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La música de moda sonaba por los altavoces del lugar, probablemente se estaba convirtiendo en una amrgada pero ya no se divertía en este tipo de lugares como lo hacía en su etapa universitaria. Cuando recorría los mejores clubs  de toda Europa bebiendo, bailando y conociendo a los hombres y mujeres más bellos de los que podía imaginar.

Ahora solo pensaba en el mejor pretexto para decirle a su amiga Ashley que tenía que regresar a su pen house, tenía ganas de meterse en su cama ver series en Netflix, comer helado y ahogarse en su desánimo.

Pero en cambio sonreía mientras su mejor amiga bailaba sensualmente con un desconocido en la pista de baile, y ella simplemente tomaba su tercer martini de la noche, probablemente podría emborracharse al menos.

No había tenido noticias de Camila desde la otra noche, habían discutido y después lo habían 'solucionado' con sexo, pero aún así sabía que algo pasó entre ellas desde ese día,  ya tres noches sin verla y sentía unas ansias de hablarle y hacer su orgullo a un lado.

Tomó el resto de su bebida, para después hacer una seña a uno de los meseros para pedir otro trago, para martirisarse recordando lo sucedido con la castaña esa noche.

Bajo de su automóvil en medio de un suspiro nervioso, limpiando las palmas de sus manos en su falda de tubo negra, se sentía nerviosa y ansiosa. Tenía que controlarse, porque una parte de ella quería analizar a la castaña está noche, saber cómo reaccionaba después de una noche antes ser una madre y pareja ideal, para después ser una sinica y mentirosa. Pero por otro lado quería gritarle y reclamarle que ya sabía todo, y que pagaría por meterse con ella.

Pero simplemente tenía que recordar una de las frases más trilladas que conocía: la venganza se sirve fría.

Y con eso como mantra tocó el timbre de la enorme puerta, inmediatamente fue recibida por los labios de la castaña, y aunque no hubiese querido, se derritió ante ella, y se entregó al apasionado beso.

Al separarse la castaña la dirigió a la sala principal donde amablemente le ofreció algo de tomar, mientras le platicaba algunos asuntos cotidianos de su trabajo, pero lo cierto es que la ojiverde no podía concentrase en otra cosa que no fuera en lo hipócrita que era la mujer que seguía hablando animadamente, parecía todo en cámara lenta. Camila hablando y sonriendo, mientras ella solo la miraba sin siquiera disimular el hecho de que no le ponía absolutamente nada de atención.

-"Si no querías venir solo lo hubieras dicho" Menciono Camila con el ceño fruncido, pareciendo la primera vez en toda la noche que Lauren realmente le ponía atención.

-"Lo siento, que decías?" Preguntó Lauren fuera de si, Camila rio irónica y asíntio.

-"Que si no querías venir tan solo lo hubieras mencionado. Es obvio que tu mente no está aquí" Repitió Camila sin que pareciera un reclamo ni mucho menos. La empresaria sabía que no estaba haciendo un buen trabajo tratando de parecer normal.

-"Lo siento de nuevo. Es que hoy fue un día difícil" Se disculpo sin mentir acerca de lo difícil de su día, pero sin mencionar que todo era gracias a la castaña frente a ella.

Camila asíntio y la miro de una manera tan tierna que casi hace flaquear los sentimientos de la ojiverde. La castaña se acercó con un sensual movimiento a la espalda de la ojiverde mujer.

-"Eso lo hubieses mencionado desde un principio" Susurro provocaticamente tras su oído, erizando su piel. Dando un ligero masaje en sus hombros que se sintió tan sexual que no pudo evitar el gemido que salió de sus labios.

Tristemente el encanto se rompió cuando la ojimarron comenzó a dejar besos en su nuca, y lo que en otro momento la llevaría al cielo del placer, en ese momento la llevaba al abismo al recordar la noche anterior, cuando esos mismos labios estuvieron sobre la boca de Jenna Collins y quién sabe dónde más.

Delirio Prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora