Capitulo. 23

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El aire chocaba en su rostro y se podía oler y escuchar el mar a unos cuantos metros de él. Se sintió nervioso y entusiasmando al mismo tiempo. Él amaba mucho el mar y, aunque no podía ver en esos momentos por la venda en sus ojos, sabía que estaban dirigiéndose a la playa. Una de las cosas que Niall amaba de su novio era que siempre lo sorprendía con cosas asombrosas y sabe que esta será una de las miles que siempre le hizo y una de las miles que se vienen. 

Ashton siempre recordaba que cuando eran pequeños, la madre de Niall los llevaba a Liam, Louis, Niall y a él a la playa. Cada fin de semana estaban sentados en la orilla o jugando dentro del mar. A Niall era el que siempre le emocionaba los fines de semana. No podía explicar cómo brillaban los ojos celestes del menor cuando observaba el gran mar azul, se quedaba unos minutos viéndolo antes de caminar hasta él y mojar sus pequeños pies. Estaba enamorado del mar y Ashton siempre envidiaba a aquella playa y no le gustaba que llegue el fin de semana, así Niall no vería así al mar.

-¿Ya vamos a llegar? -A mitad de camino, supone Niall, Ashton había colocado una pañoleta negra en sus ojos. No observaba nada pero si podía oír y oler y lo que oía eran como las olas se rompían entre ellas creando ese sonido tan pacífico y hermoso. Podía olerlo también, el olor ha salado y dulce impregnaban su nariz y no podía dejar de sonreír.

-Eres muy impaciente, amor. -Estiro su mano para acariciar al menor en la mejilla, giro por un momento para observar la hermosa sonrisa de su novio y volvió a enfocar su mirada a la carretera. -¿Y esa sonrisa? 

El rubio menor movió su cabeza de un lado a otro, demasiado tierno para ser verdad. -Puedo oler el mar desde aquí. -Coloco su cabeza en dirección a  Ashton y aunque no podía ver, apostaba a que su novio estaba frunciendo el ceño. 

-¿Cómo carajos lo supiste? -Su voz estaba indignada. Niall rió y se encogió de hombros. 

-Sabes que amo el mar. 

El auto se detuvo y el motor se apagó. Niall volvió a sentir mucho más nervios y felicidad, como cuando despertó ese día y un gran ramo de rosas blancas estaba encima de su mesa de noche. Ashton le había preparado un desayuno de cumpleaños y sintió que podía llorar de felicidad. Siempre paso su cumpleaños con sus amigos o su madre cuando era más niño pero nunca nadie le había hecho tan feliz como Ashton. Recordar los malos momentos ya estaban de sobra en ese momento... 

La puerta del piloto se abrió y Niall escuchaba como las zapatillas de Ashton chocaban contra el suelo. Volvió a sonreír cuando su puerta se abrió y las manos del rubio mayor lo tomaban de las suyas para ayudarlo a salir del auto. Caminaron una ruta plana, Niall aún con los ojos vendados y Ashton tomándolo de la cintura indicándole donde pisar y donde no. 

-Aquí está bien. -Su voz fue amortiguada con una ola que se reventaba. La venda fue desamarrada y deslizada por su rostro. Su vista estaba borrosa por la falta de luz en esa casi media hora. -Feliz Cumpleaños, hermoso. -Susurro el mayor en el oído de Niall. Los ojos celestes del rubio se adaptaron para volver a estar borrosos, pero esta vez por lagrimas que comenzaron a acumularse en sus pequeños ojos.

Fue como volver a su pasado y volver a cargar esa enorme roca que lo había atormentado en estos días. Vio la mesa frente al mar con las rosas y todo, pero él no quería llorar por eso, él quería llorar por ver nuevamente aquella playa en la que se encontraba en estos momentos. Esa playa que fue parte de su niñez, que le hacía recordar momentos gratos junto a su familia, donde Louis era ese niño sonriente y travieso, donde Ashton no sufría de alcoholismo. Esos momentos cuando su papá si lo llamaba "hijo" y lo podía abrazar, donde lo único que ellos temían era que el día de aquellos sábados terminara muy rápido... Donde mamá era mamá. Todo había cambiado, su vida había cambiado, y ahora lo podía ver estando ahí, después de unos largos 10 años.

El amante perfecto. [Larry Stylinson] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora