𝕮𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 15

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Narra _____

Llegamos al centro comercial buscando algún regalo para llevar a la fiesta, ya que no podía ir con las manos vacías. La verdad se me esta haciendo muy difícil porque no conozco a la anfitriona, y no se que le podría gustar.

—Mira, no entramos aquella –me señaló Izan a una donde se podía ver variedad de cosas de regalo.

—Vamos –dije soltando aire. Aunque tal vez no parezca no soy ese tipo de chicas a las que les encanta salir de compras. Izan parece menos cansado.

—Pero antes, ven quiero que me sigas –empezó a caminar en dirección a un lugar donde se podía ver que se vendía bisutería.

—Izan ¿a dónde vas? –lo seguí por detrás.

—Mira, ¿qué te parecen? –se paró frente a un mostrador. Mi vista fue donde me señalaba. Un par de pulseras de amistad.

Enarqué una ceja, levante la mirada sin entender.

—Son lindas pero... –dije dudando.

—¿Te gustan? –me interrumpió antes de que siga hablando.

Asenti sin borrar la confusión en mi rostro.

Izan sonrio y busco con la mirada a alguien dentro de la tienda.

—Por favor me lo puede sacar esas pulseras. Los compro –dijo a una vendedora que, con una sonrisa amable se acercó.

—Bien. ¿Quiere que se lo ponga en una caja o...? –le pregunto con la sonrisa amable aún presente.

—Amm, no será necesario –contesto de inmediato.

—Muy bien ahora vuelvo con el precio –la chica se alejó.

—¿Y eso? –pregunte mirando curiosa a Izan–. ¿Para quién es? –me atreví a preguntar con inseguridad.

—¿Como que para quién? –fingio estar afendido mirándome con los ojos entre cerrados–. Para la única mejor amiga que tengo –añadió formando una gran sonrisa que llago hasta sus ojos.

—Izan no es necesario... –sonreí.

—Si lo es. Quiero tener algo que de alguna forma nos una –me corto y justo en ese momento la chica se hizo presente entregando a Izan las pulseras y el precio que debía pagar por ellas.

Salimos del lugar e Izan me paró.

—Ahora enséñame tu muñeca –me ordeno Izan y yo le obedeci. Con cuidado me puso la pulsera que tenía varios detalles que se  complementaban con la otra pulsera.

De igual forma yo le puse la suya a Izan. Ambos miramos como adornaban nuestras muñecas.

—Son muy lindas –comente uniendo la mía con la de él.

—Por un momento pensé que tal vez no iban hacer de tu agrado –contó con una pequeña risa al final —. De las muchas opciones que vi esta fue la que más me gustó.

—Tienes buenos gustos Llunas –le sonreí guiñandole el ojo divertida.

Él río por lo bajo.

—Si tu lo dices, lo confirmó –me guiño de forma divertida.

Antes de seguir en busca de algo para el regalo decidimos primero ir por algo de comer, si, nos metimos a un Starbucks. Luego de varios minutos fuimos a la tienda de "regalos".

A medida que iba buscando algo una chica a nuestro lado miraba de vez en cuando a Izan, se podría decir que con una mirada algo descarada. Al parecer Izan se dio cuenta pero la ignoro, en cambio yo no pude cuando está empezó a ser muy evidente.

—Hola guapo. Estas muy bueno –le susurro esta al pasar por su lado. No pude evitar soltar una pequeña carcajada al ver la cara de Izan.

—¿Qué paso? –Izan me miro frunciendo el ceño.

—Tu cara –rei mirando a esa chica alejarse hacia la salida–. Cuando te dijo lo que te dijo tu pusiste una cara de ¿susto?, sorpresa, no se, abriste más los ojos –intente explicar sin dejar de soltar pequeñas risas.

—Ja ja muy gracioso –ironizó mientras me miraba negando con la cabeza–. No me esperaba que me diga eso –se defendió.

—En parte –me encogi de hombros–. La chica no se equivocó –comenté mirando algún adorno sin interés.

—¿A si? –dijo desafiante–. Ya lo sabía –sono presumido, pero en un tono de broma–. Y ahora tu también lo sabes después de haberme visto esta mañana –soltó acompañado de una sonora carcajada.

—O no, dijimos que de ese tema no volvíamos a hablar –le recordé con una sonrisa acusadora.

Izan dio un paso hacia atrás temiendo a que le haga algo.

—No, aquí lo te haré nada –aclaré sin borrar mi sonrisa–. Hay muchos testigos –añadi quitando la mirada de él.

Fingio soltar aire de tranquilidad y ahí fue cuando aproveche de lanzarle una liga para el cabello que solo logro chocar en su mejilla y pasarse de largo. Izan se llevó una mano al lugar con su mirada en mi, me tape la boca para no sacar las risas.

—Ohhh no –me lanzo una mirada amenazante –. Ahora no intentes huir –se fue acercándo a mi, yo daba un paso hacia atrás y él dos, hasta que en un abrir y cerrar de ojos Izan me levanto del suelo entre sus brazos.

—¿Qué haces?, ¡bajame! –intente soltar su agarre inútilmente, se aferró más y no tuve de otra que enrollar mis piernas en su cintura para tener más estabilidad y no caer.

—No lo haré, me la debes y no te bajaré –atacó.

—Te cansarás –le advertí.

—No pesas mucho –contraatacó.

—Bien, mejor para mi así no tendré que caminar –sonreí triunfante.

—No iremos a ninguna parte –contestó.

Rei con burla.

—¿Y piensas que nos quedemos aquí? –señale el lugar con la mirada.

—Si –me miro a los ojos desafiandome.

—¿Sabes que esto no es lo más inteligente cierto? –levante una ceja.

—En parte, pero como a ti no te gusta –se encogió de hombros.

—Bueno si, pero no me quejo –fingi haciendo una mueca.

Solto un carcajada a saber que mentía.

Una señora ya mayor caraspeo a unos pasos de nosotros notando que nos miraba de ratos con desaprobación,eso hizo que Izan me bajara evitando ambos de no reír por ese momento incómodo.

—Perdiste –le dije al pasar por su lado e ir en sentido contrario.

—Esto no se terminó –contesto ganándome el paso.















𝐌𝐞 𝐡𝐢𝐜𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora