11. Y Éste ¿Qué?

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Lunes.

Voy corriendo por los pasillos de la universidad, con las manos llenas de hojas y carpetas para presentar un informe importante. ¿Por qué cuando tienes prisa todo el mundo se te atraviesa?

Afortunadamente llegó a la clase antes de que empiece. Supongo que el profesor está harto de que llegue a tiempo y le dañe el discurso de bienvenida.

La noche anterior no había podido dormir bien por pensar en Chris y en Finn. Mi vida sentimental se estaba complicando, como si al apagar las velas en mi cumpleaños hubiera pedido eso como deseo.

En el tiempo medio de las clases hay un pequeño receso pero no tengo tiempo de ir a ver a Sally y tomarme un café porque tengo más cosas que hacer y una de esas es buscar un trabajo que deje en mi habitación.

Afortunadamente no tengo clase de química, por si se lo preguntan, pero supongo que no puedo atrasar lo inevitable.

¡Obviamente quiero tener sexo con Chris!

Ok, me calmo.

Aquel pensamiento me hace sentir mal con respecto a Finn. No sé qué hacer con respecto a él.

Dejó de pensar en esas cosas porque me estoy mordiendo mucho el labio y puede sangrar. Me concentro en lo que tengo que buscar.

Llegó a mi habitación y dejo mis cosas a un lado mientras tanto. Abro el escritorio y empiezo a buscar el trabajo que tengo que entregar si o si. Mis uñas son largas y es fácil clavarme astillas pero no me importa... Hasta que una me hace saltar.

—¡Mierda! —susurro con ganas de gritar.

No es una astilla, es un puto tronco que se me ha clavado entre la uña y tengo miedo al sacarlo. Leves gotas de sangre empiezan a ensuciar el suelo. Tengo lo que llaman "sangre escandalosa".

Hago muecas de dolor cuando la saco y afortunadamente no es muy profunda pero si sangra lo suficiente.

No tengo tiempo para esto y una vez hallado el trabajo no me queda de otra que curarme después. Estoy retrasada con la entrega.

Sacudo la cabeza y tomo mis cosas con cuidado de no manchar todo de sangre. Tengo que llevar mi mano derecha lejos de mi porque aún duele y no dejan de caer gotas.

Salgo al pasillo y camino lo más rápido posible.

—¡Estás ensuciando todo!

Me giró hacia la voz y es Hero con otro chico.

Dios mío, esos ojos me van a volver loca, su semblante. Todo. Aquellos bonitos ojos me miran divertidos y él señala a la aseadora que acaba de trapear justo por donde yo pase, le he dejado pequeñas gotas de sangre sin querer.

La señora me mira con cara de pocos amigos.

—Lo siento —sigo tomando mi mano herida.

Noto que Hero se despide de su amigo y se dirige a mi.

Jesucristo...

—Ven...

Sin más que decir, Hero me toma de la otra mano y me guía a no sé dónde. Obviamente me resisto.

—¿Que haces? Tengo que entregar este informe rápido... —le digo sólo mirando su espalda porque no me muestra más.

Hero no me responde y noto que vamos hacia los baños. No tiene el mínimo tacto, ni delicadeza, ni siquiera me habla. Llegamos al baño y prácticamente me empuja de espaldas hacia el lavamanos. Lo miro extrañada.

—Si Sally te ha hecho algo, no es mi culpa —le digo.

—Dame...

Extiende su mano para que yo pueda darle la mía lastimada. Parece serio con solo una simple clavadura de astilla pero no dejo de ver sus perfectas facciones, es igual o más lindo que Chris. Sally tiene excelentes gustos.

Sus cejas se unen mientras mira mi dedo de un lado a otro. Sus labios se entreabren y por un momento quiero que me bese el dedo.

¿Que carajos me pasa? Ja ja ja.

Me sorprende cuando de su maleta saca unas pinzas para las cejas y señala mi dedo. Llevo mi mano a mi pecho aterrada y me alejo un poco.

—¿¡Que haces!? —pregunto en pánico.

—Tienes una astilla clavada en el dedo... —dice natural.

—Eso no es cierto, yo saqué la astilla.

—No seas terca, acabo de verla. Estudió medicina, relájate...

Sus ojos me inspiran confianza y vuelvo a tenderle mi mano.

—¿Estudias medicina? —le pregunto —. Escuché a Sally que te conoció en el proyecto de teatro.

—Lo tomo solo por los créditos...

Sin dejarme si quiera analizarlo, Hero tira de las pinzas y saca la astilla que había quedado allí. No puedo evitar gemir de dolor.

—¡Que mierda! —grito. Hero sonrió. Que sonrisa tan bella —. No te rías...

—No lo hago. Solo me imagino a mi paciente gritando eso en el consultorio —no puedo evitar reír.

—Que paciente tan grosera.

Me muestra su sonrisa de medio lado y guía mi mano hasta el lavamanos para lavar la herida, luego de su mochila, saca una pequeña curita y la pone en mi dedo. Me sorprende cuando besa el dorso de mi mano.

Lo miro apenada.

—Parece que siempre estás preparado —le digo sonriendo.

—Siempre puede haber alguna chica que se haya astillado el dedo por ahí...

—Pues me alegra haber sido tú paciente —cuelgo mi mochila en hombros.

—Y a mi tú doctor —sonrió.

Dejó de respirar cuando su mano acaricia mi mejilla con devoción. ¿Que está haciendo? Él sale con mi mejor amiga.

—Que lindos ojos tienes, Zoé —susurra. Trago grueso.

—Si, pues... los de Sally son mejor.

Me alejo de él a paso apresurado pero su voz me detiene cuando estoy a punto de cruzar la puerta.

—Lo dudo. Pero bueno, supongo que tenemos opiniones distintas...

Me giró hacia él de nuevo.

—Por cierto, ¿que haces aquí? Creí que hacías parte de la fraternidad —me crucé en brazos.

—Estoy planeando mudarme a la residencia. Hay una chica aquí que me interesa...

Un mensaje subliminal es enviado a mi cabeza cuando me guiña el ojo y lo miro como si estuviera loco. Finalmente sacudo la cabeza y salgo casi corriendo del baño.

Demonios, lo que faltaba.

De Amores Y Amigos A Los 22 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora