4. Finn Miller

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No pude evitar mirar a Sally como si estuviera loca.

Bueno, está un poco loca...

—¿Y que tiene que ver esto con lo otro? —pregunté.

—Ay Zoé, amo tu inocencia —me miró con ternura —. Es obvio que está confundido y trata de alejarse de ti para darse cuenta de que lo que siente es en serio.

—Primero: creo que la medicina que tomas para la migraña te está petando el cerebro y segundo: es ridículo que sea por eso, Finn y yo solo somos muy buenos amigos.

Conocí a Finn gracias a que, en mi llegada a la universidad y a la residencia, él ofrecía sus poemas y una membresía para su club de lectura. Nos volvimos casi inseparables y luego de un mes llegó Sally quien reforzó la amistad entre los tres. No podría considerar a Finn algo más, es un muy buen amigo y le estoy eternamente agradecida por las tantas cosas que ha hecho por mí. Pero no, lo que decía Sally era ridículo.

—Bueno, pues yo creo que... —dijo Sally.

—Shh.

Una cara conocida entro a la cafetería, se trataba de nuestro buen amigo Finn: un chico muy alto de contextura delgada y lentes que hacían mas grandes sus ojos color marrón oscuro. Siempre vestía de negro, parecía emo.

—Hola chicas guapas —dijo besando la mejilla de Sally.

Me beso la frente largamente y Sally me miró con una advertencia, fruncí el ceño y negué suavemente con la cabeza. Él siempre era así conmigo, era solo un gesto cariñoso.

Finn se sentó a mi lado y me robó una papa frita.

—¿Por qué tardaste tanto? —pregunto Sally.

—Espere su mensaje después de clases y como no llego supuse que estaban en otros asuntos. Había venido para almorzar solo —hizo un puchero.

—¿Como? ¿No estabas en tu club de no sé qué? —pregunté.

—Si, pero terminamos pronto.

—Siempre tenemos que esperarte horas por ese club y hoy que no te enviamos mensaje ¿terminas pronto? —acusó Sally.

—Lo siento, no pensé que fuera a acortarse tanto.

—Como sea —intervine —. Porque no ordenas algo para almorzar. ¿Cómo han ido tus clases, ñoñito?

—Mira quién lo dice —me pellizco la nariz con ternura —. Han estado bien, un tanto aburridas, ya sabes...

—Consigan un cuarto —grito Sally —. Me siento excluida —reí.

—Ok, ¿Por qué no le cuentas a Finn sobre tu nueva víctima? —le dije.

—¿Nueva víctima? ¿Tan pronto?

—Y él se le ha acercado a hablarle...

—Eso es un récord para nuestra querida zorra amiga, Sally.

—¡Ey! Soy zorra pero tengo dignidad. Además, estoy dispuesta a dejar a mis otros ligues por conseguir a ese manjar... —reímos.

La mesera que nos había atendido antes le tomo la orden a Finn y volvió a su puesto de trabajo.

—¿Por qué no le cuentas tú sobre tu encuentro con Chris? —me dijo Sally.

—¿Que? —dijo Finn con el ceño fruncido.

—Solo me dirigió la palabra... —contesté rápidamente.

—¿Que te dijo?

"¿Que tal si tú tomas las muestras y yo hago el informe?" —trate de imitar la voz de Chris pero aún así restándole importancia.

—Le estaba diciendo a Zoé que debe arriesgarse si quiere algo con Chris...

—Zoé no es como tú —en la voz de Finn note que empezaba a enojarse.

—Parece que no la conocieras —mire mal a Sally. Me estaba metiendo en una encrucijada.

Finn se rasco la cabeza incómodo.

—¿Podríamos hablar de otra cosa? —preguntó.

Sally se encogió de hombros lanzándome otra de sus miradas, pero yo no podía ver nada en esta situación, el comportamiento de Finn era normal, también lo hacía con Sally algunas veces. Estaba paranoica.

Para alivio de Finn, cambiamos de tema y acordamos en salir a tomar un café después de finalizadas las clases. Tenía que ir a la habitación de la residencia y estudiar algunas cosas para las materias del día siguiente.

Las clases terminaron conmigo agotada, pero fui al encuentro con mis amigos para relajarme y tomar el café.

—Bueno chicos, tengo que irme a estudiar y descansar un poco... —dije levantándome del pequeño banco del café.

—Es jueves —reprochó Sally —, deberíamos hacer algo divertido.

—Es jueves —puntualice —, no viernes. Seré toda suya el viernes, lo prometo pero tengo cosas que hacer.

—Aburrida —dijo y yo le hice un gesto con el dedo.

—Te acompaño —anuncio Finn también levantándose.

—¡Bien! Todos déjenme sola —grito Sally fingiendo indignación.

—No seas dramática —sonrió Finn.

—Adiós doble S —la despedí.

—¡Te he dicho que no me llames así!

Reí junto a Finn y empezamos a caminar juntos hasta el edificio de la residencia. Hablamos temas al azar por el camino hasta llegar a mi habitación. Dentro se escuchaba música alta, mi compañera estaba allí.

—Que horror —comento Finn.

—Si te acostumbras, no tanto —reímos.

—Nos veremos mañana, Zoé. Descansa.

—Vale. Igualmente.

Me despidió de beso en la mejilla y sonrió antes de salir pasillo abajo. Abrí la puerta y vi a Tammy recostada en su cama tarareando la canción que sonaba a todo volumen. Sonrió al verme y le bajó a la música.

—¡Zoé! ¿Qué tal las clases? —dijo.

—Agotadoras. ¿Qué tal la fiesta?

—Increíble. Hace falta tu presencia en ellas...

—He estado un poco ocupada.

—¿Lo pensaras para mañana?

—Lo pensaré.

Tammy y yo solo llevábamos una relación de compañerismo por el tema de compartir la habitación. Muchas veces no nos saludamos por qué a veces no estaba en la habitación. No podría considerarla una amiga, pero era muy buena compañera.

Me senté frente al escritorio y deje escapar el cansancio en un suspiro. Mañana sería un día agotador.

De Amores Y Amigos A Los 22 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora