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Para ella siempre el maquillarse y vestirse lo había visto como un ritual, un acto en el cual al terminar ya no era más Charlotte si no la extrovertida y sensual Veneno. Pero hoy todo se sentía distinto desde que se puso ese corset rojo, que aunque la hacía ver espectacular en el escenario, lo cierto es que era terriblemente incómodo; más sin embargo recordaba a la perfección las palabras de la Madame diciendole que la belleza a veces requería sacrificios. Así que sin más tenía que aguantarse, tampoco era mucho lo que podía hacer al estar atada a un lugar como Delirum.

Escucho dos golpes fuertes en su puerta y después sin esperar a que ella diera entrada, ya tenía detrás de ella a la baja mujer rubia quien controlaba todo del lugar.

-"Charlotte que bueno verte de regreso, los clientes están ansiosos por verte" Menciono la Madame con una sonrisa, que lejos de parecer amable, era tenebrosa.

La rubia asintió un tanto decencajada por la visita de la Gerente de Delirum, que raras ocasiones pisaba los camerinos. Generalmente la de baja estatura estaba en su oficina o en el balcón privado de la misma, apreciando el show.

Charlotte tenía que admitir que la detestaba, nunca había sentido buena vibra al estar cerca de ella, más bien era un aura de hipocresía e incomodidad lo que la rodeaba en la presencia de la mujer.

-"Lauren Jauregui a venido a verte" Informo la mujer de nombre Allyson, casi se rio en la cara de la bailarina al ver la cara de sorpresa y el brillo en su mirada cuando escucho nombrar a la empresaria. -"Hablándo de ella, está muy interesada en ti, creo que ya es momento que comiences a sacar provecho de ella" Sugirió la Madame viéndola a través del espejo, Charlotte la vio con signo de interrogación.

-"No estoy entendiendo" Fue sincera la ojiazul, viendo cómo Allyson lanzaba al aire una risa estruendosa y cinica.

-"Vamos Veneno!!! No me hagas reír de esa forma. Sabes a qué me refiero. No eres nueva como para no haberte enterado antes" Explicaba casi con burla la mujer. -"Tu dale a Lauren lo que quiere y tu beneficiate con ello" Decía la Madame como si nada, moviendo los dedos, haciendo la típica señal de dinero.

Charlotte abrió la boca en sorpresa y también con indignación respondió -"Yo no soy una prostituta".

-"No claro que no, pero eres una puta" Declaró amenazante, haciendo que la bailarina tragara grueso -" He tenido paciencia y consideración contigo por ser la consentida del lugar. Pero llevas años aquí y ya es hora como las demás que empieces a pagar piso, yo así le digo" Dijo explicando su broma y riendo ella misma de esta.

-"Que si no quiero? Además está prohibido involucrarse con clientes" Argumento la rubia en su defensa, pero la Madame volvió a negar con aquella sonrisa aterradora que solo ella podía dar.

-"Yo muevo las reglas a mi antojo. Y mientras arriba no sepan, yo mando" Afirmó la bajita mujer -"Así que pregúntale a cualquiera de tus amiguitas las putas cuales son los términos" Menciono la rubia pequeña a modo de despedida saliendo del camerino dejando a Charlotte para que se preparara.

La rubia nego con la cabeza, no tenía que preguntarle a nadie, ella ya sabía de lo que se trataba el 'pago de piso' como le decía la Madame. No era nada más que conectarlas a un cliente importante de el cual las bailarinas se encargaban de exprimir y dar una gran tajada a la rubia, básicamente las prostituia por debajo del agua, sin que los dueños de Delirum se enteraran.

Y ahora ella tenía que hacerlo con la ojiverde para seguir trabajando. Ella sabía que no tenía otra opción, y claro que le encantaba la CEO de Jag Telecom, pero esa no era la forma en la que quería acercarse a ella.

Por supuesto que no.

***

Sus ojos verdes no dejaban de ver a la mujer pelinegra que se movía sensualmente, dominando plenamente todo el escenario y volviendo loco a todos los presentes.

Delirio Prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora