima frío, sentir mis dedos fríos o la sensación del aire fresco.

El camino en auto desde el aeropuerto en Seattle era largo y nos encontrábamos a la mitad de camino para poder llegar a Forks.

Asome mi cabeza entre el asiento de piloto y copiloto mire a mi hermano y a Magnus.

–Magnus– lo llame y este giro su cabeza para verme.

–¿Qué pasa calabaza?– junte mis cejas en una clara mueca de desagrado, ese apodo nunca me gustó.

–Si tú puedes hacer portales– hice movimientos raros con las manos– ¿Venimos viajando en auto?

–Es para tener una experiencia más en tu vida, luego me lo vas a agradecer.

Con un puchero me recargue en mi asiento, mire a mi hermano por el retrovisor y el me veía con una sonrisa.

Somos tan diferentes pero también muy similares.

Una hora después un letrero que decía “Bienvenido a Forks” se dejó ver,  pero antes de entrar por completo en el pueblo tomamos una pequeña desviación un camino de terracería nos recibió, varios minutos después una hermosa casa de color beige con rojo nos recibió, era hermosa era de dos pisos y tenía ventanales lo cual la hacía aún más hermosa.

–No quiero ni preguntar cuánto costó esto– dijo mi hermano

– No fue tan costosa– explicó Magnus.

– No porque seas secretamente millonario quiere decir que gastes tanto dinero en casas.

–Alec no gasto tanto dinero en casas– lo miro con burla.

–¿Que tal la casa en México?–mi hermano empezó a enumerar– la casa en florida, en Texas.

–La casa en España– agregue yo

–¡Ah! Y la casa en Japón.

–¡Bueno! Puede que si gaste bastante en casas, pero son hermosas.

La llegada a este lugar era magnífico, todo estaba en orden gracias a qué Magnus utilizo una especie de hechizo para organizar todo, ni en Harry Potter ví tanta efectividad.



























°°°°






















Estaba a nada de casarme con Thom Felton cuando el maldito despertador sonó, ni aquí puedo librarme de la escuela, me levanté de mi cama quité mis cobijas, mis almohadas y me dedique a sacudir mi cama y a tenderla, cuando termine eso abrí la venta me acerque a mi closet y saque un pantalón negro, una blusa roja y una chaqueta abrigadora y mi ropa interior, al terminar de escojer mi ropa entre al baño y me despoje de mi ropa la doble y dejé en la tapa del baño, temple el agua de la regadera, el agua estaba muy caliente pero así está bien para mí, después de ducharme y darle un concierto a mi acondicionador y champú salí del baño y me vesti.

Baje las escaleras para llegar a la cosina y mi hermano y Magnus estaban haciendo el desayuno.

–Hola mortal y un ser extremadamente maravilloso.

–Hola calabacita.

– Hola Teletubbie– Saludo mi hermano despeinado mi cabello.

–¿Que preparaste de desayunar?

–Son waffles y jugo de naranja.

–¡Te amo!

El desayuno pasó normal al terminar lave rápido los trastes sucios y fui a lavar mis dientes, al bajar ya traía mis calcetines puestos eran un calcetín azul y uno morado, es para la buena suerte, junto a la puerta estaban nuestros zapatos y mochilas me puse mis botas tipo leñador y tome mi mochila, solo de casa para poder subir al auto, mi hermano y mi cuñado ya estaban ahí, cuando subí tomamos camino a la escuela.






















°°°°
















El recorrido nos lo dió una chica de rasgos ligeramente latinos, usaba unos lentes de armazón blanco su nombre era Ángela, es muy agradable.

Las clases eran aburridas, el timbre anunciando el almuerzo llegó, corrí en dirección a la cafetería sin querer choque con una chica delgada y pálida.

–¡Perdoname!

–No te preocupes, mi cerebro no coordina con mi cuerpo– me miró, se veía un poco demacrada, tenía ojeras y se veía triste– Soy Bella.

–Soy Alexa– le sonreí – No conozco a nadie aquí más que a mí hermano y mi cuñado, ¿me puedo sentar contigo?

–Claro– se quedó en silencio un par de minutos– Tu hermano y cuñado pueden venir también.


Y ese día sin quererlo cambio el estado de ánimo de esa chica, cambio su soledad por la compañía agradable de un trío de extraños.

Y por primera vez en meses Bella volvía a sonreír, al entrar en la cafetería encontró a su hermano en la fila para comprar su comida ella y Bella caminaron hacia el.

–Alec te presento a Bella– señaló a la recién nombrada para después separar a su hermano– Bella te presento a Alec mi hermano.

–Un gusto– hablaron al mismo tiempo

–Hoy nos sentaremos con ella.

Al llegar a una mesa vacía tomaron asiento la castaña podía sentir las miradas en ellos.

–¿Que pasa?– le pregunto a Bella–¿Tenemos monos en la cara?

–Lo que pasa es que son nuevos, y en está mesa se sentaban una familia eran la sensación aqui– su voz se apagó lentamente.

–¿Eran importantes para ti?– pregunto Magnus

–Uno de ellos era mi novio–explico de forma breve.

–Que mal– la mire– Ahora me tienes a mi y si tú y yo llegamos solteras a los treinta nos casamos.

– Trato hecho

Bella estaba feliz por este pequeño gran cambio, la vida de ambas cambio para bien.


























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