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-"Enserio no te importa que te haya invitado a comer a mi casa, en lugar de un lujoso restaurante" Mencionaba Camila mientras tomaba un poco de su spaghetti a los cuatro quesos, recién hecho.

Lauren nego tragando una pequeña porción, y gimiendo de placer ante el sabor esquicito que se apoderaba de su boca. Camila no pudo ignorar lo que provocó ese agradable sonido en ella.

-"Por supuesto que no, creo que en ningún lugar podría probar esta delicia" Decía Lauren bastante animada, mostrando en esa gran sonrisa sus dos dientes de conejo, los cuales le parecían bastante tiernos y graciosos a la ojimarron.

-"Coincido en eso, aunque todo el crédito es de Magda, la mujer que me ayuda en la casa y la cocina" Informo Camila amablemente, se veía más relajada que como llego a su oficina, Lauren lo podía notar.

Lauren sonrió de acuerdo, y siguió probando la deliciosa comida, mientras observaba disimuladamente a Camila hacer lo mismo.

-"Tu casa es hermosa por cierto" Halagó Lauren, mirando el pequeño comedor de cuatro sillas, era extraño pero parecía ser el único en todo el lugar, la mesa y sillas en color negro, y las paredes y adornos en tonos blancos y grisáceos. Parecía el color favorito de Camila, o más bien los tonos predilectos de la castaña.

-"Gracias. La primera vez que estuviste aquí, no viste mucho ehh?" Mencionaba Camila pícaramente, haciendo reír a Lauren quien se sonrojo para no variar, pero al parecer poco a poco intentaba acostumbrarse a los comentarios fuera de lugar de la castaña.

Sentía que Camila volvía a ser ella, y eso la lleno de satisfacción.

-"Digamos que ví lo necesario" Regreso con un comentario en el mismo tono de los que acostumbraba la castaña, rematando el mismo con un sensual guiño de ojo que dejó muda a Camila.

Quien la vio con una ceja levantada y una cara de evidente sorpresa. Una sonrisa de medio lado encantadora, fue dedicada para ella, haciendo a Lauren muy feliz y orgullosa.

-"Tal vez deberías ver un poco más" Coqueteo abiertamente la castaña, mirando directamente a esos bellos ojos verdes, pudo notar esa chispa que se encendió en los dos esmeralda ante la obvia insinuación.

-"Bueno en ese..." Estaba segura en devolver el juego con la misma intensidad pero lamentablemente o afortunadamente fue interrumpida por una mujer mayor con un pequeño delantal rojo, la cual supuso era Magda.

-"Lo siento señora Camila, no quería interrumpir" Se disculpaba claramente avergonzada la mujer, pero Camila nego despreocupada.

-"No te preocupes Magda. Que necesitas?" Preguntó en cambio amablemente, sorprendiendo gratamente a Lauren, quien siempre la había visto como se dirigía siempre a las personas con una pequeño aire de prepotencia.

-"Oh ya está su postre listo, quiere que lo guarde o..." Dejó en el aire la última frase, ya que la mujer ojimarron, una vez a la semana , religiosamente le pedía que le preparar aquel especial postre para degustarlo después de la cena; el cual se había convertido en su favorito desde hace unos años.

-"Espera Mag... Lauren te gusta el arroz con leche?" Preguntó Camila bastante entusiasmada, sorprendiendo a las dos mujeres que la acompañaban, incluso para ambas no paso desapercibido el gesto de Camila, de tomar suavemente la mano de la ojiverde que estaba sobre la mesa.

-"Oh ehh… yo nunca lo he probado" Respondió nerviosa la CEO, al sentir la suave palma de Camila sobre la de ella.

En cambio Camila se veía tan tranquila, simplemente sonrió y se dirigió a la otra mujer.

-"Magda sirve dos vasitos por favor" Le dijo Camila con esa sonrisa, que sin duda la mujer que tenía años trabajando con ella, nunca le había visto.

Delirio Prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora