31. La visita.

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Melanie Cross.

Estoy de regreso en mi apartamento, procesando y tomándome todo con calma por mi bienestar. Al menos el trabajo con James me ha distraído un poco, aunque sigue actuando de manera extraña algunas veces. Acabo de lavar y secar toda la ropa sucia que tenía. Las coloco sobre la cama y comienzo a doblarlas.

Suena el timbre.

Cuando abro la puerta, me quedo boquiabierta al ver a la madre de Jack.

—¿Tu debes ser Melanie, cierto? — tiene la misma voz dulce que por teléfono.

—Sí, soy yo.

—¿Puedo pasar? Me gustaría conversar un poco contigo.

—¡Por supuesto! ¡Pase! — me aparto para que entre y nos sentamos en los muebles. — ¿Le ofrezco algo de tomar? ¿Café, té, refresco? — estoy un poco nerviosa.

—No te preocupes, estoy bien.

—¿Y....a qué debo su visita? — me siento frente a ella.

—Bueno, hablamos por teléfono y dije que quería conocerte algún día. Jack me facilitó tu dirección y vine hasta aquí. Espero que no te moleste.

—No, no se preocupe. Hizo bien. Yo también quería conocerla. — recuerdo las cosas que mi padre le hizo y me siento avergonzada. — Por cierto, lamento muchísimo lo que mi...lo que Richard le hizo, yo...

—Déjalo, está bien. — me interrumpe. — No pasó nada que no me deje dormir por las noches. — sonríe. Ahora sé de quién Jack sacó esos ojos. Tienen la misma intensidad del azul en ellos.

—¿Y cómo está?

—Bien, algo perdida. Siempre que vengo a esta ciudad es así. Pienso quedarme permanentemente. Jack tiene miedo de que algo vuelva a pasarme y me pidió mudarme en su casa, así que supongo que me verás más a menudo.

—¡Vaya! Qué gran noticia. Es bueno que la tenga cerca. A veces siento que pasa mucho tiempo solo.

—Él es así. Es muy solitario. Pero tiene un enorme corazón, es solo que deja que pocos entren en él. — eso lo tengo muy claro. — Pero he notado que contigo es diferente.

—¿Por qué lo dice?

—Veo la manera en la que brillan sus ojos cuando me habla de ti. — ¿le habla tanto de mi a su madre?

—Seguramente es porque...soy un caso que aún debe resolver. Cuando me conoció, estaba en una situación difícil y me ayudó. Su gente abrió toda una investigación de mí y toda mi familia.

—Sí, él me contó algo de eso. Haré una cena esta noche en casa, me gustaría que vinieras. Así relajamos las tensiones.

—¿Esta noche? Es que no creo que...

—No acepto un no por respuesta. Me has caído bien y después de todo, estuve en casa de tu padre por muchos días. Quisiera conocerte un poco más, como a él.

—Es que...no creo que a Jack le agrade verme.

—¿Bromeas? Lo que más desea es volver a verte, pero esto no lo hago por él, lo hago por nosotras. No tengo muchas personas con las que hablar por aquí y ya que me quedaré, me gustaría hacer amigas. — se levanta. — Por cierto, Jack te mandó esto. — coloca una caja sobre la mesa.

—¿Qué es? — tengo curiosidad.

—No lo sé, ya verás después. Entonces... ¿vendrás a cenar con nosotros?

—No estoy segura pero... le avisaré.

—Aquí tienes mi número de teléfono. — lo anota en un papel. — Llámame a la hora que sea, no hay problema. — es tan amable. No entiendo cómo su hijo parece ser todo lo contrario algunas veces.

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