𝕮𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 25

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Narra _____

Los días fueron pasando, diferentes, porque ahora Izan y yo ya no somos simplemente amigos. Ahora somos novios. Algunas cosas cambiaron, principalmente en la forma cariñosa en la que ahora nos tratamos, muy diferente a la que cuando éramos amigos. En el colegio las personas más cercanas a nosotros se dieron cuenta y nos llenaron de preguntas, fue algo que duró casi una semana.

Izan me citó en un parque el día que me pidió que fuera su novia, me lleno de detalles y con algo de nerviosismo me lo dijo. Fue tan lindo. Como decirle que no.

Algo que me gusta es ver a Izan haciendo lo que más le apasiona y un fin de semana lo acompañe a grabar un nuevo cover: "Un año". Detrás de cámara no dejaba de admirarlo, y de vez en cuando cruzamos miradas e inmediatamente una sonrisa se nos formaba en el rostro. Era muy cliché pero en fin.
Ese día al termino de grabar me dijo algo que nunca olvidaré: "Me encanta verte mientras estoy grabando, encontrar tu mirada y ver tu sonrisa", esas palabras me hicieron sentir inmensamente feliz y en la forma que lo hizo, sincero, con un brillo en sus ojos y su sonrisa. 

Y de igual forma yo le confesé que a mi me encantaba estar ahí, viéndolo hacer lo que más le gusta.

Lo besé, le di un abrazo y así finalizó ese día.

Hoy nos metimos en mi habitación y a insistencia de Izan nos pusimos a jugar en el PlayStation de mi hermano, él no estaba así que me escabulli en su habitación y saque el aparato.

Solo diré que no soy buena para los juegos y obviamente perdi, aunque tampoco le deje el camino fácil.

—Ya es tarde –dijo Izan al finalizar la partida–, creo que me tengo que ir –hizo una mueca divertida y se puso de pie.

—¿Izan? –lo llame y él me miró.

—Dime –se acomodó el cabello y espero a que continúe.

—¿Qué pasa si te digo que te quedes esta noche? –sonreí tímidamente al animarme a hacer esa preguntar.

—Pues me encantaria quedarme –sonrio robandome un beso fugaz–. ¿Pero y tus padres?.

Me encogi de hombros.

—Sabes, no me importa, quiero que te quedes –dije sincera e Izan abrio los ojos más de lo normal. Al parecer sorprendido por lo que dije–. No se pueden enterar, y si lo hacen no creo que me den un gran castigo –añadi.

—¿Segura? –asenti levemente–. Le mandaré un mensaje a mi papá y así no se preocupa –me dedico una sonrisa de lado y saco su móvil para teclear algo en este.

Asenti sonriendo.

—Aún es temprano —hable de repente y me puse de pie—, tengo hambre ¿tú tienes hambre? –le pregunté a Izan.

Él levanto la mirada de su celular.

—Si, me dio hambre –apreto los labios y llevo una mano a su abdomen.

—Bajemos por algo –le dije y salimos de mi cuarto para bajar a la cocina.

Al llegar tome lo primero que vi en la mesa, una manzana, la mordi sin pensar dos veces. Tenía mucha hambre. Me di la vuelta y vi a Izan parado frente a mi con una ceja levantada.

—¿Qué? –rei por lo bajo volviendo a morder la manzana.

—¿Y para mi? –pregunto fingiendo indignación.

—¿Quieres una manzana? o otra cosa –pregunte.

—Me va cualquier cosa –acto seguido se acerco a mi y se agacho un poco para morder la manzana que tenía en la mano.

—¡Oye! Pero ese es mío -le reclamé entre asombro y una risita de por medio.

—Se me antojó –se excuso tapándose la boca para no escupir la manzana al reírse por mi cara.

—Hey –dije al ver como se acercaba para volver a dar otro mordisco a la manzana–. Toma una que esta en la mesa –rei llevando la mano en la que tenía la manzana hacia atrás lo cual hizo que Izan se pegue más a mi.

—Vale –fue lo último que dijo para luego darme un beso casi fugaz, y antes de que se separe lleve mis brazos al rededor de su cuello evitando que lo haga.

Cinco días y se irá a Ibiza, pensar en eso me entristece. Hasta ahora no volvimos a tocar ese tema desde el día que me contó que se iría por vacaciones a Ibiza. No se que pasará en esos días estando separados, aproximadamente un mes y medio.

—Te extrañaré Llunas –susurre con una sonrisa triste.

No dijo nada, pero note que se dio cuenta a lo que me refería y solo volvió a juntar nuestros labios, ahora en un beso más profundo hasta el punto de que nuestras lenguas se encontraron. Jadee en medio del beso y llevé una de mis manos hasta su cabello para enredar mis dedos en este.

Nos separamos un momento para recuperar el aire y ahí aproveche para dejar la manzana sobre la encimera que estaba detrás de mi. Lleve esa mano a la parte del cuello de su camisa para luego rozar con mis dedos una parte de su mejilla y esta vez fui yo quien empezó otro beso, un beso más lento, dulce, tranquilo.

Le mordi levemente el labio inferior e Izan jadeo llevando ambas manos a mi cintura, mi piel se erizo al sentir su tacto y volvimos al beso intenso.

En un impulso me subí encima de la encimera para así quedar más a la altura de Izan.

—¿_____? ¿Qué hacen?

Y mi corazón se paró al escuchar esa voz...













𝐌𝐞 𝐡𝐢𝐜𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora