Una semana.
Una semana había pasado sin tener más noticias de mis tres fuckboys, ni de Sally, ni siquiera de Tammy porque se había ido de viaje con su familia, aprovechando que ya habíamos entrado en vacaciones de invierno.
Me sentía tan sola sin ella, pero no me atrevía tampoco a hablarle a Finn para no demostrar interés aunque me estuviera muriendo. Tampoco le había contestado el mensaje a Chris porque lo que había pasado en la casa de su familia había sido un desliz, un revuelto de hormonas.
Tampoco me atrevía a acercarme a Hero porque, siendo sincera, estaba aterrada por lo que pudiera hacer. Por eso mantenía encerrada en mi habitación, leyendo, viendo alguna película o simplemente durmiendo. La comida la pedía a domicilio. Si, de ese tamaño era mi miedo.
Fuera había una capa de nieve cubriendo todo, lo que me daba nostalgia pues recordé la primera vez que mi familia y yo, recién llegados de Colombia, habíamos jugado con la nieve, jamás la habíamos visto ni sentido y fue un día grandioso.
Sonreí nostálgica y cerré la cortina para tener un poco más de oscuridad y meterme de lleno en la película que veía.
Estaba por quedarme dormida sin pensarlo, cuando un sonido en la puerta me alertó. Había estado viendo películas de terror y me asusté, así que solo levanté la cabeza para ver que había sido.
No había nada.
Encendí la lámpara del escritorio y solo vi un sobre al lado de la puerta.
¿Que mierda?
Me levanté lentamente quitando las mantas de mi cuerpo y tome el sobre que tenía mi nombre en el. Lo abrí con cuidado.
"Ven a mi habitación está noche. 7pm en punto, ni un minuto más, ni un minuto menos. Si no vienes o te tardas, asumiré que quieres que irrumpa en tu habitación.
Estás advertida.
Hero"
Puse cara de indignación. ¿Como se le ocurre amenazarme de esa forma? Como si le tuviera miedo.
Bueno, si, un poco...
Era mejor enfrentarlo que esperar a que me hiciera quién sabe que en mi habitación. Tuve una idea: allí podría cambiar los papeles en su juego.
¿Quieres jugar, Hero? ¡Juguemos!
Cinco minutos para la hora indicada. Suspiré cansada y me puse una bata azul marino sobre la pijama que tenía, se componía de unos shorts y una simple blusa, además de unas calentadoras en mis piernas por el frío.
Antes de salir, note que Tammy tenía un disfraz extraño de policía colgado fuera de su armario. Las esposas que colgaban de él se vieron tentadoras en ese momento.
Salí al oscuro pasillo de la residencia y tragando grueso baje hasta el piso de la habitación de Hero.
Lo pensé bien antes de tocar pero si no lo hacía me llamaría cobarde y no podía permitirle eso.
Como no abrió la puerta, rodé los ojos y giré la perilla. Lo vi recostado en su cama, sus ojos cerrados y sus brazos detrás de su cabeza. Cerré la puerta con fuerza tras de mí para despertarlo pero me quedé allí de pie. Ni loca me acercaba.
—Hola —sonrió.
—¿Que quieres? —rió.
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De Amores Y Amigos A Los 22 [✓]
Novela JuvenilZoé tiene veintidós años, dos mejores amigos, tres amores y una historia que contar. Muchas cosas pasan a los veintidós.