𝕮𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 5

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Narra _____

Pare un rato para acomodar los libros que se me resbalaban cuando sentí que alguien me chocó el hombro lo que hizo que que un par de libros se me caigan al suelo.

—Uy, lo siento –vi al culpable que hizo que esos libros se me caigan, un chico, juntando sus manos mientras seguia su camino de espaldas, mostro una sonrisa burlona con la mirada a mis espaldas.

Me tragué mis palabras y sin ganas me agache para levantar los libros.

—Te ayudo –escuche detrás mío. Esa voz se me hacia conocida.

Levante la mirada y vi a Izan.

—¿Izan? –parpadee un par de veces, sorprendida.

—Disculpa a mi amigo, es un gilipollas –comentó Izan soltando una risa baja ignorando mis palabras.

—¿Ese era tu amigo? –levante una ceja.

—Si. Te vi a lo lejos –señalo detrás suyo–. Que coincidencia que estudies aquí –añadió con una sonrisa de lado.

—Eso tendría que decir yo –hice una mueca divertida.

—¿Estos son tus libros? –me pregunto al ver todos los libros que llevaba él y yo– no te veía como una chica de libros.

Rei negando ante lo que dijo.

—No, tienes razón. Son de la profesora, me dijo que los llevará a la biblioteca –explique soltando un re soplido de cansancio.

—Oh. Te acompaño –se ofreció dando un par de pasos–. De ahí me voy con mis amigos que deben de estar por... –miro a su alrededor buscando a supongo sus amigos.

—¿Desaparecieron cierto? –supuse evitando la risa.

—Si, no los veo –se encogió de hombros y dejo de buscarlos con al mirada – hoy están de coña.

—Entiendo –asenti lentamente–. Okey vamos porque todavía no desayune –comenté apresurado el paso.

—Te sigo –señaló el camino.

—¿En que año vas? –le pregunté cruzando la puerta de la biblioteca.

—¿Quién? ¿Yo? –se señaló con una sonrisa burlona.

—No, mi amigo invisible que está al lado mío –bufe–. ¡Claro que a ti! –exclame dándole un pequeño empujón en el hombro.

—Este es mi cuarto año –respondió dejando de lado las risas.

—Yo voy en el penúltimo año –comente haciendo un gesto superioridad. De broma.

Su mirada se fijó en mi tras escuchar eso. Le sonreí como si hubiera ganado algo.

—Mientes –soltó seguro con una sonrisa.

—¿Por que te mentiría? –me encogi de hombros–. Pronto cumpliré 17 años.

Su sonrisa se le borró –yo cumplí 16 en septiembre –dijo pasando la mano por su cabello.

—Al parecer soy tu mayor niño –bromeé.

—Por un año –levanto su dedo índice enseñándomelo.

—Cuando te vi pensé que tenías mi edad –confesé.

—Si muchos dicen que aparento más edad –contó con la mirada puesta en el camino.

—Noooo –solte de repente al escuchar el timbre de entrada–. No desayune y me toca historia –fingi que una lágrima caía.

—Yo tampoco desayune –dijo Izan con una mano en su abdomen –. Me toca música –sonrio por lo último.

—Por llevar esos libros –culpe haciendo una mueca y sintiendo mi estomago vacío–, y por hablar contigo –mire a Izan–. No es que te esté culpando –me apure en decir.

Río por lo bajo.

—Mañana te invito el desayuno ¿vale? –sonrio ampliamente y yo hice lo mismo.

—Si te acuerdas –dije con la mirada en mis pies siguiendo el camino a los salones de clase.

—Lo que digo cumplo y, me caes bien –se encogió de hombros siguiendo mis pasos.

—¿Dónde es tu salón? –lo mire por el hombro.

—En el tercer piso –respondió levantando la mirada.

—El mío igual –fue lo último que dije para subir tranquila, a paso lento porque, no creo que la profesora ya esté en el salón. Imposible, hasta a ella le aburre su materia.

—Nos vemos –escuché a Izan y me giré para despedirme.

—Adiós –fue lo único que pude decir porque unos chicos, sus amigos, se lo llevaron por detrás y entre risas desapareciendo en dirección al pasillo derecho. Mi salón está en el pasillo izquierdo.

Segui caminando tranquila hasta que vi que la puerta de mi salón estaba a punto de cerrarse con la profesora entrando. Corri para evitar que me dejen fuera de la clase y lo logré, pero solo porque impacte torpemente contra la puerta.

Solte un quejido de dolor mientras podía escuchar que, todos, o casi todos empezaron a reír disimuladamente, la profesora dolo atino a mirarme con el ceño fruncido y negar con la cabeza.

Mi día pudo acabar mejor...













𝐌𝐞 𝐡𝐢𝐜𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora