15. Seducción (+18)

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10:30pm.

Me ha traído al apartamento. Como el guardia no está afuera, prefiere acompañarme hasta la puerta de mi habitación. No quiero que se vaya pero no tengo manera de pedírselo. Saco las llaves y abro. Enciendo las luces y me quito los tacones.

—Gracias por prestármelo. — le devuelvo el saco del traje que me ha puesto sobre los hombros por el frío.

—No es nada.

— Y gracias por el vestido y lo demás, pero...creo que la laptop y teléfono es demasiado.

—Lo dije en la nota: sin quejas. Los vas a necesitar.

—Es demasiado. Ya has hecho bastante por mí.

—Y podría hacer más. — me da esa seductora mirada que me pone nerviosa. — Pero desgraciadamente esta fue nuestra última cena, ¿no? — quisiera gritarle que no, pero no tengo el valor. Mi silencio le dirá todo lo contrario. — Lo supuse. Buenas noches, Melanie. — parece decepcionado.

Se da la vuelta y camina hasta la puerta.

Mis pies dan un paso hacia adelante, como si quisieran detenerlo pero algo me detiene. Aprieta la manija de la puerta y se queda inmóvil aun dándome la espalda.

—No. No huiré más de esto. — caminamos hacia el otro simultáneamente y colisionamos nuestros labios en un intenso beso. El contacto de sus labios con los míos es como una explosión de estrellas en el extenso y oscuro universo. Justo en ese momento, cierro los ojos y me olvido de todas mis preocupaciones. Enreda su lengua con la mía y acaricio su nuca con una de mis manos. Me levanta, enredo mis piernas alrededor de su cintura y camina hasta la habitación. Me recuesta suavemente en la cama mientras sigue besándome y acariciando toda mi piel. Hunde su cabeza en mi cuello y sus húmedos labios me vuelven loca.

Estoy demasiado excitada.

Me quita el vestido y se desliza hasta mis pezones para jugar con ellos con su lengua. Son demasiadas sensaciones a la vez. No me avergüenza estar desnuda frente a él, solo siento seguridad. Se hinca en la cama y se quita la camisa. Pasa su mano desde mis senos hasta mi vagina con sutileza.

—¿De verdad quieres esto? Puedo esperar. — gatea sobre la cama hasta tocar su cara con la mía.

—Yo no quiero esperar. No puedo esperar. — aprieto su cabello.

—Si hacemos esto no voy a poder parar. — besa mi cuello.

—Entonces no pares. Tienes mi consentimiento. — me muerdo lo labios. Estoy completamente segura de esto.

Vuelve a bajar y me quita las bragas.

Abro las piernas y su boca se adueña de ella. Es un experto, se nota. No puedo evitar retorcerme en la cama con sus ágiles lamidas y caricias en mis piernas. Mantiene mis piernas separadas para que no pueda interrumpirlo y aprieto su cabello mientras me encorvo. Jamás pensé que el sexo oral se sentiría así.

Minutos después, se aparta.

Se quita los pantalones junto con el bóxer, dejando su pene a plena vista. Es tan pálido como él y muy grande. Las venas brotadas se le ven exquisitas, incluso es mejor de lo que vi en esos videos de pornografía a los que una vez me metí por curiosidad. Pero ahora tengo mucho miedo de cómo se sentirá. ¿Me dolerá? ¿Me lastimará? ¿Se sentirá igual que...Frank? No quiero recordarlo en este momento pero es inevitable.

Rompe un condón con los dientes, lo saca y se lo coloca perfectamente. Lo observo con atención para saber cómo hacerlo después. Vuelve a colocarse sobre mí y roza su glande unos segundos sobre toda mi vagina. Lo está haciendo a propósito. Quiere volverme loca. No puedo ni siquiera abrir los ojos, es demasiado intenso. Puedo sentir cómo entra poco a poco en mí, los primeros segundos parecen ser más difícil pero lo logra cuando hace un poco más presión. Arqueo la espalda al momento en que lo siento completamente dentro de mí.

Se me estremece todo el cuerpo.

Los primeros segundos son incómodos, pero poco después, lo disfruto. Entra y sale de mí seguidamente sin parar. Me estoy volviendo loca. Esto se siente incluso mejor de lo que una vez me imaginé. Me acaricia las piernas, elevándolas hacia arriba sin que toquen la cama y las enredo en su cintura. Sentir tantos placeres a la vez, me hace temblar sin piedad.

Empieza lento y sigue rápido.

Cuando intento tocar su pelo, me aparta las manos y las sujeta contra las sábanas. Mantenemos el contacto visual mientras me hace suya y borra todas las heridas de mi cuerpo con sus caricias. Me muerde los labios y lame mis orejas. Se me eriza toda la piel y siento que algo caliente me sube a la cabeza. Una fuerte ola de calor. Con sus grandes y delicados dedos, me masajea el clítoris mientras sigue dándome embestidas con mucha fuerza y rapidez. ¡Dios! ¡Ya no puedo más! Siento muchos deseos de orinar y estoy retorciéndome como maniática debajo de él.

—Déjalo salir. Córrete conmigo. — me susurra. No entiendo lo que dice hasta que lo vivo. Empiezo a temblar y pierdo el control de mi cuerpo. Un intenso escalofrío recorre todo mi cuerpo y dejo salir todo de mí.

Suelto un intenso gemido de placer.

Está como un tomate de rojo y estoy segura de que estoy igual o peor. Nuestra respiración choca mientras tratamos de recuperar el aliento. Sale de mí y se recuesta a mi lado. Minutos después, se levanta, se quita el preservativo y va al baño.

Voy tras él.

Prepara la bañera con mucha espuma y entra en ella.

—Ven, entra conmigo. — me extiende su mano para ayudarme a entrar sin resbalarme. Aún estamos completamente desnudos. Me sujeto el cabello en un copete y me recuesto en su torso mientras dejamos que la espuma burbujee a nuestro alrededor.

Me siento muy desestresada.

—¿Te quedarás a dormir? — juego con la espuma.

—Tengo que trabajar mañana.

—Puedes irte desde aquí. Te prepararé el desayuno.

—Yo no desayuno. Solo tomo café.

—Te prepararé café entonces. — sonríe. — Puedes ponerte el mismo traje o ir a tu casa por uno nuevo.

—¿Quieres que me quede?

—Sí. — asiento con la cabeza y volteo para verlo.

—Está bien. Me quedaré. — sonrío y le doy un tierno beso. 

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