Mi mejor amigo y dos putos fuckboys de mierda. Genial, genial, mis veintidós años habían comenzado muy bien.
¿Que iba a hacer, Dios? Estaba en una encrucijada terrible, en una pelea con mi mejor amigo por amor, en medio de juegos con Chris y una traición hacia mi amiga por Hero. Si esto continuaba, iba a terminar muy mal. Probablemente sola.
—... Estoy dispuesto a pasar por encima de quien sea para tenerte. Estarás muy enamorada de mi, te lo aseguro.
Sacudí la cabeza alejando ese recuerdo de mi mente, pero por más que trataba de evitar mis sentimientos, el beso con Hero hacia lo contrario. Me había gustado y mucho. No estaba a discusión, era una terrible amiga con Sally por permitir esa clase de cosas.
—Me gusto. Y quiero más...
¡Agh, maldito cerebro! ¿Que iba a hacer con este otro pendejo?
No había salido de mi habitación para absolutamente nada. Ni siquiera para almorzar porque unas botanas que habían quedado la noche anterior me bastaron para llenar mi estómago lleno de nudos y angustia.
No quería levantarme de mi cama, no quería salir, no quería enfrentar la realidad que estaba viviendo, pero había prometido ir a esa estúpida fiesta. Así que resignada y con el horario al cuello, me levanté, fui a las duchas y me vestí con lo más sencillo que encontré: unos jeans rasgados y un suéter púrpura.
—¿Vas a salir? —me pregunto Tammy. Estaba clavada haciendo un ensayo.
—Si. A la fiesta de la fraternidad —mis pocas ganas de notaban en mi voz.
—¿Así vestida? —la mire mal y ella levantó las manos en defensa —. Solo digo, te vez muy bien... —nótese el sarcasmo.
—Como sea. Solo arreglaré un par de cosas...
La puerta se abrió dejando ver a una Sally completamente preciosa, más comparada a lo fachosa que estaba yo.
—Zoé —dijo mirándome mal —, quiero verte en un lindo vestido, ahora.
—No quiero —me queje —. Por favor, déjame ir como se me de la gana, ¿si? En la próxima puedes hacerme esos... rulos en el cabello tanto como quieres...
Mi mejor amiga entrecerró los ojos pero me aprobó a regañadientes.
—Está bien, pero es una promesa...
Una promesa...
Habíamos prometido jamás meternos con los novios o los ligues de la otra. Mierda.
Deje que mi mejor amiga me tomara de la mano, se despidió de Tammy rápidamente y salimos de la habitación. Pensé que fuera nos esperaría un taxi pero casi doy varios pasos atrás cuando vi el auto de Finn. Dios mío, Finn, hace unos días no lo veía y se notaba que estaba bien, que no le dolía la situación tanto como a mí.
—Hola chicas —saludo entrando al auto para conducir.
—Finn... —llame.
—Hablaremos luego —sentenció.
No sabía si sentirme bien o mal por su voz cortante o por qué me había dado una oportunidad. Sally me miró con comprensión y asintió con la cabeza. Finalmente nos subimos al vehículo y emprendimos marcha de nuevo hacia esa horrible fraternidad. No estaba lista para esta noche.
Al llegar, Sally salió diciendo que iría en busca de Hero y me dejó a solas con Finn aún en el auto.
—No tengo nada más que decir que lo siento —dije —. Y si no aceptas mis disculpas, entenderé. Siento que no las merezco después de todo.
—Yo me di cuenta de que... no soy tu dueño Zoé, ni tu novio ni nada que se le parezca y no tengo derecho a juzgar tus decisiones...
—Pero yo no quiero estar con él. Me contaron algo que... no creo sea fácil de perdonarle.
—Eso lo decides tú, Zoé. Solo quiero que no cometas esa clase de errores de nuevo porque simplemente no quiero verte sufrir. Si eres lista, sabrás lo que te conviene y lo que no...
—Perdoname...—no sabía que más decirle.
—Acepto tus disculpas, guapa —sonreímos.
—¿Ahora puedes llevarme de vuelta a la residencia? —sugerí. Finn rió.
—No, vamos a divertirnos un rato, amargada. A veces desearía que tuvieras el mismo entusiasmo que tiene Tammy.
—Calla boca.
Salimos del auto y un poco más animada decidí que era mejor estar al lado de Finn, evitar tentaciones y pasarla bien.
Nos acercamos a un grupo de chicos que estaban en el descuidado jardín y empezamos a hablar por encima de la música y a beber un poco, hasta que me acordé de Sally.
—No he visto a Sally desde que salió del auto, ¿se habrá ido? —le pregunté a Finn.
—No lo sé, no creo. ¿Quieres ir a buscarla?
—Yo iré, volveré con ella. No te preocupes.
Me beso tiernamente la frente y sonrió. Di media vuelta y seguí el camino hasta la casa. Dentro había un desastre total, había una pareja que estaba a punto de follar frente a todos. Dios mío, en donde me he metido. Sigo mi camino buscando a Sally por todas partes, rezo a que no esté con Hero y que tampoco tenga que encontrarme con Chris. Esta noche no quiero problemas.
No veo a Sally en la planta baja de la casa y mi última opción está en el segundo piso donde solo hay habitaciones. Golpeó cada una de las puertas buscando a Sally pero lo único que oigo son gemidos.
Dios, parecen conejos...
Llegó a la última habitación que está en ese pasillo y noto que es un baño. Me dan un montón de ganas de orinar al acto porque la cerveza siempre me pone así. Y entonces abro la puerta...
La buena noticia es que encontré a Sally.
La mala es que está con Hero. Cogiendo.
—¡Oh Dios mío, lo siento, lo siento! —grito tapándome los ojos con una mano y cerrando la puerta con la otra.
Siento la sangre en las mejillas y no puedo apartar la imagen de Sally apoyada en la pared con las piernas al rededor de la cintura de Hero, llena de sudor y con la boca abierta. Y a Hero, sus labios muy cerca de los de su compañera y con el culo al descubierto.
Genial, lo que me faltaba...
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De Amores Y Amigos A Los 22 [✓]
Ficção AdolescenteZoé tiene veintidós años, dos mejores amigos, tres amores y una historia que contar. Muchas cosas pasan a los veintidós.